Ramos-Horta, premio Nobel de la Paz, regresa a la presidencia de Timor-Leste

Ramos-Horta, aumentó la ventaja sobre su competidor, llegando a alcanzar el 62% de los votos, con un incremento de casi treinta puntos

Por Angelo Nero

El 19 de marzo pasado se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en la Repúblika Demokrátika Timor Lorosa’e, también llamada República Democrática de Timor-Leste (el tetún y el portugués son sus idiomas oficiales), con una alta participación, que superó el 77% y que arrojó un contundente resultado a favor de José Manuel Ramos-Horta, premio Nobel de la Paz y uno de los pesos pesados de la política de esta ex-colonia portuguesa, pues ya con solo 25 años fue ministro de exteriores del autoproclamado gobierno timorense, en 1975, con la salida de Portugal, en 1975, como consecuencia de la Revolución de los Claveles, y volvería ocupar el cargo en el primer gobierno salido del referéndum de autodeterminación de 1999 por el que Timor-Leste conseguiría la independencia, a pesar del genocidio continuado cometido por Indonesia, que había ocupado el país desde 1975 y estaba resuelto a convertirla en una provincia más de su estado. Ramos-Horta, representando al Congresso Nacional de Reconstrução de Timor-Leste (CNRT), fundado por el primer presidente de la nación, el guerrillero Xanana Gusmão, logró casi un 46% de los votos en esta segunda vuelta, lo que le daba como favorito para revalidar el cargo que ya ocupara entre 2007 y 2012. Este 19 de abril, se celebró la segunda vuelta y, como era esperado, Ramos-Horta, aumentó la ventaja sobre su competidor, llegando a alcanzar el 62% de los votos, con un incremento de casi treinta puntos.

Su contrincante directo era el presidente actual de Timor Lorosa’e, Francisco Guterres, Lu Olu, líder del Frente Revolucionária de Timor-Leste Independente (FRETILIN), que fue en origen el movimiento de liberación nacional que combatió por la independencia, y donde tanto Xanana Gusmão como José Manuel Ramos-Horta fueron destacados dirigentes, hasta que abandonaron la organización, en medio de fuertes tensiones internas, dando lugar a la creación del CNRT en 2007. Francisco Guterres, que llevaba cinco años en el poder y también había sido uno de los comandantes de la guerrilla de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Timor Oriental (FALINTIL), que lucharon contra Indonesia, y tras la independencia total del país en 2002 se convirtió en el primer presidente del Parlamento nacional, logró en la primera vuelta poco más del 22%, y en la segunda pese a llegar a alcanzar casi el 38%, llegando a doblar los votos que recibió el 19 de marzo, se quedó muy lejos de disputar el puesto a su antiguo camarada.

Los partidos que apoyaban al actual ejecutivo, el socialdemócrata Partido Democrático, que tiene raíces en el movimiento estudiantil, y su candidato Mario Sabino Lopes obtuvo un exiguo 7%, mientras que la organización juvenil Kmanek Haburas Unidade Nasional Timor Oan (KHUNTO), que presentaba a Armanda Berta dos Santos quitó un 8.7%, quedando en tercera posición, por encima del general Lere Anan Timur que logró un 7.5% de los votos, y que se presentaba como independiente.

El vencedor de estos comicios, Ramos-Horta, que diez años antes intentara la reelección en disputa con Francisco Guterres y Taur Matan Ruak, aunque no lograra pasar a la segunda vuelta, declaró no sentir sorpresa por el resultado del 19 de abril: “Yo creo que el Presidente, por estar muy asociado al Gobierno y a los partidos que están en el Gobierno, también fue sancionado. Además de los hechos que fueron muy debatidos durante dos años, las violaciones a las facultades del Presidente en términos de nuestra Constitución y la forma en que engendró el llamado octavo Gobierno”.

Esta joven nación del sudeste asiático, con poco más de 1.318.000 habitantes, sufrió un genocidio continuado en las llamadas “campañas de pacificación” del ejército indonesio, en las que, según estimaciones, podrían haber sido asesinadas 300.000 personas. En 2006 hubo graves enfrentamientos en el país, en medio de una grave crisis política, con manifestaciones violentas, asesinatos y pillajes, a los que puso fin, precisamente, el primer nombramiento de Ramos-Horta como presidente. Ahora tendrá que hacerle frente a los efectos derivados de la pandemia, a las elevadas tasas de pobreza del país: un 30% de los timorenses sufren desnutrición, y también a una crisis económica global que arroja un manto de incerteza sobre la sufrida economía de Timor-Leste.

 

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