Sánchez ya ha empezado a aplicarle a UP el abrazo del oso que en los gobiernos de coalición la fuerza política grande acostumbra a darle a la fuerza pequeña.
Por Lucio Martínez Pereda
Desde que cruzó España en su Peugeot 307 levantando puñito, Sánchez se ha convertido en un especialista en hacer pasar por propios los trabajos que han hecho otros. Ahora se apropia de los avances feministas en su fase preparatoria del 8-M.
«Los avances en favor de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres siempre llevaron la firma del PSOE», dice Sánchez – con un par- y sin mencionar al Ministerio de Igualdad, ni incluir la ley del Solo Si es Si, ni mucho menos nombrar la ley trans y LGTBI. Este es año multielectoral. Y Sánchez ya ha empezado a aplicarle a UP el abrazo del oso que en los gobiernos de coalición la fuerza política grande acostumbra a darle a la fuerza pequeña.
Termino con una opinión muy personal: soy partidario de que UP rompa el gobierno de coalición con el PSOE- cuando toque- y fuerce el adelanto electoral de un par de meses.
O eso, o el proyecto marketizado de Yolanda Díaz puede llevar a su segmento de la izquierda a quedarse con unos resultados electorales en las generales incluso peores que los de Vox.
O UP rompe con los compromisos de la realpolitik y se libera de la pesada sombra tutelar del PSOE, o no podrá articular un programa de izquierda transformadora. O eso, o perderá muchos votos, unos en dirección hacia el PSOE y otros hacia el espacio silencioso del desencanto: la abstención.
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