Situaciones que vivimos las feministas confesas

Por Alejandra de la Fuente

“¿Cuándo te hiciste feminista?” Esa pregunta me la han hecho muchas veces, y no sólo a mí, evidentemente, sino a todas mis compañeras. “Hacerse feminista” no se consigue en un día eso está claro. Es un proceso de deconstrucción y construcción. Hay que revisarse, darse cuenta de lo que vivimos y de cómo lo vivimos. Hay que analizar nuestra educación, nuestros roles, nuestras metas, nuestros complejos… hay que leer, compartir, debatir… hay que llorar, hay que reír, hay que cuestionarse la vida y sus formas tal y cómo las conocemos.

Ponerse las gafas moradas no es tan sencillo; hay que ajustarlas, regular las lentes y colocar la graduación

Una no se levanta una mañana y dice “oye, como está lloviendo y salir de casa ahora como que no apetece me voy a hacer feminista”. No es un bautismo, ni una camiseta que se puede poner y quitar dependiendo del tiempo que haga. Ponerse las gafas moradas no es tan sencillo; hay que ajustarlas, regular las lentes y colocar la graduación. Eso sí; el día que las gafas te descubren el nuevo mundo ya es imposible quitárselas.

En el momento en el que, citando a Srta Bebi, sales de la jaula, las críticas se multiplican exponencialmente. Decir a tu mundo, a tu entorno “soy feminista” es posicionarse claramente en un punto en el que, por muy increíble que parezca, la sociedad no acaba de estar muy convencido. Ya no solo debes revisarte tú a ti misma sino que hay una serie de situaciones con las que tendrás que…. ¿convivir?

Situaciones a las que se enfrentan una y otra vez las feministas confesas

Eres un diccionario con patas

Este tema es genial. En el momento en el que dices que eres feminista dejas de ser “persona” para convertirte en diccionario. Lo curioso es que no eres un diccionario cualquiera, eres un diccionario “mal traducido” al que hay que buscarle la pega y al que todo el mundo intenta ir a pillar. Si respondes sus 60 primeras preguntas te hará una 61 para ver si en esa fallas. En el fondo no buscan conocer sino que intentan pillarte para después poder decir “eh, ¿ves cómo no tenías razón?

El mansplaining del feminismo

Esta es otra de las típicas situaciones que nos hacen vivir algunas de las personas que saben que somos feministas. Si ya de por sí el mansplaining se encuentra en nuestro día a día, si hablamos de feminismo es para mear y no echar gota. En esta sociedad nos hemos acostumbrado a que quienes hablen son ellos. Hablan por ellos, por lo animales, por los ciudadanos, por bebés de pingüino y cómo no… hablan también por nosotras.

Te cuento cómo debería ser el feminismo; debería buscar la igualdad, a mi si una mujer se depila o no, no me parece feminista

No sólo hablo de mi caso, sino que esto lo he contratado con muchas compañeras. A mí me han reinventado el feminismo. Os pongo en situación: “es que el feminismo… este de ahora como que no. Te cuento cómo debería ser el feminismo; debería buscar la igualdad, a mí si una mujer se depila o no, no me parece feminista. Y si buscamos la libertad,  no sé qué hay de malo en la prostitución….

A mí me parece que el feminismo este lo exagera todo, yo la igualdad sí, pero este feminismo…”

Te intentan picar

El que se pica ajos come y ya he visto mucha gente intentando picarnos porque ellos son los picados. Muchas veces cuando veo este tipo de situaciones me echo a reír porque son muy comunes y es realmente patético.

Vamos a ver; el feminismo busca la igualdad entre hombres y mujeres y tú vienes con todas tus ¿armas? a intentar enfadarme y hacerme daño. Está claro que tú por la igualdad haces más bien poquito.

Están al acecho por si una mujer en el mundo hace algo malo

Lo hemos visto muchísimas veces. Si una mujer hace algo mal todo el mundo se indigna muchísimo. En cambio si es al contrario la cosa cambia. Poco a poco vemos que si un hombre mata a su mujer o es un violador o un maltratador la opinión pública no se pone de su parte, pero ante una mujer es machaque absoluto.

Te aportan datos como las denuncias falsas

Esto es ser más pesado que un saco de piedras. Digas lo que digan te van a soltar “es que las denuncias falsas….” “a los hombres también nos violan”.

Explicación:

La Fiscalía General del Estado ya subrayó en su día que el porcentaje de denuncias falsas por violencia machista es «escasísimo». Entre 2009 y 2016 las condenas por denuncias falsas fueron 79, frente a las 1.055.912 denuncias por violencia de género presentadas en esos ocho años.

Si hablamos de las violaciones a hombres aporto este dato “810 mujeres frente a 78 hombres en 2014 y además hay que recalcar que el 97% de los agresores sexuales son hombres”. Fuente Instituto de la Mujer.

No nos hacen una revisión sana, simplemente intentan machacarnos y desprestigiarnos para que el movimiento no prospere

Te revisan a ti, ellos nunca

Si hay que sacar pegas siempre siempre siempre va a ser a nosotras. Esa frase de “ver la mota en el ojo ajeno pero no la viga en el propio” es de manual. El feminismo molesta y de ahí vienen las críticas. No nos hacen una revisión sana, simplemente intentan machacarnos y desprestigiarnos para que el movimiento no prospere y nos bajemos del barco.

2 Comments

  1. De acuerdo, pareciera que es la «gran prueba de la vida» en aceptación, donde hasta tu integridad se ve vulnerada por decir tu opinión, la cual es juzgada y utilizada para que mediante respuestas soberbias, los demás justifiquen su «superioridad» sobre tus ideas, evidentemente su miedo, ego e ignorancia les cierran la mente en la conversación.

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