Por Javier F. Ferrero
A pesar de que entre los principales dirigentes de la oposición golpista de Bolivia se quiere mostrar el candidato presidencial perdedor de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, el líder que ha adquirido preponderancia y visibilización durante el golpe de Estado contra el presidente Evo Morales es el jefe del Comité Cívico Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, reelegido con la mayoría aplastante de los votos el pasado 20 de octubre.
Camacho esun activista que se presenta en Twitter como «presidente del Comité pro San Cruz, abogado y padre de tres hijos». Debajo de esta fachada se esconde un millonario ultracatólico que afirma luchar «no con armas sino con Fe».
Este ultra de 40 años lidera la organización civil más importante de la zona más rica de Bolivia, además de ser parte de una de las dos grandes logias de la zona (Los Caballeros del Oriente) y junto a su familia forma parte del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A., compañías vinculadas a los seguros, el gas y los servicios.
Abogado de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra y con una maestría en Derecho Financiero y Tributario en la Universidad de Barcelona, los medios locales informaron que Camacho estaría relacionado con los Panama Papers: a través de la creación de tres sociedades (Medis Overseas Corp., Navi International Holding y Positive Real Estates).
Según el informe elaborado por la comisión legislativa que investigó el asunto, Camacho habría operado como intermediario para «coadyuvar a personas y empresas a esconder sus fortunas en entidades offshore, lavar dinero y establecer esquemas de evasión de impuestos».
Su estilo y propósito se apreciaron especialmente tras citar en público al famoso narcotraficante colombiano, Pablo Escobar y compartir sus métodos. «Tenemos que hacer (salvando las diferencias) y sacar la agenda como lo hacía Pablo Escobar, pero solo para anotar los nombres de los traicioneros de este pueblo», afirmó en un cabildo en la zona sur de Santa Cruz.
El Comité de Santa Cruz
Mientras que Evo Morales es un indígena que proviene de la parte más pobre de la sociedad y ha dedicado su carrera política a defender a los más débiles y a nacionalizar sectores estratégicos, Camacho es todo lo contrario. Tras liderar varias organizaciones juveniles como la UJC, un grupo cuyo lema es «No somos violentos, somos pacíficos, pero tampoco somos cobardes» que promueve lemas como «Dios volverá al Palacio» y es definido como «un grupo de choque violento», desde febrero de este año preside el mencionado Comité pro Santa Cruz.
Desde el 21 de agosto el Comité de Santa Cruz, junto a los de otros departamentos, y el Comité de Defensa de la Democracia (Conade) convocaron a un paro indefinido para rechazar la candidatura de Morales. Pese a que el mandatario boliviano obtuvo el 47, 08 por ciento de los votos (por lo que venció en los comicios tras la primera vuelta), Camacho desconoció el resultado en todo momento, denunció fraude y convocó a un paro indefinido.
En nombre de Dios
Todo lo que hace Camacho tiene un fuerte vínculo religioso: menciona a Dios en todas sus apariciones, llevó la Biblia al Palacio de Gobierno e insta a sus seguidores que lleven a la virgen a las movilizaciones. El 4 de octubre reunió a sus seguidores «a los pies del Cristo Redentor» en Santa Cruz, para luego publicar un vídeo en redes sociales en el que decía que en dicho ‘cabildo’ habían decidido «castigar al tirano con los votos».
Julio Cordova, sociólogo boliviano especialista en movimientos evangélicos, sostuvo que Camacho «legitima su postura autoritaria con el discurso religioso al estilo de (Jair) Bolsonaro».
Se el primero en comentar