Sin consentimiento no hay paraíso

Por Daniel Seijo

«El mundo esté lleno de esos seres incompletos que andan en dos pies y degradan el único misterio que les queda: el sexo.«

David Herbert Lawrence

«Necesitamos tetas y culos porque necesitamos que sean accesibles; para poder manosearlas, follarlas o hacernos pajas pensando en ellas. ¿Porque somos hombres? No. Porque somos consumidores. Porque ésas son cosas que nos gustan, cosas que creemos -o que nos han comido el tarro para que creamos- que nos aportarán valía, una válvula de escape, satisfacción. Las valoramos, así que por lo menos necesitamos tener la ilusión de su accesibilidad. Quien dice tetas y culo dice coca, patatas fritas, lanchas motoras, coches, casas, ordenadores, marcas de diseño, camisetas oficiales del equipo. Por eso la publicidad y la pornografía son tan semejantes: venden la ilusión de la disponibilidad y la falta de consecuencias del consumo.«

Irvine Welsh

He de reconocer que cuando decidí acometer la tarea de sentarse frente a un teclado, para analizar e interpretar la realidad social que me rodeaba, no podía llegar a imaginarme ni por un segundo que el cúmulo de sorpresas y decepciones que el ser humano me deparaba fuese de tal magnitud. No me malinterpreten, no soy una persona políticamente ingenua, ni tampoco considero que el paso del tiempo me haya llevado a juzgar con especial contundencia los actos de nuestra especie, pero la experiencia encadenada semana tras semana, en el ejercicio de la escritura en este espacio que Nueva Revolución me ha cedido, me dice que cuando uno creé haberlo visto todo en lo relativo a la inclinación antinatural de nuestra sociedad, siempre salta el imposible, aquello sobre lo que uno nunca pensó tener que escribir, pero que sin embargo sin saber muy bien como, termina llegando a sus manos. Después de todo, ¿acaso ustedes se habían planteado en algún momento que tuviese que dedicar una de mis entradas a explicar que el sexo debe ser consentido?

La polémica –o quizás el absurdo más absoluto– estalló cuando el Grupo Parlamentario de Unidos Podemos, presentaba en el Congreso de los Diputados una proposición de ley destinada a modificar el Código Penal con la firme intención de eliminar la distinción entre agresión y abuso sexual, pasando de este modo a catalogar como agresión toda relación sexual no consentida por ambas partes. A nadie se nos debería escapar llegados a este punto, que dicha iniciativa parlamentaria se desarrollaba tras un proceso judicial contra los miembros de La Manada, en la que conceptos como el consentimiento o la intimidación, habían jugado un papel clave a la hora de dictaminar una sentencia que ha dejado en clara evidencia, que todavía hoy en nuestro sistema judicial se requiere de un proceso paralelo de exculpación de la víctima, que legitime a los jueces a la hora de aplicar una sentencia por violación, penada en nuestro país con hasta 12 años de prisión.

No deja de resultar curioso que para muchos individuos la libertad sexual de la mujer sea aquella que las lleva a ejercer la prostitución o a dedicarse al porno, mientras que las leyes que las defienden frente a las cada vez más abundantes y agresivas manadas sexuales del patriarcado, supongan un serio dilema a la hora de estipular los límites del consentimiento o los mecanismos que llevan a dos adultos a disfrutar de unas relaciones sexuales sanas y lógicas

Pese al contexto en el que se producían los hechos y a la obvia necesidad de una reforma judicial en este aspecto, pronto las redes sociales y algunos de los mentideros periodísticos más arcaicos de nuestro país, estallaron al unísono en un grito de indignación y defensa frente a lo que ellos consideraban como un ataque directo a sus derechos fundamentales. Entendiendo los machos más básicos y peligrosos directamente como un derecho su acceso a mantener relaciones sexuales –aparentemente pese a no ser consentidas– y argumentando quienes se permiten profundizar un poco más en el debate, pero no por ello resultan menos peligrosos, que dicha propuesta atenta directamente contra la presunción de inocencia en la que se basaba todo nuestro sistema jurídico. Curiosamente, ninguno de los aparentemente afectados por ese supuesto ataque a los pilares básicos de nuestra justicia, parecen haberse indignado con anterioridad ante un sistema jurídico que en nuestro país permite que las víctimas de violencia sexual tengan todavía hoy que sufrir en multitud de ocasiones preguntas acerca de su vestimenta, su consumo de alcohol la noche en la que han sido violadas, el grado de resistencia activa ejercido a la hora de cerrar sus piernas o incluso en casos extremos como el de Nagore Laffage, indagaciones acerca de su comportamiento sexual y afectivo tras haber sido asesinada y descuartizada por José Diego Yllanes Vizcay. Quienes hoy basan sus reticencias a esta iniciativa en la presunción de inocencia, parecen desconocer u obviar que de existir un ataque inadmisible contra la misma, se debería a una estructura judicial y social que en más ocasiones de las debidas pone el acento en la actuación y la responsabilidad de la víctima y no en la de los agresores.

Resultan realmente curiosas las sociedades capitalistas, en ellas a sus ciudadanos les molesta especialmente que el sexo tenga que ser consentido por ambas partes, pero a ninguno de nosotros se nos pasaría por la cabeza plantearnos que nuestro sistema de mercado se estructurase sin basarse obligatoriamente en el consentimiento de las partes implicadas en nuestras diferentes transacciones. Todo ello, pese a que en el peor de los casos un mal entendido en una transacción puede tener fácil arreglo en los juzgados, pero un «mal entendido» –si es que eso puede producirse o definirse así– en una relación sexual termina sin excepción alguna en una violación con consecuencias terribles e irreparables para la otra parte. Pudiese parecer para un ojo inexperto y quizás también para ustedes y para el que aquí escribe, que en nuestra sociedad importa más proteger la inviolabilidad del funcionamiento de la dinámica del mercado que a las propias personas. Cosas del capitalismo supongo. No deja de resultar curioso que en estos tiempo modernos, cínicos y locos que corren, para muchos individuos la libertad sexual de la mujer sea aquella que las lleva a ejercer la prostitución o a dedicarse al porno, mientras que las leyes que las defienden frente a las cada vez más abundantes y agresivas manadas sexuales del patriarcado, supongan para ellos un serio dilema a la hora de estipular los límites del consentimiento o los mecanismos que llevan a dos adultos a disfrutar de unas relaciones sexuales sanas y lógicas.

Quienes hoy basan sus reticencias a esta iniciativa en la presunción de inocencia, parecen desconocer u obviar que de existir un ataque inadmisible contra la misma, se debería a una estructura judicial y social que en más ocasiones de las debidas pone el acento en la actuación y la responsabilidad de la víctima y no en la de los agresores

Sinceramente, desconocía que la idiotización de nuestra sociedad, acompañada de la cada vez más preocupante virtualización de nuestra educación sexual en aras del porno, nos pudiese llevar a extremos tan absurdos y delirantes, pero una vez más la distopía coge forma en un mundo ya difícilmente analizable desde un teclado. Pero no se preocupen todavía queridos compañeros varones –pretendo ser irónico, no comparto nada con ustedes excepto la forma genital -, no bastará con una simple declaración acusatoria para encerrarlos de por vida, pueden estar seguros de que seguirán existiendo jueces y de que en el mejor de los casos las víctimas de violación podrán verse protegidas con mayor eficacia frente a sus agresores, mientras tanto todos nosotros continuaremos disfrutando de relaciones sexuales sanas como hasta ahora. Podrán ustedes utilizar juguetes, variar de posturas, agregar invitados a su experiencia, sabores, aromas, texturas, estímulos visuales, disfraces, fantasías, elementos tecnológicos e incluso roles de dominante y dominado. Pero lo dicho: en caso de duda pregunten, si la respuesta no es un sí o simplemente no existe respuesta, mejor evitar la relación sexual. Dios, la evolución o lo que quiera que fuese, nos ha dado unas manos con unos apéndices articulados muy útiles en estos casos.

En definitiva, el sexo no es un derecho básico o una libertad que puedas ejercer por encima de los derechos de la persona con la que quieres practicarlo. Dejad de ver porno, hablad de sexo con vuestros padres o haced algo de verdad, pero en serio, a todos los que hoy os quejáis de esta proposición de ley, os veo muy perdidos en esto de las relaciones sexuales.

3 Comments

  1. En un juicio:
    – Me violaron
    -YO?, No, no…, fue consentido
    – Existen grabaciones en donde varios individuos amedrentan a la víctima con su superioridad física, ella no da señales de consentimiento, la violan y le roban el móvil
    – ,,,,
    Juez: Gracias a la proposición de ley puedo condenarlos por violación sin que exista la necesidad de que la víctima se juegue la vida para resistirse a la misma.

    Daniel Seijo: En serio si tenéis un problema con esto replantearos vuestras relaciones sexuales: Por cierto «Pero no se preocupen todavía queridos compañeros varones –pretendo ser irónico, no comparto nada con ustedes excepto la forma genital -, no bastará con una simple declaración acusatoria para encerrarlos de por vida, pueden estar seguros de que seguirán existiendo jueces y de que en el mejor de los casos las víctimas de violación podrán verse protegidas con mayor eficacia frente a sus agresores, mientras tanto todos nosotros continuaremos disfrutando de relaciones sexuales sanas como hasta ahora.» En el propio artículo.

    • Que poco conoceis a las mujeres si creeis que van a denunciaros sin que haya sido violación y habiendo dicho que si y por tanto empatia : os inventais amenazas para no desarrollar respeto y empatia
      Encima les estais dando ideas.
      Siempre son lso machistas quienes creai suss pesadillas y provocais lo que pasa
      Sin machismo osea con buena educación, amor etc etc etc no existiera lucha feminista ni hembrismo
      Sin embargo los machistas ya dan libertad a la mujer para ser libre sexualmente por que eso si interesa a los machistas
      Para las mujeres el machismo libertad sexual y en lo que a ellos les parezca

  2. En un juicio:
    – «el me robó 200 euros»
    – «Yo? no no… tu me dijiste que me los regalabas, me dijiste que si»
    – «mentira»
    – «verdad»
    Juez: no hay signos de violencia ni pruebas de que le haya… que hago?

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