Alerta, mujer, pues el poder
no derrama lágrimas
sobre tus heridas abiertas.
Alerta, pues el camello se cuela
por el ojo de la aguja
y el parásito, modificado como gusano
rastrero, deconstruye palabras
para redimirse del pueblo.
¿Dónde se perdió, almas libres,
vuestra libertad?
La oscura profundidad de la noche
es territorio del águila y la serpiente.
Guárdate, mujer,
de los límpidos de corazón,
del perverso mago,de los dos reyes,
del papa jubilado, del viejo adivino,
del espíritu feo y rancio.
Guárdate, al fin, del hombre superior
con cerebro patizambo.
Del tipo desalmado aleja tus pasos.
Guárdate del castigo eterno o recompensa
que sale de sus labios.
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