El señor Rueda es un campeón de la astucia, su plan para «salvar» el paisaje es digno de un Oscar a la creatividad absurda.
Por Lucio Martínez Pereda | 7/05/2025
No es una broma, aunque lo parezca. Tampoco es una burla dirigida contra el movimiento ecologista. Es sencillamente expresión de desconocimiento de cómo funciona la más básica percepción del ridículo. Algunos políticos son los últimos en darse cuenta cuando una propuesta idiota evidencia su falta de inteligencia para percibir los efectos que producirá sobre la opinión pública.
Vamos al caso concreto: la Xunta de Galicia ha propuesto pintar la chimenea de 75 metros de la macrocelulosa de Altri en Palas de Rei (Lugo) de verde, marrón o gris para «mimetizarla con el entorno» y convertirla en un «icono» arquitectónico y turístico. Esta idea aparece en el Informe de Patrimonio Cultural, firmado por María del Carmen Martínez Ínsua el 4 de febrero de 2025, que forma parte de la declaración de impacto ambiental favorable al proyecto. La propuesta incluye usar colores que se integren con el paisaje y añadir elementos decorativos o artísticos para hacer la chimenea «atractiva» en lugar de una «intrusión visual». La Xunta también sugiere colaborar con escuelas de bellas artes y arquitectura para desarrollar diseños conceptuales.
El señor Rueda es un campeón de la astucia, su plan para «salvar» el paisaje es digno de un Oscar a la creatividad absurda: pintar una chimenea industrial de verde, como si la naturaleza fuera a decir, «¡Vaya, qué árbol tan cilíndrico y humeante!». ¿Quién necesita bosques de verdad cuando puedes tener una chimenea disfrazada de pino industrial?.
Seguro que Rueda consigue que los pájaros, confundidos, quieran anidar en las rejillas de ventilación. Rueda es un astuto maestro del camuflaje. ¿Para seguir en la línea de esta propuesta exitosa pintará una nube de smog de arcoíris y le dirá a todos que es un «fenómeno natural»?.
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