Las dos visiones de la izquierda… ¡Puños y Victorias!

Por Miguel Carranza Guasch @MiguelCarranz10 | Ilustración de El último mono @_elultimomono


En medio de la Gürtel con sus cánticos Correanos y el fracaso del PSOE, nos encontramos inmersos en un debate académico al más puro estilo de la izquierda histórica dentro de PODEMOS, un debate que supera con creces al debate interno del PP, que se centra en “desconectar con el pasado del partido” –por eso de los vínculos con tramas corruptas de casi todos sus miembros– y al debate interno del PSOE entorno a “cambiar la imagen del partido”, algo que Matt Groening plasmó perfectamente en un capítulo de los Simpsons al cambiarse la imagen de una reconocida marca de donuts de esta serie, en la que se veía al hombre del telediario “informar” de dicho cambio de imagen mientras Homer decía: «Ooohh! Cambio de imagen» contestado por su hija, el personaje más inteligente de la serie: «El cambio de imagen significa fracaso, papá…» pues eso, fracaso.

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La izquierda tradicionalmente, al menos desde el siglo XIX, se ha caracterizado por vivir del debate que, aunque suene bonito, suele ser una herramienta del sistema de la derecha para desestabilizar a la izquierda y, lo que es peor, dividirla. Ya se decía desde muchos siglos atrás “divide y vencerás”, así ha subsistido la derecha o el sistema contra el que va la izquierda para mantenerse en el eterno statu quo.

Haciendo un recorrido histórico podemos comenzar con la I Internacional durante el último cuarto del siglo XIX, y este ejemplo precisamente me parece el más adecuado para explicar lo que sucede dentro de PODEMOS. En esos años, así como hoy, había ya un crítico en el interior de la I Internacional que, recordemos, quería llevar el levantamiento obrero al mundo, este era MijailBakunin, que en el interior de la organización internacional de izquierdas manifestaba una ruptura más drástica si cabe con el sistema vigente, no en balde sería el fundador de la ideología anarquista, el padre del anarquismo.

Bakunin quería, como lo plasma en sus ensayos de teoría política, acabar con el Estado, el producto del capitalismo. Al fin y al cabo, quería una lucha más constante y más violenta para poder romper las cadenas del sistema capitalista aún en pañales pero ya imperante por aquel entonces. A él se le podría vincular con el puño alzado que representa una tendencia podemita.

Por otro lado se encontraban dos pesos pesados de la intelectualidad de la izquierda, nada más y nada menos que Karl Marx y Friedrich Engels, que preferían usar las herramientas del sistema que les rodeaba para poder alcanzar la emancipación del mundo obrero. Desgraciadamente, el resultado se puede resumir en la mera presencia del PRI (Partido de la Revolución Institucional de México) en la Internacional Socialista. El PRI, el partido más corrupto, el ejemplo y padre del corporativismo moderno que ha hecho que los gobiernos representativos actuales se asemejen a un sistema putrefacto en el que siempre se empeoran las situaciones, sistema que polariza y divide a la sociedad, sistema donde los más mediocres son elegidos y aplaudidos por su séquito, y un sinfín más de adjetivos y de instrucciones sobre ¿qué hacer para alcanzar el sistema corrupto perfecto?

Viendo el resultado de una tendencia en la izquierda producto de sus actividades en el… ¡último cuarto del siglo XIX! Podemos ver cómo adaptarse al sistema te hace suyo.

Ya en el siglo XX podemos ver dos productos de la izquierda. Así como un Bakunin en contra de Marx y Engels se dio en el XIX, en el XX no hay contras, pero podemos apreciar dos ejemplos. Uno sería el caso de Chile, que tuvo al mejor presidente de los gobiernos representativos en el mundo occidental, Don Salvador Allende, hombre capaz e intelectual de su tiempo, con el brazo levantado formando una V de Victoria con su índice y su dedo corazón terminó… desfigurado a balazos tras un golpe de estado, que fue Estados Unidos, sí, pero es el resultado de una izquierda adaptada al sistema.

Así como el sistema se manifestaba a través de golpes de Estado el siglo pasado, hoy esto podría compararse perfectamente con el TTIP, una herramienta tan eficiente como un golpe de Estado militar.

Por otra parte tenemos el caso del General Fidel Castro, que con el puño levantado logró un cambio deseado, aunque por desgracia vulnerado por el contexto internacional que, como si fuese un submarinistaal que hubiesen limitado el oxígeno en su tanque mientras el resto de submarinistas veía cómo uno le limitaba el oxígeno al submarinista, a Cuba.

Los símbolos, el puño alzado y la V de victoria – que tiene su origen en las guerras franco-inglesas de hace varios siglos ya – pueden traducirse en cientos de ejemplos, desde Bakunin Vs. Marx y Engels, Castro y Allende, y esto al fin, se traduce en la famosa y conocida Realpolitik frente al debe ser, ese debe ser que cada vez que asoma en el imaginario colectivo es devorado por la Realpolitik, por las cosas son así y punto, y a seguir levantando la mano con la V de victoria como lo hacen tantos símbolos del sistema neoliberal que nos devora, que nos deja sin poder hacer, donde la ética queda ahogada por la mediocridad.

Parafraseando a Francis Gil, en un artículo suyo de hace unos meses, los portadores de la Realpolitik:

«no es alguien concreto, no es un «nombre», es una sucesión de figuras abstractas (¿una estructura? ¿un sistema? ¿una gestora?) que enuncian con su acción práctica que la resistencia al cambio va a ser feroz, que van a defender sus privilegios de forma agresiva y contraatacar constantemente, que no piensan negociar. Que están dispuestos a cualquier cosa con tal de salvar al «establishment» y mantener sus modos de vida elitistas de casta arrogante privilegiada. Por tanto, hay que decidir si se es tibio, tímido o, al contrario, audaz y valiente».

Y es que, como ya decía Maquiavelo, «quien introduce innovaciones tiene como enemigos a todos los que se beneficiaban del ordenamiento antiguo, y como tímidos defensores a todos los que se beneficiarían con el nuevo». Dicha tibieza nace, en parte, del miedo a saber que los adversarios tienen las leyes a su favor, y en parte en la incredulidad de los hombres que no confían en que las cosas puedan realmente cambiar hasta que los cambios produzcan certezas y estabilidad. O, dicho de otra manera, como continuaba Maquiavelo: «El que introduce innovaciones tiene que preguntarse si necesita rogar o puede imponerse por la fuerza. Dicho de otra forma, tiene que preguntarse si necesita ayuda o se vale por sí mismo. La primera opción siempre sale mal, nunca consigues llevar nada a término. A esto se debe que todos los profetas armados han vencido, y todos los desarmados hayan fracasado».

Quizá el destino de PODEMOS es ser el siguiente PSOE, producto del sistema, con cuentas en Panamá y “barones” que dicen qué hacer y qué no hacer, total, las cosas son así…O, por el contrario, levantar el puño y dejarnos de tibiezas y medias tintas.

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