«Si no somos capaces de comprender que el confinamiento no ha sido una obligación, sino una necesidad sanitaria, tan criticable en sus formas como cualquier otra cosa, ¿cómo vamos a aceptar la autoridad de quienes marcan las pautas de ese encierro?»
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«No hay ninguna diferencia entre el marroquí que utiliza el nombre de Alá, el católico que enarbola la bandera de Dios, el marxista que grita “revolución” o el independentista que escupe odio nacionalista, si su único argumento es el derramamiento de sangre de otros seres humanos»
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