¿Realmente se tocan los Extremos?

Por RaGLan @RaGLaN_83

Si hay una frase que se ha vuelto a poner de moda últimamente, sobre todo en el cuñadismo populista, es esa de “los extremos se tocan” normalmente en base a la coincidencia en algunos aspectos de ciertas formaciones supuestamente radicales, y siempre partiendo de una etiqueta cuidadosamente asignada por la prensa del Ibex.

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Así pues se emplea cuando se habla del auge de la extrema derecha, especialmente ahora con la reciente victoria de Donald Trump intentando equipararlo a lo que venden como “extrema izquierda” Podemos. Aunque quizá uno de los principales iconos en estos últimos años ha sido el Frente Nacional en Francia liderado por la eurodiputada xenófoba Marine Le Pen, a la que a menudo se ha usado para asustar a los españoles contra formaciones de izquierdas como Podemos por su grado de coincidencia en las votaciones en el parlamento europeo, es aquí donde entra el famoso chascarrillo de “lo extremos se tocan”. Frente a este “principio de simplificación” de Goebbels, propongo un análisis algo más profundo.

Empezando por la razón por la que a Le Pen o a Donald Trump se les considera extrema derecha, un término que hoy quizá pierde parte de su significado en el contexto histórico actual, al quedarse únicamente en una actitud o pensamiento xenófobo que incluye políticas estrictas contra la inmigración, pero no campos de exterminio como el de Auschwitz, al menos no en la Europa moderna ni la América de Trump. Así pues vemos a la calificada “ultraderechista” Le Pen defendiendo una política que limite la inmigración a casos excepcionales, con un discurso no muy distinto al que defiende un partido español calificado a menudo por la presa como un partido de “centro derecha”, el PP.

Recordemos esa famosa entrevista de Le Pen en El Objetivo, y ese famoso corte que se usaba para las promos en el que ella dice “lo que les ofrecemos es irresistible para ellos” que recuerda tanto a ese Arias Cañete explicando cómo “los inmigrantes han descubierto la grandeza del sistema nacional de salud”. Esa propuesta de Le Pen donde dice “yo cortaría los reclamos que atraen a la inmigración”, muy similar a ese Aznar que hablaba del “efecto llamada” que estaba provocando Zapatero al regularizar a inmigrantes.

La propuesta de Le Pen de usar a la marina para interceptar los barcos de inmigrantes para devolverlos, no creo que diste mucho de otras prácticas apoyadas por el PP como disparar pelotas de goma contra inmigrantes que llegan a nado o poner cuchillas en la valla para finalmente realizar las ilegales devoluciones en caliente, a los que logran cruzar la frontera o encarcelarlos en prisiones llamadas CIES para que no lleguen a la sociedad. Algunos dirigentes del PP llegan a ser tremendamente explícitos en su discurso del odio como Xavier Albiol con su “Que se vayan, no los queremos en Badalona” o su famoso folleto con la foto de una pintada que dice “No queremos rumanos” rodeada con palabras como “inseguridad” “delincuencia” o “suciedad”. A menudo recuerdan también a Donald Trump, sólo que con menos gracia.

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Vemos pues que en el aspecto político tanto el Frente Nacional (En adelante FN) como el PP se ubican en lo que la prensa considera como “extrema derecha”, también son formaciones muy conservadoras contrarias a leyes progresistas como la de los matrimonios homosexuales, siendo en este caso Le Pen más moderada que el PP al oponerse a la reforma de ley del aborto promovida por Gallardón. Parece que la denominada “extrema derecha” es en ocasiones más moderada que el mal llamado “centro derecha”. Con el FN también coincidían en su día PP, PSOE y C’s en sus inquietudes belicistas (sobre todo Albert Rivera) al defender un bombardeo inminente en Siria, aunque al final optaron por una posición más moderada y diplomática como había hecho Podemos desde el principio.

Ahora vamos a la ideología económica, que no tiene por qué coincidir con la política. Si asumimos que en el extremo izquierdo está el socialismo (a menudo mal llamado comunismo), la intención de socializar y colectivizar los medios de producción evitando la propiedad privada (que no la individual), tenemos entonces que el extremo opuesto, es decir, la extrema derecha económica, sería todo lo contrario, usease la privatización de todo esto. Ahí de nuevo nos encontramos al PP, el partido que en pocas legislaturas ha convertido a España en uno de los países de Europa más privatizados, tan radical que ha llegado a privatizar incluso el Sol y que no ha privatizado más porque de momento no ha podido, su extremismo ha sido tal que incluso el poder judicial ha tenido que intervenir en varias ocasiones para pararle los pies en sus planes económicos. A esto sin embargo no se le llama “extrema derecha” se le llama “liberalismo” que suena más cool y menos temible, es parte del sistema de adoctrinamiento de masas, pues este modelo económico es el que más interesa a la élite financiera.

En el aspecto económico, el FN ofrece una opción intermedia entre ambos extremos, según la propia Le Pen dice “yo apuesto porque haya un equilibrio entre la empresa privada, la libertad de emprender y un estado que permita proteger los grandes servicios públicos y que establezca unas reglas de juego sobre todo para luchar contra la mundialización salvaje” ni todo privado, ni todo público y con la debida regulación. Este modelo mixto no sólo no es extremista, sino que es el modelo que ha caracterizado a Europa en el último siglo, ya sea desde la socialdemocracia o desde el ordoliberalismo. Y es aquí donde a menudo coincide con otras formaciones de izquierdas, pero como vemos no debido a que los extremos se toquen, sino porque en lo económico ni el FN está en un extremo, sino que está más al centro, ni lo suele estar la izquierda española, que de estarlo podría coincidir con el FN simplemente por estar menos a la derecha que el PP.

Quizá el punto en común más significativo entre FN y la izquierda española está en el rechazo al TTIP, un tratado que pretende no sólo cambiar el sistema comercial actual entre países, sino alterar incluso el sistema jurídico, alterar la relación de poder entre estado y empresas, y alterar también muchos de los sistemas individuales de los países cambiándolos por otro sistema más unificado, menos regulado y más global, un tratado que en definitiva pone patas arriba al sistema actual llevando la globalización a un nivel más extremo del que haya estado jamás. Son sin embargo las formaciones a las que la prensa basura a menudo califica como como “antisistema” las que se oponen a este tratado y los partidos a los que la prensa califica como “centro derecha o centro izquierda” los que apoyan este modelo extremista y radical. ¿Se tocan aquí los extremos? Vemos que coinciden PP y PSOE, pero no por ser extremos opuestos sino por estar en el mismo extremo. Mientras Podemos y el FN coinciden precisamente por defender una opción más moderada en lo económico, una opción más de centro.

Se suele atribuir extremismo al FN por querer salir del euro, donde ya no coincidirían ni con PP ni con Podemos (al menos no con el discurso oficial), ¿Es esto una postura extrema?, afirmar esto sería tanto como afirmar que todos los países de Europa antes del 2001 estaban instalados en el “extremismo” por tener cada uno su propia moneda, lo cual no deja de ser una gilipollez a la altura del cuñadismo más extremo.

Así pues tenemos que en el aspecto político, la derecha española, tanto PP como C’s se ubican muy a la par con Le Pen, en lo que los medios consideran extrema derecha, siendo el FN algo más moderado por su postura frente al aborto. En el espectro económico la derecha española también se sitúa en el extremo al defender la economía neoliberal, que es casi la forma más radical de capitalismo que existe, mientras el FN defiende un modelo económico mixto, una forma de capitalismo más moderada, más de centro en la que a menudo coincide con formaciones de izquierdas por tener un alto contenido en políticas sociales, diferenciándose de estos, en que la izquierda no apoya la exclusión de ningún colectivo de las prestaciones sociales, a diferencia del PP, que quitó la tarjeta sanitaria a cientos de inmigrantes, coincidiendo de nuevo con Le Pen y con Ciudadanos claro.

Así pues concluyo que la derecha española, mal llamada “centro derecha” no sólo es más radical que el FN, sino que es es probablemente una de las derechas más radicales, extremistas y repugnantes de toda Europa. Pero los medios nunca calificarán al PP como un partido radical de extrema derecha, pues es un partido que defiende los intereses de la élite financiera que controla dichos medios, y eso de “extremo” suena demasiado feo y temible para un partido al que quieren y necesitan en el poder.

2 Comments

  1. Hablas de cuñados y te pegas tremendo cuñadimos con la frase «los extremos se tocan». Está no se refiere a sus ideologías, si no a su comportamiento. Por ejemplo al fanatismo de encerrarse en su burbuja.

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