¿Podrían existir hoy en España las misiones pedagógicas?

Agustín de la Herrán Gascón


Durante seis años, entre 1931 y 1936, existieron en España escuelas ambulantes compuestas por voluntarios (misioneros pedagógicos) que acudían donde se les llamaba. Respondían a un compromiso social que condensaba cultura, democracia, educación, inclusión y justicia social. Querían llevar modernidad a las poblaciones españolas más pequeñas y apartadas, algunas sólo accesibles en burro o en mula.

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Representación del Teatro del Pueblo en Daganzo (Madrid) circa 1933. Memoria del Patronato de las Misiones Pedagógicas, 1934 / La Escuela de la Republica

También fueron escuela para los misioneros pedagógicos, quienes llevaban a los destinos conocimiento, en forma de bibliotecas, cine, teatro, guiñol, museos, educación ciudadana, salud, diversión… Algunos acabarían siendo figuras de relevancia universal.

¿Cuál es su origen?

Ricardo Rubio, Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío. Museo Virtual de la Ciencia – CSIC

La idea de las misiones pedagógicas nace en 1881 del pedagogo Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza (I.L.E.). Su discípulo y también pedagogo Manuel Bartolomé Cossío fue su artífice. Se instituyen por decreto el 29/05/1931, con la creación del Patronato de Misiones Pedagógicas.

¿En qué contexto surgen?

En los años 30, el escenario macro es de una cuádruple crisis: política, económica, social y educativa. La tasa de analfabetismo supera el 40%. La situación es de desigualdad extrema. Como consecuencia, hay dos Españas –la urbana y la rural– y una enorme grieta entre las dos. La rural alcanza las ¾ partes de la población y es casi toda analfabeta. Vive en aldeas, villas y pueblos pequeños. Sus gentes tienen otra forma de pensar, hablar y entender la realidad. Subsisten en la penuria, como detenidas en el siglo XVI, pero sin Renacimiento. Los niños trabajan, las niñas no van a la escuela. Se muere por falta de medios. No se ven posibilidades de cambio.

Tipos de las Hurdes, José Val del Omar, (C. 1936). Biblioteca Digital Hispánica – BNE, CC BY-NC-SA

La distancia intelectual también es abismal: cuando las poblaciones retiradas son visitadas por misioneros pedagógicos, les perciben como seres de otro mundo. Y lo son. La fractura es de naturaleza educativa, porque el problema de España es un problema pedagógico. Lo dirían Ortega y Gasset y también Cossío. Con relación a la educación escolar, faltan escuelas o son inhabitables. No hay mobiliario adecuado ni materiales. Faltan maestras, formación y un sueldo digno.

El proyecto Misiones Pedagógicas no está aislado. Converge con otros, como el teatro universitario “La Barraca”, de Ugarte, García Lorca, Altolaguirre y Miguel Hernández, las universidades populares, los centros culturales, el Consejo Nacional de Cultura, las casas del pueblo, las Federaciones Universitarias de Estudiantes Locales (FUE), la Unión Federal de Estudiantes Hispanos (UFEH), las “escuelas nuevas»…

Imágenes grabadas del grupo de teatro universitario “La Barraca”.

¿Qué objetivos, contenidos y actividades desarrollan?

El encargo es llegar a las localidades más pobres y aisladas, para entregarles lo que la vida les niega por estar lejos del progreso de las ciudades. Los contenidos que se ofrecen son: educación cívica, participación democrática, deberes y derechos ciudadanos y de la mujer, cultura, entretenimiento, nuevas tecnologías, progreso del mundo rural, temas profesionales, salud, etc.

Muchas localidades no tienen acceso a electricidad. Algunos ciudadanos no han visto nunca cine, no han tenido acceso a libros, periódicos, museos, teatro, arte, música… Por eso se crean bibliotecas infantiles y de adultos. Se organizan préstamos, lecturas públicas para niños y mayores, audiciones de música clásica, popular, zarzuelas…

Misiones pedagógicas, José Val del Omar, (C. 1936). Biblioteca Digital Hispánica – BNE, CC BY-NC-SA

Se llevan generadores eléctricos donde se necesitan, equipos de proyección de cine, gramófonos, alguna gramola portátil, se realizan emisiones radiofónicas, teatro ambulante, títeres y guiñol, coro del pueblo, orquestas, exposiciones circulantes, proyecciones de diapositivas de arte, paisajes, etc., charlas, fiestas, colectas, etc.

Los misioneros pedagógicos son voluntarios: maestros, aficionados (al teatro, al coro…), universitarios, estudiantes de la Institución Libre Enseñanza, algunos curas progresistas, etc.

El proyecto encuentra respaldo entre actuales o futuras figuras de renombre: Luis Bello, Alejandro Casona, Luis Cernuda, Amparo Cebrián, Carmen Conde, Rafael Dieste, Federico García Lorca, Antonio Machado, Diego Marín, Eduardo Martínez Torner, Maruja Mallo, María Moliner, María Luisa Navarro, Antonio Oliver, Pedro Pérez Clotet, Miguel Prieto Anguita, Antonio Sánchez Barbudo, Pedro Salinas, Eduardo Ugarte, María Zambrano…

¿Por qué y cómo desaparecen?

En un entorno ideológicamente dual y enfrentado, su éxito equivale a su desaparición. Las elecciones del 19 de noviembre de 1933 –primeras donde se permite votar a las mujeres– son ganadas por la CEDA, que aglutina a partidos católicos y de derechas. En el llamado “Bienio Conservador o Rectificador”, se declara a la ILE perniciosa y se asfixia presupuestariamente a las Misiones Pedagógicas. “La Barraca” y las Misiones se van apagando.

Cada vez con más frecuencia algunas son saboteadas por autoridades o curas. Se dice que no educan, que confunden a la gente. Sus actividades son objeto de sospecha y se les acusa de propaganda ideológica. Cossío dirá, poco antes de morir: “No comprendo por qué odian de esa manera a las Misiones. Las Misiones no hacen más que educar”.

El golpe de estado del 18 de julio de 1936 pone todo patas arriba. Unos misioneros son llamados a filas. Otros se alistan en el ejército republicano o franquista. Varios se enrolarán en milicias y brigadas culturales. Las maestras ven alterado y comprometido su trabajo, su formación y la de sus alumnos. Después, maestras progresistas y misioneros pedagógicos son anulados, perseguidos, encarcelados, asesinados. Unos se exilian y otros llevan el proyecto a Latinoamérica. Algunos, con las alas cortadas, viven en un exilio interior. Con la dictadura franquista, todo será demolido.

Restos de una escuela de niños de Tetuán de las Victorias después del bombardeo de los aviones fascistas (Baldomero hijo) Archivo General de la Administración. Archivo Rojo. Portal de la Memoria Histórica.

Epílogo

Las Misiones Pedagógicas surgen en 1931, pero no mueren nunca, porque trascienden. Son una página hermosa y fértil de la historia de la educación, la democracia, la inclusión y la pedagogía universal. Tampoco se reconstruye nada parecido.

Se plantean dos cuestiones:

  1. ¿Tendría sentido restituir la idea general de las Misiones Pedagógicas en la España del siglo XXI?

    Quizá sí, con cambios. Gracias a la educación y al progreso, apenas hay zonas rurales como aquéllas. Equivaldrían a las zonas a las que no llega internet. Pero siempre hay necesidades educativas nuevas (tecnológicas, científicas, sociales, de salud, etc.) para niños y adultos. Y, con certeza, hay receptividad general por los viejos deleites de la razón (lecturas íntimas y públicas, tertulias, teatro, guiñol, títeres, museo, cine, música, charlas y diálogos con expertos, etc.), desde donde reflexionar, disfrutar y crecer.

  2. ¿Podría desarrollarse hoy en España un proyecto educativo semejante?

    Quizá sí, pero mejor evitando dos posibles errores. El primero es confundir educación con adoctrinamiento y transformación educativa con condicionamiento ideológico. Hoy lo habitual es trocarlos intencional e inconscientemente a la vez (no es una contradicción.) El segundo es no escuchar a los expertos en educación: los pedagogos, que en este país se prejuzgan, se desconocen, no se valoran y se confunden con psicólogos, médicos, logopedas…

Tampoco se escuchó a Giner o a Cossío: el primero idea las Misiones 50 años antes de su creación y muere 16 años antes de la existencia del Patronato. Cossío lo logra, tras intentarlo durante 30 años. Sin embargo, cuando se crean es ya un anciano, y fallece antes que ellas.

Hoy la sociedad ha cambiado, se ha desarrollado, sobre todo externamente. Ha evolucionado mucho menos interna, educativa, formativamente. Por eso, quizá, las oportunidades pasarán por delante y otra vez de largo.The Conversation

Agustín de la Herrán Gascón,

Profesor titular. Pedagogo. Educación y formación, Universidad Autónoma de Madrid – The Conversation

3 Comments

  1. claro qe tienen sentido
    incluso en la ciudad consumista lo pedagogico escasea , no digo en el campo !
    mens internete y mas teatrete etcete
    la gente iria mas en ls pueblos

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