Entre el engaño y la inocencia
florecen hijos de la magia y la adivinación.
Hijos educados para socavar la confianza
del ser humano en la moral.
Arquitectos de los dioses
experimentan entre los mortales.
Personajes místicos e históricos
histéricos de ansia, se comen la palabra
para después vomitarla.
El lenguaje, ese lenguaje, su lenguaje,
utilizado para cruzar la línea
entre lo que se puede pensar y el absurdo.
Un mundo apolíneo (el suyo).
La disonancia, el lenguaje,
lo mítico y lo apolítico.
Un mundo de objetos (el nuestro), donde
el contenido es la totalidad de los hechos.
Un mundo donde la miseria, entona la melodía
añadida desde el vuestro.
Sí, la realidad total es el mundo.
Su precariedad globalizada, tan real,
nos ruega un (para algunos) pequeño estipendio
que ayude a superar el miedo
y el muro de los deshechos (los vuestros)
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