Por Jessica Llorenti
“…el MAS continúa siendo la mayor fuerza política en Bolivia, en la cual convergen movimientos sociales, la clase obrera, sectores indígenas y campesinos, las clases más humildes y algunos sectores de la clase media, quienes reconocen y recuerdan con añoranza el periodo de estabilidad económica e inclusión social…”
El año 2019 y 2020 para Bolivia resultaron sumamente complejos en el campo electoral, el desconocimiento de los resultados por un presunto fraude electoral avalado por la Organización de Estados Americanos desembocó en un golpe de Estado. Una vez más los bolivianos y bolivianas somos llamados/as a las urnas en medio de la crisis sanitaria que no da tregua, una crisis económica inminente y un espacio de tensión, intolerancia, odio y polarización.
Vamos a evaluar el comportamiento electoral en tanto intención de voto y su evolución durante el periodo 2020. El siguiente gráfico refleja el comportamiento electoral boliviano en tanto la intención de voto para las dos veces pospuestas elecciones presidenciales, que finalmente se realizarían el 18 de octubre de 2020. Se tomaron en cuenta los datos propuestos por La Friedrich-Ebert-Stiftung (FES- Bolivia) en su portal Boliviaelectoral.com. Se visualizan los datos de intención de votos válidos ponderados de 24 encuestas por 8 empresas encuestadoras diferentes.
Así, se han identificado a cuatro actores políticos que predominaron en la carrera electoral: Luis Arce por el Movimiento Al Socialismo, Carlos Mesa por Comunidad Ciudadana, Luis Fernando Camacho por el partido Creemos y finalmente Jeanine Añez por el partido Juntos, a pesar de haber retirado su candidatura casi en la recta final de la carrera electoral.
Todas la encuestas de intención de voto han reflejado la predominancia en la intención de voto por Luis Arce el candidato por el Movimiento al Socialismo, indicando que, a pesar de un golpe de Estado y un supuesto fraude electoral en complicidad con la Organización de Estados Americanos (OEA) a la cabeza de Luis Almagro, el MAS continua siendo la mayor fuerza política en Bolivia, en la cual convergen movimientos sociales, la clase obrera, sectores indígenas y campesinos, las clases más humildes y algunos sectores de la clase media, quienes reconocen y recuerdan con añoranza el periodo de estabilidad económica e inclusión social.
Durante el primer semestre el año 2020, se evidencia un crecimiento significativo y exponencial para el Movimiento al Socialismo, incrementando su intención de voto válido del 31% (Enero) al 42% (Junio) Sin embargo, al culminar el primer semestre del año en curso, este tendría un decrecimiento significativo a un 33% (Julio) y que afectaría considerablemente el crecimiento posterior en la intención de voto. Finalmente, la intención de voto para octubre 2020 como dato ponderado en promedio mensual seria del 44%.
Asimismo, como segunda fuerza política se encuentra el partido de Carlos Mesa, Comunidad Ciudadana, el cual tendría un comienzo particularmente difícil durante la gestión 2020, con una marcada diferencia con su desempeño durante la campaña electoral del 2019. Durante la gestión 2019, el comportamiento electoral en tanto intención de voto oscilaba entre el 39% (Enero) y 32% (septiembre) a favor de Carlos Mesa. En la gestión 2020 y muy debajo a sus números anteriores la intención de voto oscila entre el 21% (Enero) y 34% (Octubre)
El gráfico presenta una diferencia remarcable en el comportamiento electoral en tanto intención de voto, el momento en que el MAS decrece significativamente hay un repunte en la intención de voto para Carlos Mesa, y se acercan considerablemente a un punto de convergencia.
De esta forma llegamos a los dos actores políticos que durante toda la carrera electoral ocuparon la disputa por el tercer lugar como fuerza política en Bolivia. Por un lado, el partido Juntos teniendo como candidata a Jeanine Añez (Presidenta de facto) y representante de la coalición de partidos demócratas en Bolivia, quien habría tenido un apoyo y ascenso significativo durante los primeros meses del año con un 20% (Febrero), pero con un comportamiento electoral posterior relativamente mediocre y finalmente un descenso estrepitoso hasta llegar al 6%, culminando en una retirada de su candidatura en el mes de septiembre.
Cabe aclarar que la desaprobación de la gestión de Jeanine Añez bordeaba el 60%, de acuerdo con los datos proporcionados por el Centro Latinoamericano de Estrategia Geopolítica (CELAG). Dato que habría influido directamente en su intención de voto y la confianza en su capacidad para gobernar.
Por otro lado, y ocupando en la actualidad el tercer lugar como fuerza política, se encuentra el partido de Creemos a la cabeza del líder cívico Luis Fernando Camacho, quien habría sido uno de los protagonistas del golpe de Estado en noviembre 2019. El comportamiento electoral en tanto intención de voto fue sumamente bajo durante toda la gestión sin superar el 10% hasta la renuncia a la carrera electoral de Jeanine Añez. Todo indicaría que Luis Fernando Camacho habría capitalizado la intención de voto que en su momento habría pertenecido a Jeanine Añez, alcanzando una intención de voto del 17%.
De esta forma llegamos al escenario actual, en el cual todo parece indicar que las cartas no están definidas, a diferencia de los procesos electorales en la última década en Bolivia, los números no indicarían una victoria asegurada en primera vuelta para el Movimiento Al Socialismo con más del 50% de aprobación.
Cabe aclarar que, para la normativa electoral boliviana para declarar un ganador en primera vuelta, se requiere un porcentaje de 50% +1, o en su defecto una diferencia de 10 puntos porcentuales o más entre el primero y el segundo. En el caso que ninguno de los dos escenarios sucediera, se acude a un balotaje en el cual se declara ganadores del proceso electoral por mayoría simple.
Es decir, los datos reflejan que la diferencia entre las primeras dos fuerzas políticas, el Movimiento al Socialismo y Comunidad Ciudadana, es apenas del 10% con variaciones en décimas. Dejando un final abierto y una tensión electoral hasta la lectura de los datos finales oficiales por parte del Órgano Electoral Boliviano.
Es importante considerar que los datos presentados son del total de votos válidos de encuestas nacionales, es decir que se realizó un recalculo importante dejando de lado los porcentajes que pertenecían a las categorías de voto secreto, voto nulo, voto blanco, No sabe/No Responde, indecisos, y cualquier otro similar. Es importante considerar este hecho, dado que estas categorías han alcanzado porcentajes significativos durante toda la carrera electoral que durante los últimos meses lograron oscilar alrededor de los 20 puntos porcentuales.
Por otra parte, otro aspecto a considerar es que los datos presentados no contemplan la votación de bolivianos residentes el exterior, el cual representa el 4,7% del total del Padrón electoral boliviano. Históricamente la votación del exterior ha beneficiado al Movimiento al socialismo en un 60% aproximadamente. Sin embargo, a causa de la pandemia, algunas regiones como el Norte de Chile no han autorizado que se realicen los comicios.
El 18 de octubre los bolivianos y bolivianas acudiremos a las urnas una vez más para decidir el rumbo del país por los próximos cinco años. En un escenario profundamente polarizado, en medio de la emergencia sanitaria más grande de la historia contemporánea, una muy compleja recesión económica, bajo el fantasma de un fraude electoral, un el golpe de estado, el miedo a mayor inestabilidad social y la prolongación de la ausencia de paz social.
Con incertidumbre, pero optimismo, esperamos un desenlace popular, que definirá nuestros destinos y reivindicara las luchas de resistencia, poniendo fin a un gobierno de facto que usurpó el poder por medio de la vulneración a los derechos humanos fundamentales, la violencia y la masacre de nuestros hermanos bolivianos. Por nuestros hermanos y hermanas de Senkata y Sacaba ¡Ni olvido, Ni perdón… Justicia!
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