La Carta de Derechos Humanos parece restringirse a ser una declaración de los derechos de Estados Unidos y sus aliados, perdiendo su efectividad en aquellas regiones donde estos no tienen presencia.
El señor Sánchez ha roto la tradicional política española respecto a esta cuestión, y, desde mi punto de vista, el rechazo a su postura desde las Cortes, la sociedad civil y los demás partidos políticos es unánime.