Levitando tras el atril de agitador, se eleva
un señor que parece salido de un wéstern.
Un tipo que suplica por un revólver.
Un sujeto que prefiere a la mujer en la cocina.
Un tipo parecido al conde del Puñonrostro.
Un sujeto con discurso apocalíptico
de subrayada prosopopeya, vendedor
de crecepelo en un lugar donde
hacer su agosto y su vendimia.
Un sujeto sin predicado, para el que
no cabe un país de países, una España
digna, mixta, variada y multicolor.
No comprende una España feminista
donde su Iglesia inmatriculadora
y su Dios abstraído en la pereza,
dejen las riendas del purasangre ibérico
a los gentiles extranjeros que nacen
en su Jerusalén hispana, y se mueven para
traer dignidad al que trabaja, pan
a quienes los más ricos del lugar, despiden a casa,
refugio a quienes huyen del horror de las armas,
de la trata de mujeres y niños, de la vanguardia y la
retaguardia donde lo principal, es el beneficio.
El agitador,
se presenta como amigo de la intolerancia,
garrote vil al cinto, para intentar convencer
al que piensa distinto, y como oferta,
las palmas de las manos hacia arriba, España,
vacías de palabras.
Arropan al pseudo líder vástagos
de patronímico ilustre (que no ilustrado)
alzando tercios, estandartes o banderas
con tres franjas, tan borrosas por dentro,
como escuálidas y malolientes por fuera.
Desde el coso de Vistalegre, invocan
un espíritu arrogante que insufla
aliento añejo, de nuevo.
Se conjuran para llamar todos a la vez
al fantasma del Generalísimo Genocida,
enterrado bajo la cruz de un pacifista
y revolucionario.
Rebusca y espigueo entre el aire puro de España,
para el retorno de un viento huracanado
que arrase los derechos adquiridos
y ganados con sangre, en muchos casos.
Celebran una fiesta de patrioterismo esclerótico
y prosapia tradición escolástica, fundada
sobre pilares donde sustentar una España
maquillada a su gusto. Por eso, el día de la Raza,
rezarán todos juntos, muy alto,
para que los tanques borren el mapa de las autonomías
y desfilen hasta Cataluña y el País Vasco,
pasando por Andalucía, Valencia,
Aragón, la Alcarria. Rezarán por que todo
vuelva a ser como antes: todos españoles,
católicos grandes, libres, y dirigidos con mano firme
por el tipo salido de un wéstern,
que llega montado en un resucitado *Babieca,
sin conocer el significado de la palabra
que da nombre a la ilustre montura,
del español más ilustre (que no ilustrado)
*babieca: persona floja y boba
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