PPSOE, su historia de amor

 Por Roberto Santos

Seguramente desde que el 20-D perdiera la mayoría absoluta, Mariano Rajoy solo haya albergado y deseado la formación de una gran coalición con el PSOE que apuntalase el bipartidismo y les permitiese a los dos gobernar como hasta ahora, sin hacer grandes cambios, más allá de algunos gestos mediáticos y por lo demás hacer que todo siga igual.

Hoy, casi un años después, ya podemos decir que Mariano Rajoy ha cumplido su sueño, pero como esto es España, de momento su romance con un PSOE descabezado, se mantiene en secreto. Pero no hace falta escarbar mucho, para ver que realmente es un secreto a voces.

El pasado 6 de Diciembre se celebró el Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados y a ninguno de los asistentes presentes en el Salón de Pasos Perdidos, se le escapó la buena relación existente, el buen ambiente, entre el PSOE y el PP, como si ambos fueran parte de un todo, como una nueva pareja que llega radiante a una fiesta y que por más que intente ocultarlo, irradian amor, como si estuviéramos ante una gran coalición.

No estaba en este gran acto Susana Díaz, pero si el «líder» de la gestora socialista, Javier Fernández, en todo momento acompañado de ese hombre de opiniones volubles que es el portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando. Pero antes de seguir hablando de este gran momento en el que miembros de ambos partidos se fundían en abrazos y mostraban su alegría, me voy a retraer al principio de este idilio.

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El Principio del Romance

Vayamos al mes de septiembre, donde Mariano Rajoy comenzó a recibir información sobre los movimientos que pensaba realizar en la sombra Susana Díaz, para arrebatar el liderazgo a Pedro Sánchez. No olvidemos tampoco que previamente ya había hablado con Felipe González en varias ocasiones, sobre la necesidad de acabar con el bloqueo político y sobre todo evitar a toda costa unas terceras elecciones ante la atenta mirada del establishment financiero y de los grandes centros de decisión europeos.
Me consta que Pedro Sánchez era conocedor de que se estaba cocinando una auténtica conspiración para echarle, lo cual comenzó a ser evidente cuando Susana Díaz, Rubalcaba, Carmen Chacón y Eduardo Madina salieron en tromba a defender en redes sociales al presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, de una suave llamada a la prudencia procedente de la dirección del grupo parlamentario.

Muchos en el PSOE afirman con rotundidad que Sánchez se pegó un tiro en el pie desde el momento en el que la mayoría de los jefes de cada federación entendieron su intento de blindaje en la militancia como el cambio hacia un modelo de partido asambleario que podía poner en peligro sus propios puestos de poder.

Lo que pasó después lo conocemos todos de sobra, el 28 de Septiembre Felipe González acude a la Cadena SER y da el disparo de salida haciéndose el doliente traicionado por Sánchez al que acusa de haberle engañado. Le dijo que se iba a abstener y no lo hizo. Y había que abstenerse, sí o sí.
Esa misma tarde le presentan a Sánchez 17 dimisiones en la Ejecutiva, solo cuatro días después, tras una vergonzosa sesión, Sánchez pierde antes los del golpe. La triunfadora es Susana Díaz, que ya sí ha decidido dar el salto a Madrid, aunque todavía no lo haya hecho oficial. Colocan a Javier Fernández al frente de la gestora y todo se encamina hacía la abstención, esa que para Felipe González debía darse sí o sí.

La Consumación del Amor

El 23 de Octubre, un PSOE dividido decide abstenerse ante Rajoy por 139 votos a favor frente a 96 en contra. Después vendrían la investidura y los 15 Noes socialistas a Mariano Rajoy, que más tarde sufrirían las represalias por votar en conciencia. La operación había sido consumada y comenzaba así el romance entre el PP y el PSOE.

En el fondo, este era un romance previsible, hace tiempo que ambos partidos votan lo mismo en el parlamento europeo y sus políticas económicas son prácticamente las mismas, por lo que tampoco sorprende y más si tenemos en cuenta que a los dos más allá de ese amor que puedan sentir, sobre todo les interesa estar juntos.

Los primeros acuerdos entre PP y PSOE han dejado fuera de juego a los nuevos partidos. Mariano Rajoy ha querido dejar claro al electorado, los mercados y Europa que su socio preferente para los grandes pactos de Estado es el PSOE, ofreciendo así una imagen clara de estabilidad y dejando en una posición de ninguneo claro a los nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos.
Por otro lado, al PSOE, que aún debe resolver su crisis de liderazgo, le permite tomar oxigeno y presentarse como un partido de Estado que ejerce una oposición útil.

De momento los socialistas han apoyado el techo de gasto, paso previo a aprobar los presupuestos del Gobierno, a cambio de una subida del SMI del 8%. No olvidemos que días antes, el 22 de Noviembre, el Congreso aprobaba una propuesta de Unidos Podemos de subir el SMI a 800 euros en 2018 y que alcance los 950 euros en 2020. La propuesta fue apoyada por 174 votos a favor, entre los que se encontraban los del PSOE, que sin embargo después han pactado una subida muy inferior a la aprobada por el Congreso y que encima nos quieren vender como un gran éxito, cuando en el fondo es un auténtico fraude parlamentario. ¿No deberían haber defendido y negociado la subida del SMI que ellos mismos votaron y aprobaron en el Congreso?

El PSOE por otro lado también ha conseguido que el PP deje a las autonomías aumentar el objetivo de déficit del 0,5% al 0,6%, cosa por la que sus siete presidentes se felicitan ya que tendrán más liquidez y el déficit no se corregirá con recortes sino con más ingresos.

¿Y dónde queda Ciudadanos en todo esto?

Ciudadanos se ha convertido en ese tercer miembro de la pareja, en el amante, que al final acaba viendo como los otros dos se reconcilian y ellos se quedan atrás, solos y sin rumbo.

Albert Rivera se siente traicionado y aunque trata de guardar el tipo, es bastante evidente su desconcierto y su cabreo. De momento Rivera ha dicho que apoya el techo de gasto, pero no la subida de impuestos, que según él va en contra de ese pacto de investidura que firmaron con el PP y que los populares claramente están usando como papel higiénico estos días, ante la obviedad de que con el PSOE a su lado, no necesitan a Ciudadanos para nada y a sabiendas de que eso es la estocada perfecta para un partido que iba de regenerador y relevante en la política española y que finalmente se ha quedado en auténtico paría que se tiene que comer lo que los otros dos partidos decidan.

Mariano Rajoy les necesitaba para conseguir la investidura, pero claramente una vez conseguido su apoyo en la misma y tras su constatado entendimiento con el PSOE, la aritmética no miente y los de Rivera son absolutamente irrelevantes y por lo tanto también su pacto de 150 medidas, del que el PP no está cumpliendo nada.

Pero sin duda lo que más evidencia la irrelevancia política de Ciudadanos es el hecho de que el Gobierno no haya designado un equipo negociador para dar forma a los presupuestos del año que viene, mientras que ellos tienen desde ya hace unas cuantas semanas preparado el suyo, esperando a que les llamen sin mucho éxito.

Y es que la realidad se impone y para el PP es más importante sacar adelante los presupuestos con el apoyo del PSOE, con el que conforman un auténtico rodillo imbatible en el Congreso, que suma 222 diputados, muy superior a cualquier mayoría absoluta y que además vende una imagen de consenso entre «las dos españas».

¿Qué pasa con Podemos?

Hay quien dice que la gran coalición aísla a Unidos Podemos, pero la realidad es que si juegan bien sus cartas pueden convertirse es el único partido que haga oposición a esta extraña e interesada pareja que nos gobierna y a la vez evidenciar las contradicciones de un PSOE sin liderazgo y que lejos de organizar un Congreso y dar voz a la militancia para elegir un nuevo líder o lideresa, se están ocupando más de llegar a pactos con el PP y seguir haciendo lo que les da la gana y creen conveniente para mantenerse en sus puestos de poder, pese a sus pésimos resultados electorales.

Podemos tiene por delante el reto de hacer una oposición que ponga contra las cuerdas al Gobierno y sus socios, y a la vez presentarse como la auténtica alternativa a la vieja política, ya que Ciudadanos ahora mismo se ha quedado en tierra de nadie, tras dar su apoyo al mismo PP que hoy le ignora.

En la actualidad

Volvamos al pasado más cercano, a esa celebración del Día de la Constitución en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso. Allí estaban fundiéndose en abrazos unos con otros y hablando en los diferentes corrillos, en un clima claro de gran coalición, de quienes saben que el plan ha sido ejecutado con éxito y se muestran claramente contentos y satisfechos. De estos múltiples corrillos, uno de los más significativos, que seguramente le sacase canas verdes a Albert Rivera, fue el de Mariano Rajoy en el Patio del Congreso con el exministro del Interior José Luis Corcuera, el expresidente de la Generalitat valenciana Joan Lerma y el que fuera presidente del Senado, Juan José Laborda, todos ellos históricos del PSOE, no olvidemos que es la vieja guardia socialista la que se apunta el tanto de tan bonita relación.

Veremos cuantas cosas más pactan juntos y cuanto les dura el amor, algunos imaginamos que la relación será idílica hasta que el PSOE pueda solucionar su crisis de liderazgo y eso será cuando lo tengan todo bien atado para que ese puesto lo ocupe, ya de forma oficial, Susana Díaz. Pero ojo, porque en estos nuevos tiempos de fin de la mayoría absoluta, de mantenerse este idilio estaríamos ante un claro secuestro a la democracia, porque independientemente del resultado, siempre gobernarían los mismos.

Por otro lado, ¿qué legitimidad tienen estos pactos que no tienen en absoluto en cuenta a la militancia socialista y qué está alcanzando una gestora que no ha contado con el apoyo de sus bases en un momento en que el partido está absolutamente dividido? ¿Cómo es posible que el PSOE ignore a sus votantes y sus militantes y este más preocupado por mantener cuotas de poder que por cumplir sus compromisos?

Son nuevos tiempos para la política española, pero se empeñan en no avanzar con la sociedad, solo así se explica, que la gran coalición, en vez de hacerse de forma clara y abierta, dejando que todos conozcamos lo pactado por unos y otros, se haga por la puerta de atrás y de forma absolutamente opaca. El hecho de que sea así, debería llevarnos a preguntarnos, ¿qué es lo qué tienen que ocultar para hacerlo de esta manera? ¿Qué habrán acordado realmente? Nos iremos enterando y no precisamente porque antes nos lo cuenten, sino porque lo iremos viendo. Pero ojo, el guion hace tiempo que está escrito y ahora solo lo están interpretando.

1 Comment

  1. Más o menos eso es lo que pasó. Aunque yo creo que PPSOE ya lo tenían todo planeado después del resultado del 20D. El paripé del pacto entre PSOE y Cs tras el 20D fue eso, circo para echarles las culpas a Podemos e intentar que unas segundas elecciones, 26J, Podemos fuese castigado. Lo consiguieron en parte, pero no fue suficiente. Les dio tiempo, la máquina del fango contra Podemos no paró, algún que otro error, una parte de IU que no les votó, etc. acabaron parando el descenso que Podemos llevaba semanas antes del 20D. Hay que reconocerlo, Podemos no jugó bien sus cartas y el establishment se salió con la suya.

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