Somalia: La guerra de las mareas

Bajo la presión permanente de las operaciones militares, guiadas por los Estados Unidos, el grupo insurgente somalí al-Shabaab, ha redoblado sus ataques, concentrando sus operaciones contra efectivos de las fuerzas de seguridad, bases militares y edificios gubernamentales.

Por Guadi Calvo / Línea Internacional

Somalia, el epitome del “estado fallido” y más allá de su paisaje inhóspito y seco, asolado por sequías y plagas; la ocupación norteamericana, un proceso de balcanización que cercena en grandes bloques su territorio, en este momento se libran encarnizados combates en la ciudad de Las Anod, disputada por las dos regiones semiautónomas del norte de Somalia: Somalilandia y Puntlandia. donde ya se han producido más de cien muertos y el desplazamiento de 60 mil personas. El país tiene un sistema político corrupto, dependiente del Departamento de Estado norteamericano, y encorsetado por intereses clánicos, que no se atreven, por temor, ignorancia o beneficio propio, a abandonar sus viejas componendas, al momento de la toma de decisiones, en un alambicado sistema de la que participan catorce mil ancianos. Y la guerra civil crónica, que más allá de los protagonistas, arrasa al país desde 1991, así todo Somalia, sigue siendo un objetivo fundamental, para las potencias globales cómo los Estados Unidos o regionales, tal es el caso de Turquía, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Arabia Saudita e incluso Israel.

Claro, sus atractivos son muchos: 3.400 kilómetros de costa sobre el Océano Indico, con importantes bancos de pesca, ahora disminuidos por el constante trafago de barcos, son cerca de veinte mil al año, que procura llegar al Mar Rojo, rumbo a Suez, previo tránsito por el angustiante estrecho de Bab-El Mandeb (La Puerta de las Lamentaciones), con menos de treinta kilómetros de ancho, por lo que para bloquearlo y paralizar su cruce no se requiere demasiada logística. De aquel punto vital para el comercio internacional, especialmente de transporte de hidrocarburos y mercancías, el país africano se encuentra irremediablemente cerca. Al igual que del archipiélago de Socotra, a unos ochenta kilómetros de la costa somalí, cuya ubicación es privilegiada para el control del tráfico marítimo.

La pertenencia de Somalia al Golfo de Adén, receptor de los petroleros que, desde el Golfo Pérsico, tras pasar el Estrecho de Ormuz, por donde pasa, diariamente, el cuarenta por ciento de todo el petróleo del mundo, buscando su ruta a Suez, cuya importancia global la recordó el atascamiento del portacontenedores Ever Given, en marzo del 2021, que generó una crisis sin precedentes en el comercio internacional, obligando durante cien días a más de 330 barcos, a espera de su desvaramiento, retrasando la cadena logística, ya que para buscar la ruta bordeando África, no solo generaría un incremento de un treinta por ciento, en fletes, sino también una demora de entre treinta y cinco a cuarenta días, a su punto de destino.

Además, en el litoral del Golfo de Adén, solo existe cinco puertos alternativos al tránsito, entre África, Medio Oriente y Asia, el de Berbera y Bosaso (Somalia), dos en Djibouti y el de la ciudad de Adén, clave en las rutas a Suez y de fama mundial porque allí se produjo en el año dos mil, el ataque al destructor norteamericano, USS Cole en el 2000, por el que murieron diecisiete marinos norteamericanos, junto a los dos shahid, que se inmolaron en el atentado.

Según algunos estudios, Somalia contaría con las mayores reservas de petroleras costeras, sin explotar, del mundo. Por lo que se entiende las razones de Washington, que opera a su antojo desde hace décadas, ocupándola militarmente o replegándose a su antojo, según lo necesite.

Por lo que todos los presidentes, desde Bush padre, hasta Biden, tuvieron algo que decir y hacer al respecto, utilizando siempre al enemigo adecuado, llámese: comunismo, nacionalismo o yihadismo.

Es en este contexto que, como las mareas, Estados Unidos ha avanzado y se ha replegado, sin nunca haber conseguido, si esa hubiera sido su intensión, estabilizar el país.

Mientras tanto, el gobierno del Sheikh Mohamud, ha establecido una severa censura, y castigos de prisión para los periodistas, que violaran la estricta censura acerca de dar a conocer cualquier información del grupo rigorista. Por lo que, en octubre del 2022, un tribunal ordenó la detención del periodista Abdalle Ahmed Mumin, que recién fue liberado, este trece de febrero.

En plena pleamar

Bajo la presión permanente de las operaciones militares, guiadas por los Estados Unidos, el grupo insurgente somalí al-Shabaab, ha redoblado sus ataques, concentrando sus operaciones contra efectivos de las fuerzas de seguridad, bases militares y edificios gubernamentales.

Mientras, qué, fiel a su palabra, y a su historia, el presidente Hassan Sheikh Mohamud, volvió al cargo en mayo del 2022, con la promesa de terminar con la insurgencia, repite las estrategias de su anterior mandato (2012-2017): “guerra total al terrorismo”.

Las pruebas del cumplimiento de su promesa, son evidentes. De manera constante, se recoge información acerca de acciones de un revivido ejército somalí, que se encuentra en franca avanzada contra el grupo integrista, generando la muerte de cientos de muyahidines, desde que Biden ordenó el retorno de las fuerzas norteamericanas al Cuerno de África.

En por los menos tres operaciones diferentes, el ejército somalí, según lo anunció el Ministro de Informaciones, Daud Aweis, el miércoles quince, en una conferencia en Mogadishu, la capital del país, anunció que: “Más de 200 Khawarij, (término que se podrían interpretar como extremistas o fanáticos) de al-Shabbab, han sido eliminados por el ejército esta semana”. Agregando, que el ejército habría liberado grandes extensiones de territorios bajo control del grupo terrorista en la región de Mudug. Además de haber intensificado su ofensiva, en las regiones de Galmudug, Hirshabelle, en el norte del país, también están operando en Jubaland, una extensa región al sur de Mogadishu. El ministro también informó de la captura de un experto en explosivos, responsable dela fabricación de números IED por sus siglas en inglés, “artefactos explosivos improvisados”, con de cuya recurrencia, al-Shabaab la ha convertido en una de sus armas más letales.

Las operaciones del ejército, se produjeron, en el estado de Galmudug, al norte de Mogadishu y en el de Jubaland, en el sur, junto a la frontera con Kenia.

A esta cifra, debemos agregar, otros cinco muyahidines, neutralizados por el ejército de los Estados Unidos en varios ataques aéreos el pasado jueves dieciséis en el área de Bacadweyne, en la región administrativa de Mudug, próxima a la frontera con Etiopía.

A principios de este mes, en la cumbre de los Jefes de Estado del Cuerno de África, (Djibouti, Etiopía, Kenia y Somalia) que se reunieron en Mogadishu, donde discutieron la el desarrollo de la “guerra total contra el terrorismo”, en la que se están consiguiendo algunas victorias importantes, a pesar de que algunas horas antes del inicio de las reuniones cuatro proyectiles de mortero, de los que al-Shabaab se atribuyó la responsabilidad, cayeron cerca del palacio presidencial, sin que se reportaran no víctimas, ni daños.

Tras la cumbre, donde se decidió el aporte de Kenia, Djibouti y Etiopía, países donde al-Shabaab, en distinto grado, también ha producido ataques, de más efectivos, para la Misión de Transición de la Unión Africana en Somalia, (ATMIS). En un comunicado, se señaló, la voluntad de los países de la región, para apoyar las operaciones militares en Somalia, y darle un “impulso definitivo”, a esa guerra, en procura de la aniquilación total del grupo al-Shabbab, que desde 2011, tras ser expulsados de Mogadishu, la rama de al-Qaeda, para el cuerno de África, se ha consolidado en vastos sectores de las áreas rurales, produciendo miles de muertos en otros tantos ataques, y producir el desplazamiento de ciento de miles de personas, hasta convertirse en la más letal de las khatibas bajo el auspicio de al-Qaeda.

El ejército somalí, junto con las milicias de autodefensa locales, ha recuperado el control de partes del territorio en los últimos meses, junto a las acciones de la Unión Africana. De la que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas había puesto como plazo diciembre de 2024, para su salida del país, por lo que ahora dicha salida se podría postergar.

Además, de la omnisciente presencia de los Estados Unidos, que históricamente no ha perdido oportunidad de desbaratar cualquier posibilidad que Somalia, salga de su tragedia, por lo que habrá que estar atento, si continua en este curso u otra vez produzca un reflujo en la guerra de las mareas.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central.

En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.

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