Se despejan las sombras: la trama de la CIA contra Julian Assange

Desde la creación de WikiLeaks su fundador, Julian Assange, se ha convertido en uno de los principales objetivos de las agencias de seguridad y espionaje de Estados Unidos. Y para silenciarlo el imperialismo ha utilizado todos los recursos financieros, logísticos y de inteligencia para lograrlo.

Desde 2006, el programador, periodista y activista de Internet australiano representa un peligro para los intereses imperiales debido a que desde esa fecha ha venido publicando informes y distintos tipos de documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público que exponen comportamientos no éticos ni ortodoxos de los gobiernos y otras organizaciones con impacto global, centrándose sobre todo en la política exterior estadounidense y europea.

Recordemos que Assange adquiere especial atención desde 2010, cuando WikiLeaks publicó las imágenes audiovisuales de un ataque aéreo realizado en 2007 por helicópteros del ejército estadounidense en Bagdad, donde al menos 12 personas fueron asesinadas, entre ellas dos periodistas de Reuters. El Pentágono se había negado a hacer público el dramático video, pero alguien lo facilitó a WikiLeaks.

Asimismo, el portal también publicó documentos clasificados y sensibles del gobierno estadounidense relacionados con las guerras de Afganistán e Irak, así como más de 250 mil cables diplomáticos estadounidenses, suficientes razones para ser calificado como enemigo de Estados Unidos.

En 2012, el gobierno ecuatoriano de Rafael Correa le otorgó asilo político en la sede de la embajada en Londres por serios indicios de retaliación por parte del país o los países que produjeron la información divulgada, así como el peligro que corría, y que aún corre, de ser extraditado a los Estados Unidos de América luego de ser arrestado por la policía británica y puesto en proceso, ya que Assange no tendría un juicio justo y podría ser juzgado por tribunales especiales o militares y recibir cadena perpetua o la pena capital.

El objetivo era asesinar a Assange

Recientemente, se reveló que la CIA tenía planes de guerra secretos en Londres, que incluía secuestros, asesinatos y un tiroteo en la capital de Inglaterra contra WikiLeaks, planes que fueron señalados el año pasado en un reportaje del medio independiente The Grayzone.

De acuerdo a Yahoo News, estos planes, que provocaron un acalorado debate entre los funcionarios de la administración Trump sobre la legalidad y la viabilidad de tal operación, fueron planificados en 2017, cuando Assange comenzaba su quinto año refugiado en la embajada de Ecuador.

Algunos altos funcionarios dentro de la CIA y la administración Trump -según el reportaje de Zach Dorfman, Sean D. Naylor y Michael Isikoff- discutieron el asesinato de Assange, incluso llegaron a solicitar «opciones» sobre cómo hacerlo. «Las discusiones sobre el secuestro o el asesinato de Assange se produjeron en los niveles más altos de la administración Trump», dijo un ex alto funcionario de contrainteligencia. «Parecía no haber límites», señalan.

Se supone que todos estos planes de atentado y asesinato contra el activista surgen porque, según informes de inteligencia, era posible que se fugara con ayuda de los rusos.

Ante esta posibilidad, la CIA y la Casa Blanca comenzaron a preparar una serie de escenarios para frustrar los planes de salida de Assange, según tres ex funcionarios. Estos escenarios incluían posibles tiroteos con agentes del Kremlin en las calles de Londres, estrellar un coche contra un vehículo diplomático ruso que transportaba a Assange y luego agarrarlo, y disparar a los neumáticos de un avión ruso que transportaba a Assange antes de que pudiera despegar hacia Moscú.

La paranoia llegó a tal punto «de que todos los seres humanos en un radio de tres manzanas trabajaban para uno de los servicios de inteligencia, ya fueran barrenderos o policías o guardias de seguridad», dijo un ex funcionario de inteligencia.

Sistema de espionaje

«Las conversaciones formaban parte de una campaña sin precedentes de la CIA dirigida contra WikiLeaks y su fundador. Los planes multifacéticos de la agencia también incluían un amplio espionaje a los asociados de WikiLeaks, sembrando la discordia entre los miembros del grupo y robando sus dispositivos electrónicos», detallan.

Por su parte, la investigación detallada de The Grayzone expuso detalles sobre el papel de compañía Las Vegas Sands, del multimillonario Sheldon Adelson, financista de la campaña de Trump, en la operación de espionaje de la CIA contra Julian Assange, en la que participó el personal de seguridad que, supuestamente, se encargaría de resguardarlo.

Una pequeña empresa consultora de seguridad llamada UC Global, fundada por David Morales, un antiguo oficial español de las fuerzas especiales, fue contratada en 2016 para escoltar a los hijos del para entonces presidente de Ecuador, Rafael Correa, así como la embajada de su país en el Reino Unido. Pero todo indica que Morales tenía aspiraciones más allá de los pequeños contratos y, como mercenario, fue por más.

Y es que estar encargado de la seguridad de una embajada donde se encontraba Assange abría un mundo de posibilidades para los negocios. ¿Cómo no querer jugar en otras ligas mayores sabiendo que el fundador de Wikileaks y objetivo prioritario del gobierno de Estados Unidos estaba viviendo en la sede diplomática que él «cuidaba»?

«En 2016, Morales tomó, solo, el primer vuelo disponible a una feria de seguridad en Las Vegas, con la esperanza de amarrar nuevas chambas mercadeando su papel de guardián de Assange. Días después, volvió a la sede de la compañía en Jeréz de la Frontera, España, con noticias emocionantes», refiere el medio independiente.

Apenas regresó de su viaje dijo a sus empleados que iban a jugan en «primera división». La verdad es que justo en ese momento pasaba a jugar en el lado oscuro con la promesa de que conseguirían contratos en todo el mundo.

El primer contrato en esta nueva etapa fue custodiar el yate del multimillonario sionista que mencionamos anteriormente, financista de la campaña de Trump. Es así como el contrato entre UC Global y Las Vegas Sands, la compañía de seguridad de Adelson, claramente era la cobertura para una sinuosa campaña de espionaje al parecer supervisada por la CIA. Es así como la triada multimillonario, agencia estadounidense y empresa de seguridad se conjugaban en torno a la persecución de Assange.

Pero no fue hasta el encarcelamiento del activista de origen australiano que salió a la luz, a través de ex empleados descontentos de UC Global que proporcionaron información al equipo legal de Assange, el papel de doble agente que cumplía Morales: cuidar la embajada de Ecuador y suministrarle información a la agencia estadounidense.

Posteriormente, el mercenario fue acusado de violar la privacidad de Assange por una corte de la Audiencia Nacional española en octubre de 2019, tambien de soborno y lavado de dinero. «Los documentos revelados en el tribunal, que principalmente consistía en respaldos de las computadoras de la compañía, expusieron sus perturbadoras actividades en el lado oscuro», dice Max Blumenthal.

Los archivos de la empresa de Morales detallan una operación de vigilancia elaborada por Estados Unidos en la que espían a Assange, su equipo legal, sus amigos estadounidenses, periodistas, entre otros. Incluso los diplomáticos ecuatorianos que contrataron a UC Global para protegerlos fueron objetivos del espionaje.

«La investigación en curso detalla operaciones negras que van desde husmear en las conversaciones privadas del fundador de Wikileaks o pescando un pañal del bote de la basura de la embajada para poder determinar si las heces que contenía pertenecían a su hijo», señala The Grayzone.

Las investigaciones arrojaron quién sería el encargado de establecer el enlace entre la compañía de seguridad, el magnate financista de Trump y la CIA. Zohar Lahav, un israelí-estadounidense que fue guardaespaldas de Adelson, es quien personalmente reclutó a Morales y lo llevó a Las Vegas. Lahav trabajó directamente con Brian Nagel, director de seguridad global de Las Vegas Sands, quien también fue director asociado del Servicio Secreto y experto en ciberseguridad, por eso no es de extrañar que él mismo estuviera detrás del aparataje de espionaje en el recinto diplomático.

El activista bajo la lupa de Mike Pompeo

Una vez que Donald Trump asume el poder, la CIA pasó a estar bajo el control de Mike Pompeo, otro aliado de Adelson, quien desde el principio puso a Julian Assange en el centro de las miradas de los organismos de inteligencia.

El primer discurso público de Pompeo como director de la CIA, ofrecido en la sede del think tank Centro para los Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés) el 13 de abril de 2017, fue contra «los informantes que entregan miles de documentos clasificados a editoriales de izquierda». Obviamente se refería en primer término al activista australiano.

«Llegó el momento de denunciar a Wikileaks por lo que en realidad es: un servicio de inteligencia no estatal hostil que con frecuencia es inducido por actores estatales como Rusia», afirmó en aquella oportunidad.

Posteriormente, Pompeo prometió una campaña de contramedidas «a largo plazo» contra Wikileaks: «Tenemos que reconocer que ya no podemos permitirle a Assange y sus colegas la laxitud de emplear valores de la libertad de expresión contra nosotros. Darles espacio para destruirnos con secretos robados es una perversión de lo que sostiene nuestra gran Constitución. Esto se acaba ahora».

Lo que vino a continuación fue una gran campaña de espionaje tercerizada a través de la empresa del mercenario español, cuyo móvil fue no solo para espiar a Assange, también a sus amigos estadounidenses, sus abogados y virtualmente cualquiera en su entorno inmediato.

¿Por qué arreció la campaña contra Wikileaks?

El 26 de febrero de 2017 el portal anunció que publicaría grandes lotes de archivos de la CIA y revelaría detalles del jaqueo de la agencia y sus herramientas de espionaje cibernético. Una de estas aplicaciones llamada «Marble» (mármol en inglés) le permitía a los espías de la agencia implantar un código que borraba su identidad de las computadoras que habían hackeado.

«Dos días después del anuncio inicial de Wikileaks, el 28 de febrero, Morales fue enviado de España a un hotel en Alexandria, estado de Virgina, a pocos pasos del cuartel general de la CIA en Langley», expone Blumenthal, quien también dice que, si bien UC Global no tenía ningún contrato públicamente conocido con alguna compañía en Virginia, Morales envió correos encriptados desde una dirección IP desde esa localidad.

«En ocasiones, cuando le preguntaba insistentemente quiénes eran sus ‘amigos norteamericanos’, en alguna ocasión David Morales me respondía que era ‘la inteligencia de Estados Unidos’. Sin embargo, cuando le preguntaba con qué persona en concreto de la inteligencia estaba encontrándose para darles información, el Sr. Morales cortaba la conversación y me indicaba que ese tema lo manejaba exclusivamente él al margen de la empresa», recordó un ex socio de la empresa, reseña el medio independiente.

Finalmente, la llegada de Lenín Moreno al poder en Ecuador facilitó el panorama para Estados Unidos, pues el nuevo presidente desde el principio tuvo una actitud hostil contra Assange, al punto de que autorizara que fuera encarcelado dentro la propia embajada.

En la actualidad, Assange se encuentra en una prisión de Londres mientras los tribunales de ese país deciden sobre la petición de Estados Unidos de extraditar al fundador de WikiLeaks acusado de intentar ayudar a la ex analista del ejército estadounidense Chelsea Manning a entrar en una red informática clasificada y de conspirar para obtener y publicar documentos clasificados, lo que según el gobierno estadounidense viola la Ley de Espionaje.

Pero a fin de cuentas el caso no se trata de tal o cual ley, sino de intimidar al periodismo realmente independiente, reprimir la libertad de prensa global y proteger la impunidad de los crímenes imperiales de los últimos tiempos.

Misión Verdad

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