Miles de personas tomaron las calles de Varsovia y muchas otras ciudades de Polonia este sábado 6 de noviembre para manifestarse en contra de la ley antiaborto que, aseguran, causó la muerte de una joven cuyo embarazo presentaba problemas médicos.
Iza, de 30 años, falleció en un hospital de Pszczyna, una ciudad del sur de Polonia, por un choque séptico. Las circunstancias del deceso se difundieron la semana pasada. Los médicos se negaron a interrumpir su embarazo de 22 semanas, pese a que el feto no tenía el suficiente fluido amniótico para sobrevivir, de acuerdo con su familia y un abogado. Los galenos involucrados han sido suspendidos y la fiscalía abrió una investigación sobre el caso.
Activistas señalan que la joven fue víctima de la nueva ley nacional que restringe la interrupción del embarazo. Los médicos de la nación de mayoría católica ahora esperan que un feto con problemas muera en el vientre en vez de practicar un aborto, so pena de ser castigado con ocho años de cárcel.
La movilización se organizó bajo el lema de “Ni una más” en referencia a las mujeres que fallecen en abortos. Los manifestantes se reunieron ante la sede del Tribunal Constitucional, que el año pasado falló que poner fin al embarazo por defectos congénitos es anticonstitucional. Luego marcharon hacia el Ministerio de Salud, donde activaron la luz de sus teléfonos, en memoria de Iza, la mujer fallecida.
La ley sólo permite interrumpir la gestación si el producto es resultado de una violación y si la vida de la mujer está en riesgo, pero prohibió el aborto en casos en los que el feto presente un problema de salud. En estos casos se debe esperar a que éste muera de forma natural en el vientre de la madre.
AP
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