Sergio Bang: ‘Parece que los derechos LGTBI siempre son una baza en las negociaciones políticas’

Entrevistamos al escritor, librero y gestor cultural Sergio Bang, quien publica su primera obra, ‘Venimos del fuego’.

Por Jayro Sánchez | 6/04/2025

Sergio Bang (Madrid, 1976) es librero, gestor cultural y escritor. Trabajó como periodista en el sector de la comunicación institucional durante más de una década. No obstante, su pasión por los libros y el arte lo llevó a abandonar esa labor y a fundar Grant Librería en 2014 en el popular barrio de Lavapiés.

Si su negocio ya era uno de los puntos de referencia para los bibliófilos madrileños, la publicación de su primera obra, Venimos del fuego (Plaza & Janés, 2025), no ha hecho más que acrecentar su popularidad. Amable, nos responde hasta la última pregunta sobre ella.

Tu novela cuenta la historia de una librera que protege a la cultura de una dictadura que, aunque resquebrajada, sigue reprimiendo el desarrollo de cualquier tipo de pensamiento crítico e independiente. Ha pasado medio siglo desde el final del franquismo. España ha cambiado, pero ¿hasta qué punto?

La transformación que ha sufrido nuestro país es notoria y evidente, pero es cierto que mantiene un legado proveniente de la dictadura, tanto en términos individuales como estructurales. No hay nada más que ver lo que está pasando ahora mismo con nuestro sistema judicial, por ejemplo.

Esta continuidad que describes queda bien plasmada en una de las escenas más importantes de tu novela. Aunque es una historia ficticia, no deja de reflejar un cierto grado de realidad. ¿Significa eso que la literatura y el resto de las artes todavía están en peligro?

Creo que, en el presente inmediato, no. Aunque, por lo que vemos en gran parte del mundo, el futuro pinta muy mal. EE. UU. y muchos países de Europa están sufriendo ataques brutales contra sus libertades. Tendremos que esforzarnos para detenerlos.

Quizá tu próxima novela esté ambientada en una distopía tecnocrática.

No me extrañaría. Lo que está sucediendo es algo inaceptable. De momento, los libros no se están quemando, como en las décadas de 1930 y 1940. Sin embargo, sí que se retiran de las bibliotecas. Miremos hacia la de Barcelona. EE. UU. ha amenazado con dejar de financiarla porque tiene tomos que hablan de derechos y diversidad.

Tu protagonista, Alma, no solo se ve enfrentada contra la terrorífica maquinaria policial de la dictadura por su condición de intelectual, sino por mostrar quién es sin avergonzarse. Porque ella es un «error» biológico imperdonable para los militares ultraconservadores que «defienden» al país del comunismo. ¿El odio se ha extendido en el tiempo?

Parecía que se había pausado. Ahora vemos que no es así. El hostigamiento y la barbarie que se están cometiendo contra las mujeres y los hombres transexuales tendrían que hacer reflexionar a la sociedad.

Confío en que la gente despierte y se dé cuenta de que no podemos volver al lugar en el que estábamos. ¿Cómo Hungría, que es un país que sabe muy bien lo que cuesta conseguir la libertad, puede haber prohibido las marchas del Orgullo LGTBI?

Me encantaría que se supiera el miedo que tenemos los que pertenecemos al colectivo cada vez que hay unas elecciones, porque parece que nuestros derechos siempre son una baza en las negociaciones políticas. ¿Por qué tenemos que explicar cada día que merecemos el mismo respeto que cualquier otra persona?

¿Los libros nos hacen más libres?

Es indudable. Amplían el horizonte intelectual de nuestra vida y nuestra comprensión del mundo. Nos forman en el pensamiento crítico. Nos explican quiénes somos y de dónde venimos. Y, sobre todo, nos hacen empáticos. Todos, incluso los más insospechados. Da igual si son novelas, ensayos o poemarios. Como escribió el famoso poeta catalán Joan Margarit durante el franquismo: «La libertad es una librería».

¿Cuál es la mejor forma de reivindicarlo?

Haciendo que los libros formen parte de nuestra vida, desde que somos pequeños hasta que nos morimos. Y fomentando que las figuras mediáticas a las que les gusta leer lo expresen, ya que muchas de ellas tienen gran influencia en el resto de la sociedad.

Si bien los índices de lectura en España no han hecho más que aumentar desde el estallido de la pandemia del COVID-19, aún hay muchas personas que no leen y que, además, presumen de ello. ¿Qué les dirías?

No podría contestarles nada. Cada uno elige sus prioridades, y eso me parece fenomenal. Si no lees y encima te sientes orgulloso de no hacerlo, tú solo te estás definiendo.

Supongo que preferirán ser como todos estos chicos y chicas que salen en las redes sociales enseñando sus Rolex y contando el número de Lamborghinis que tienen. A lo mejor incluso piensan que eso les hace ser mejores que los demás. Antes o después, la vida les contará otra cosa.

¿Tienes algún libro de referencia?

Muchísimos. No podría nombrarlos todos, aunque hay un autor con el que tengo una enorme deuda: Terenci Moix. De hecho, intenté homenajearlo mencionándolo en mi novela. Me salvó la vida cuando era un adolescente, porque solo entendí quién era después de leerlo.

Eres librero desde 2014. ¿Qué es lo que le recomiendas a la gente que entra por la puerta de tu negocio y te pregunta cuál es el volumen que debería escoger?

Depende de cada individuo. Yo siempre digo que nosotros somos una especie de farmacéuticos y que damos recetas en función de las necesidades de los lectores.

Hay algunos a los que ya conocemos porque llevan años frecuentando nuestros locales. Incluso somos amigos. Y hay otros que son nuevos. En ese caso, preguntamos para saber cómo son. Y, cuando les ofrecemos algo, tengo comprobado que casi siempre acertamos.

¿Cómo podemos defender la cultura ante la ola de ignorancia, falsedad e hipocresía que inunda los tiempos que corremos?

Los profesionales del ramo no podemos hacerlo solos. El apoyo de las instituciones es un elemento fundamental. En ese sentido, creo que España es uno de los países a los que se debería seguir como ejemplo.

¿Es posible construir un futuro mejor?

Siempre. No podemos tirar la toalla.

Esta es tu primera novela, pero tus lectores esperan que no sea la última. ¿Pueden contar contigo para seguir leyendo nuevas historias?

Entiendo que sí. El buen trato que me han dando mis editores de Plaza & Janés y el público me ha animado a emprender otras aventuras literarias.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.