¿Quién crea empleo? y ¿qué empleo? Creen empleo digno, ¡coño!

Los empresarios, empresarias, autónomos, autónomas, emprendedores y emprendedoras no crean empleo, demandan trabajo y pagan por ello.

Pedro Labrado

-Han instalado una nueva industria en el paraje medioambientalmente protegido del término municipal; – ¡Qué despropósito!; – Ya, pero han creado 300 puestos de trabajo; – Entonces está muy bien, total unas hectáreas más o menos de ecosistema dan igual.

Frase mágica: “Esto crea empleo”.

Reflexionemos. Según las reglas del depredador sistema capitalista neoliberal que nos asfixia ni siquiera son verdad algunas de sus máximas más repetidas por economistas, polític@s y vocer@s paniaguados.

Los empresarios, empresarias, autónomos, autónomas, emprendedores y emprendedoras son los que crean empleo. Falso, los empresarios, empresarias, autónomos, autónomas, emprendedores y emprendedoras no crean empleo, demandan trabajo y pagan por ello. Si yo demando pan y pago por disponer de él, no estoy creando pan. Tengo una necesidad que cubrir y estoy dispuesto a pagar por cubrirla.

Toda esta terminología es para trasladar al inconsciente colectivo que todo se lo debemos al empresariado, que tenemos que estarles eternamente agradecidos, que todas las políticas que hay que poner en marcha deben de ser para facilitarles su vida empresarial y responder a sus demandas. También para justificar todas las infracciones y tropelías que cometen.

El pasado 19 de noviembre, el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, afirmaba en el VIII Congreso de ASAJA (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores) Ciudad Real que: “A mí me ofende que se diga que la agricultura española es esclavista porque para un agricultor sus trabajadores son su familia”. Con esta frase tan bonita queda justificado el trabajo sin contrato, las jornadas interminables, los jornales fuera de convenio, la insalubridad de los alojamientos obligatorios facilitados cuando los hay, etc. porque los trabajadores y las trabajadoras del campo son como los hijo/as de sus empleadores y empleadoras y a un padre o a una madre se le perdona todo. Señalar aquí que los agricultores y las agricultoras son empresariado del sector primario de la economía.

Igualmente, el pasado 2 de noviembre, Carmen Picazo, líder de Ciudadanos en Castilla-La Mancha, en un programa de debate en una televisión local decía: “Si no hay empresarios no hay trabajo, si no hay empresarios no se crea empleo, el empresario es el que pone sus recursos”. El capitalista pone sus recursos y los trabajadores y las trabajadoras ponen sus habilidades, sus conocimientos, adquiridos unas y otros con entrenamiento, con práctica, con estudio, con esfuerzo. Le podemos conceder al capitalista empresario/a que sea el que toma la responsabilidad de organizar y ordenar todos los recursos admitidos por la teoría económica: el capital, el trabajo y la tierra. Tal vez si utilizáramos esta otra terminología en el que la palabra “capital” es común, las cosas se verían y las entenderíamos todos de otra manera, hay tres capitales: el físico, el humano y el financiero.

Si valoramos a todos al menos por igual podremos entender que la creación de empleo (trabajo remunerado) se debe a la imprescindible combinación de los tres factores o capitales.

Este mantra de que son las empresas en todas sus figuras las que crean empleo, mantra repetido hasta la saciedad en tertulias de periodistas y debates de políticos, sin ningún contenido económico riguroso y que se ha naturalizado ha sido con el fin de conseguir según mi opinión la mayor desregulación del mercado laboral posible, la consecución del mayor número de ayudas, subvenciones, exenciones, bonificaciones por parte de las empresas y empresario/as en general y el tratamiento fiscal más blando posible para todo/as ello/as.

Sin entrar en los aspectos teóricos sobre el tema y por tanto sobre ¿qué es primero?, la oferta o la demanda, si la demanda es la que crea oferta o viceversa o si la oferta crea su propia demanda o no  y todo lo que se deriva de la respuesta a estas disyuntivas, es conveniente dejar claro que un/a empresario/a en cualquiera de sus figuras societarias nunca en la historia de la humanidad se ha levantado una mañana y ha dicho: ”Voy a crear uno, dos o tres puestos de trabajo, todavía no sé cuál van a ser sus funciones ni sus ocupaciones, pero hoy quiero crear esos puestos” y simultáneamente ha pensado: “¡Qué generoso soy, la sociedad me lo debe todo”.

Más bien, la decisión de contratar o no a un nuevo trabajador o trabajadora por parte de una empresa se deriva de la necesidad de ejecutar unas labores para las que esa empresa no tiene personal suficiente. Y una empresa empieza a no tener personal suficiente por motivos que pueden ser diversos pero que en el mayor número de casos se debe a un aumento en la demanda de los servicios que presta y/o bienes que produce y/o comercializa. Esta circunstancia le lleva a ampliar sus medios personales y seguramente también sus medios materiales, de más maquinaria, inmuebles o vehículos.

Y aquí llegamos al punto de contestar a la pregunta ¿cómo aumenta la demanda de un bien o servicio? o siendo más audaces ¿cómo aumenta la demanda agregada de una economía local, regional o nacional? Y hay que ser audaces sin tener conocimientos superiores de micro y macroeconomía para meter en una sola ecuación consumo, inversión, exportaciones, importaciones, precios, tipos de interés, expectativas de los consumidores y empresas, la riqueza de las familias, el capital existente, la política fiscal (impuestos y gasto público), la política monetaria (stock de moneda en circulación y los tipos de interés), situación socio-política local y mundial, etc. y sacar conclusiones al respecto.

Y de todo esto no hablan, todo esto no lo meten en sus discursos, todo esto se les olvida, será porque en buena parte repiten el mantra sin más porque es el mantra de los que están interesados en que se imponga o se creen realmente en su desconocimiento infinito que las empresas y/o lo/as autónomo/as crean empleo y que este no se crea por el propio dinamismo de la economía, por las condiciones de estabilidad y seguridad que ofrecen los Estados con sus políticas fiscales y monetarias y por las ganas de vivir mejor de todas las personas que integran una sociedad.

Y es efectivamente la combinación y la evolución de una infinidad de variables las que sacan como resultante que la demanda de empleo aumente o disminuya y que esta se transforme en más contratos o en despidos según el caso.

Siguiendo con la frase mágica: “Esto, este, esta crea empleo”. Se hacen, siguiendo ese modelo de que la que crea empleo es la empresa, afirmaciones disparatadas con cierta naturalidad en medios por parte de voceros o pseudo periodistas como la redactora del ABC, Paloma Cervilla que afirmaba el pasado 25 de octubre en un debate de TVE que una amiga propietaria de un restaurante quería contratar camareros (“crear empleo” “que buena persona es”) y que lo/as parado/as no querían trabajar de camarero/as porque ganan más con las “paguitas” que les da el gobierno (que malo/as son). Lo escupe por su boca con toda la mala intención de criminalizar a la gente que está en el paro como si estuvieran en esa situación porque quisieran. A la señora Cervilla se le olvidaba detallar las condiciones de contratación de su amiga y las de las paguitas de las que hablaba.

En este punto señalar que estadísticamente son idénticos un empleo a media jornada por un mes con un salario de 500 € mensuales y uno a jornada completa, indefinido y un salario mensual de 3.000 €.

Y aprovechando que la pasada semana se celebraba el aniversario de la ya cada vez más discutida Constitución del 78, recurro a su artículo 35.1 que dice:

“Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.”

No hay que hacer una interpretación muy exigente para entender que se refiere a derecho al trabajo digno en el más amplio sentido de la palabra. Según el informe sobre precariedad laboral publicado el 9 de diciembre por CCOO, el 48% de las personas asalariadas tienen contratos precarios y en esta situación se llevan la palma las mujeres asalariadas que son precarizadas un 22% más que los hombres.

Empresarios y empresarias, si ustedes son los creadores y creadoras de empleo, hagan un favor a nuestra sociedad y creen empleo digno, creen empleo constitucional…. ¡coño!

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