Por un día sin multas de tráfico a cambio de

Me conformaría con un día a la semana libre de multas confiando en que cumpliremos las normas, aunque no nos puedan sancionar

Por Domingo Sanz

Vengo de recoger en Correos la tercera multa de tres, por ahora, puestas todas por el mismo radar y siempre el tercer martes de tres meses seguidos y, en lugar de pensar que me sancionan porque hay quien necesita sentir el placer de mandar, concluyo que lo que quieren es educarme y que, como es lógico, toda enseñanza hay que pagarla, sea con recibos mensuales, con impuestos, o a base de castigar el mal comportamiento.

Sigo elucubrando y pienso que, si el alumnado en general tiene dos días libres cada siete, sin contar las vacaciones, bien se podría hacer algo parecido con los aprendices de normas de circulación que siempre seremos los conductores. Me conformaría con la mitad: un día a la semana libre de multas confiando en que cumpliremos las normas, aunque no nos puedan sancionar.

A cambio, y para compensar la merma que podrían sufrir los ingresos públicos por ese día semanal sin multas, propongo que también un día a la semana se suprima la impunidad de que disfruta el rey y que tanto aprovecharon los dos jefes del Estado anteriores. La propuesta es justa, pues solo con el montante que se estima en impuestos no pagados, a partir de lo que escribió el fiscal para librar de juicio al emérito, habría para unos cuantos días sin multar a los mortales normales.

Si no aceptan una propuesta tan lógica como esta, cada vez que me pongan una multa, por muy justa que sea, pensaré que a Felipe VI nunca le pondrán ninguna, aunque la merezca, por el mismo motivo que no hay juez que pueda sentarlo en el banquillo de los acusados, por muchos delitos que cometa.

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