PSOE: La peor crisis posible

Por Francisco Gallego @LeonBlaugrana | Ilustración de El último mono @_elultimomono

Mucho se esta escribiendo, como es normal, sobre la crisis del PSOE. Es realmente complicado el análisis de la situación puesto que se puede atacar desde muchos puntos de vista. En mi caso prefiero opinar sobre el nivel de gravedad de la misma y el como se ha llegado a ello.

La  crisis socialista lejos de generarse por la desmedida ambición de Susana Díaz y por el apego de Sánchez al sillón tiene su inicio el el surgimiento de Podemos. La gran fortaleza conseguida por la formación morada en apenas dos años y medio, con cinco millones de votos que parecen fijos, que podrían ser seis o más si la gente de Izquierda Unida no se hubiera quedado en casa, ha eliminado de un plumazo el turnismo típico del bipartidismo, en el cual el partido socialista se acomodaba perfectamente. Parece claro que si Pablo Iglesias no opta por la aventura de la política, el partido socialista hubiera gobernado tranquilamente con mayoríoa absoluta tras cuatro años de Mariano Rajoy en la Moncloa destruyendo los servicios sociales, la educación o la sanidad entre otras muchas cosas. Esto, unido a la incapacidad de los actuales dirigentes socialistas para articular un discurso convincente y su preferencia por el partido del IBEX 35, provocaron el desengaño de mucha gente que se vio traicionada por un partido cada vez más a la derecha. Después de una crisis económica brutal, donde la clase obrera se ve sumida en la pobreza y la desesperanza, ha sido verdaderamente la primera vez en décadas en que muchos se vieron sin nada, pasaron y pasan hambre o ven como familiares mueren hospitales sin medios suficientes. Esa gente esperaba que el PSOE les ofreciera una solución, pero es un partido que ya no sirve a la clase obrera, y he ahí el origen de todo.

Desde Soresnes, Felipe Gónzalez puso el partido al servicio de la burguesía y los poderosos. Las políticas que pudo desarrollar en un país que sufrío cuarenta años de franquismo disimularon su traición a una clase obrera totalmente alienada por los avances meteóricos de un país atrasado. Cuando se ha necesitado de un partido socialista que peleara por lo derechos de los trabajadores y los más desfavorecidos es entonces cuando se han dado cuenta del engaño, y progresivamente más irán despertando, esto no tiene freno. Eso es lo que ha generado la pérdida de más de cinco millones de votos, no otra cosa y desde luego no se arregla con Susana, que como mucho aspira a dirigir los últimos bandazos de un partido en los estertores de la muerte, ya inevitable, paliada solamente por la inmensa red construída por un partido centenario.

Por lo tanto la gravedad del Partido Socialista es máxima, pues se haya inmerso en la peor de las crisis, la crisis existencial. No sabe donde situarse en el espectro político, no tiene discurso, no sabe qué ni a quien defiende. Es tan patético que da la sensación de que les avergüenza ser de izquierdas y se contentan con parecerlo. En eso se han convertido en expertos, en decir una cosa y hacer la contraria, el postureo continuado para caer bien y no molestar a empresarios, inversores, banca e iglesia. Pero ya no basta con aparentar ser de izquierdas, HAY QUE SER DE IZQUIERDAS, sin miedos ni complejos.

La crisis socialista lejos de generarse por la desmedida ambición de Susana Díaz y por el apego de Sánchez al sillón tiene su inicio el el surgimiento de PODEMOS.

Ya tenía claras todas estas cosas, pero lo visto en La Sexta Noche hace unos días me dejo perplejo y es el ejemplo perfecto de todo lo expuesto. En una entrevista concedida al programa, el señor Juan Carlos Rodríguez Ibarra vino a decir que “me gustaría tener el apoyo de los ricos para así poder trasmormar y mejorar la socidad”. Cuando un discurso como este tiene cabida en un partido socialista y obrero sabe que todo allí dentro está podrido ya degenerado en una aberración que ya no sabe que hacer para sobrevivir.

Ahora salen corriendo a decirnos que el PSOE es vital para la democracia y para España, hasta la Iglesia se ha pronunciado al respecto. El último recurso, rodearse de la bandera y el falso patriotismo que no hace otra cosa sino mostrarnos la desesperación de unos poderosos que ven como su caballo de Troya, con el que contaminaron la clase obrera,se derrumba.