Suecia traiciona el desarme nuclear por entrar en la OTAN

Después de solicitar la membresía de la OTAN, Suecia ya no firmará la declaración sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de las armas nucleares que respaldan 145 países en el mundo.

Por Marcus Jönsson | Proletären

En los últimos días, los estados miembros de la ONU se reunieron en Nueva York para discutir el acuerdo de no proliferación de armas nucleares de 1968. En relación con esta cuestión, 145 estados apoyaron una declaración sobre las catastróficas consecuencias humanitarias de las armas nucleares. Suecia no lo hizo.

En un artículo, los representantes de tres organizaciones pacifistas (Médicos Suecos Contra las Armas Nucleares, la Asociación Sueca de Paz y Arbitraje y la Asociación Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad) señalan que es la primera vez que Suecia no firma la declaración desde que los socialdemócratas llegaron al poder en el gobierno en 2014.

La declaración forma parte de la llamada iniciativa humanitaria contra las armas nucleares y entre los firmantes se encuentran los estados con armas nucleares reconocidas (EE.UU, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China) así como todos los países de la OTAN.

Dado que la OTAN se basa en su poder nuclear, se ha vuelto imposible para Suecia firmar cosas tan obvias como que la comunidad internacional debe responder a las catastróficas consecuencias humanitarias de las armas nucleares, y que la única forma de garantizar que las armas nucleares nunca se vuelvan a utilizar es a través de su eliminación total.

En una entrevista en el periódico sueco Sydsvenskan, la primera ministra Magdalena Andersson, quien el 8 de marzo se pronunció en contra de que Suecia se uniera a la OTAN, dice que no se debe ceñir al hecho de que la OTAN tiene armas nucleares y que ella «no querría vivir en un mundo donde Rusia es el único país con armas nucleares”.

A continuación añade que los socialdemócratas deben, no obstante, continuar con el trabajo internacional por un mundo libre de armas nucleares. Lo cual no es solo un tópico, sino una absoluta mentira.

Porque, por supuesto, esto es incompatible con la membresía de la OTAN. Algo que queda en evidencia tras la decisión del gobierno sueco de no firmar esta declaración. Después de la presión de los EE.UU, Suecia se retractó de la resolución de la ONU para prohibir las armas nucleares.

Después de que Suecia fuera invitada formalmente por la OTAN a convertirse en miembro durante la cumbre de Madrid a finales de junio, donde Magdalena Andersson y la ministra de Relaciones Exteriores Ann Linde se confabularon con el presidente turco Erdogan para ayudar a Turquía a cazar a los «terroristas» kurdos, la ministra de Relaciones Exteriores envió inicialmente en julio una carta al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

En la carta, Linde asegura que Suecia respalda el enfoque de la OTAN en materia de seguridad y defensa, «incluido el papel esencial de las armas nucleares». Este posicionamiento se encuentra a años luz de cuando representantes socialdemócratas como Maj-Britt Theorin hablaron frente a 100.000 personas en Ullevi en Gotemburgo en 1982 y exigieron que la región nórdica fuera una zona libre de armas nucleares.

“En un momento en que el mundo necesita una resistencia aún más fuerte a las armas nucleares, Suecia ha ido en la dirección opuesta y ahora es parte del problema más que de la solución”, escriben los representantes de las organizaciones pacifistas en su artículo.

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