La precariedad tiene cara de mujer, de joven, de inmigrante, en lugares como Canarias, Andalucía, Murcia, Extremadura, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares.
Entre las formas de movilización y conflictividad, la huelga es una herramienta que siempre se ha demostrado particularmente poderosa y que recientemente ha sido objeto de ciertas polémicas.
La creciente desigualdad y la disrupción en la distribución equitativa y eficiente de la riqueza tiene que ver sobre todo con el debilitamiento del poder de negociación de las trabajadoras y trabajadores, promovido, en nuestro caso, por reformas laborales como la del PP.
Tampoco, que sepamos, hubo ninguna detención por este grave acto de violencia política, porque, como venimos denunciando desde hace tiempo, el fascismo goza de total impunidad, y esa impunidad la están mostrando en las calles.