¿Resignificación del Valle? Sí, pero no

El gobierno del PSOE acepta la no desacralización de la basílica y que los benedictinos se queden en Cuelgamuros.

Por Lucio Martínez Pereda | 28/03/2025

El Valle se toca, pero se toca poco. El Gobierno de España y la Iglesia han llegado a un acuerdo para la resignificación del Valle de Cuelgamuros (antiguo Valle de los Caídos). El pacto incluye intervenciones en algunas áreas del enclave, como el vestíbulo, el atrio, la nave desocupada y la cúpula de la basílica. Pero el gobierno del PSOE acepta la no desacralización de la basílica y que los benedictinos se queden en Cuelgamuros. Los benedictinos llegaron al Valle de los Caídos en 1958, tras una decisión tomada en 1955 para que una orden monástica se encargara de realzar el culto litúrgico en la Basílica. La petición fue hecha al Monasterio de Santo Domingo de Silos y el convenio fue firmado el 29 de mayo de 1958 entre el abad de Silos y Luis Carrero Blanco, en representación del dictador Franco.

El acuerdo del 29 de mayo de 1958 fue un convenio firmado en Madrid entre la Fundación de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, representada por Luis Carrero Blanco -Ministro Subsecretario de la Presidencia del Gobierno de la dictadura- y el abad del Monasterio de Santo Domingo de Silos, Isaac María Toribios. Este documento estableció la llegada de los monjes benedictinos al Valle de los Caídos -hoy Cuelgamuros- con el propósito de gestionar el culto litúrgico en la Basílica.

Se acordó que un grupo de al menos 20 monjes benedictinos, junto con sus novicios, procedentes del Monasterio de Silos, se instalaría en el Valle por tiempo indefinido. Su presencia estaría supeditada al cumplimiento de sus obligaciones litúrgicas. Los benedictinos debían realizar misas diarias y mantener el culto en la Basílica, además de conmemorar fechas específicas vinculadas a la legitimación simbólica de la dictadura, como el 17 de julio (fiesta del Triunfo de la Santa Cruz) y el 1 de abril (aniversario del fin de la Guerra Civil, con una misa solemne de acción de gracias y un Te Deum). Los monjes asumieron la administración de la Basílica y otras actividades relacionadas, como la hospedería y la escolanía, bajo la supervisión de la Fundación creada por Franco en 1957 para gestionar el Valle. El convenio no establecía un plazo fijo de finalización -se mantendría mientras los monjes cumplieran sus funciones- ni tampoco incluía cláusulas explícitas que impidiesen la terminación unilateral por parte del Estado.

Finalizo dejándoles este titular para que comprueben cómo titula la prensa afín al PSOE para intentar ocultar este fracaso.

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