Sumar es un partido que se está quedando colgado en el vacío, ya no está protegido por la inteligencia ideológica de Podemos ni está amparado por el poder del PSOE.
Por Lucio Martínez Pereda | 31/03/2024
El temor producido por la reactivación política de Podemos ha empezado a surtir efecto: desde hace un mes Sumar se ha visto obligada a desabrazarse del PSOE e intensificar el contenido izquierdista de sus mensajes. Ahora les queda por resolver otro error: tienen que reducir aún más la excesiva presencia mediática del Yolandismo. Les queda por afrontar otra cuestión menos importante pero que también cuenta: cambiar el nombre de la plataforma: la expresión Sumar está aplastada por un excesivo peso de ridículo en redes.
Espero que no se quejen de mi: son consejos que les brindo desinteresadamente. Ahhh y otra cuestión: tienen que evitar que sus colores corporativos recuerden a los antiguos helados de cucurucho de nata y fresa.
La señora Díaz ya parece haber caído en la cuenta de las graves consecuencias que tiene para su partido una política sostenida casi exclusivamente en el personalismo y en la búsqueda del paraguas protector del PSOE. Además hay que tener en cuenta que las promesas que Yolanda Díaz le ha hecho al presidente del gobierno -amansar a la izquierda y volverla pastueña- no ha sabido ni podido cumplirlas. Yolanda ya es consciente de que empieza a ser un grano molesto para “Pedro”. Una vez que Yolanda recibió el encargo de liquidar a Podemos y fue incapaz de cumplir la misión, su existencia política ya tiene poco interés .
La imagen de la señora Díaz, además, ha empeorado muchísimo: ha pasado de ser simpática a ser antipática. Hay una saturación en la opinión pública de un personaje que no paraba de repetir los mismos latiguillos y cuando estas dos cosas suceden simultáneamente resulta tarea muy difícil, por no decir imposible, resucitar a un líder político. La señora Díaz es también consciente de que ha entrando en un peligroso estado de orfandad. Sumar es un partido que se está quedando colgado en el vacío, ya no está protegido por la inteligencia ideológica de Podemos ni está amparado por el poder del PSOE. Esa orfandad empieza a ser también el denominador común de sus votantes: el proyecto personalista e hipermarquetizado de la señora Díaz destruye las señas de identidad tradicional de la izquierda sin sustituirlas por unas nuevas: Díaz deja al votante de izquierdas desfundamentado y desconcertado, sin darles nada a cambio. Ahora – cuando es factible pensar que es tarde- en Sumar han caído en la cuenta de la peligrosa combinación de todos estos problemas. Para finalizar, insisto: tienen que cambiar de nombre, quitar a la señora Díaz de la dirección y fulminar sus colorines corporativos de helado de nata y fresa.
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