Agosto ibérico.
Vacío deambular por ríos
de minúsculo sedimento.
Caminos sin sonido o palabras
en modo silencio.
Campos de anchura intocable
y arroyos secretos, secos por dentro.
Retraimiento de la opinión pública
en torno al parlamentario castizo.
Casticismo de obstinado encierro
en la caja del pasado.
Confianza en los mercados.
Desconfianza
en el mandato del pueblo
y su capacidad de prestar el poder
al mejor preparado.
Sobre el pueblo que calla,
ora y paga, cae la noche.
Siempre ambigua y en silencio
llega en soledad, y con ella,
llega el miedo al más allá.
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