Perdón

Por Jesús Ausín

A la fresca

Los grillos empalagaban aún más, con sus rápidos cantos, la tórrida noche veraniega. A la luz de una tenue bombilla, sobre la que danzaban moscas y mosquitos como si fuera el dios revelador, un grupo de vecinos, sentados en taburetes, sillas de playa y una robusta y vieja viga de roble que apoyada sobre un par de piedras calizas, cubría la vacante de banco universal, olvidaban el sudor, los sofocos y el asfixiante aire caliente que apenas les dejaba respirar, charlando sobre las cosas que últimamente habían ocurrido en el pueblo.

Lo último y más novedoso era que, unos días atrás, habían visto salir al cura del lupanar situado a las afueras de la villa, junto a la carretera nacional. No había duda de lo que allí hacía el páter porque, cuando salió, llevaba la ropa en la mano e iba en calzoncillos. Un gracioso había hecho sonar la alarma contra incendios y había sacado a todas las meretrices y a todos sus clientes a la calle. La guardia civil, personada en el burdel, no había podido evitar que los curiosos vecinos, los más cercanos a la carretera, que en otra noche tórrida estaban también sentados alrededor de otra bombilla charlando a la fresca, se hubieran presentado en el aparcamiento atraídos por el ruido de la sirena y el consiguiente jaleo.

Don Calócero era un buen párroco. Atento con sus feligreses, jovial con los muchachos y muchachas, siempre dispuesto a echar una mano a aquel que le pedía ayuda y nunca propicio a sermones y reproches sobre la no asistencia a la iglesia o sobre el trabajo en el día del señor. Él comprendía que no se atrae a la gente montándole bullas por no creer o siendo hosco y malhumorado. Su vocación de servidor espiritual le llevaba siempre a reconfortar al afligido, aunque no hubiera pisado la iglesia en años. Además era el principal promotor de la cultura en el pueblo. Había montando el grupo de danzas y ofrecía clases de bolillo y cestería y una escuela de adultos para los mayores y de apoyo escolar para los más jóvenes. Todo el mundo sospechaba que le gustaban más las faldas que a un tonto un caramelo, pero hasta ahora, solo habían sido rumores y ninguna de sus feligresas, que supieran, había tenido trato carnal con él.

 Pero en todos los pueblos, siempre hay una beata y un cantamañanas que se creen con el derecho de juzgar a los demás y sobre todo de ser garantes de la moralidad y las buenas costumbres y erigirse en portavoces de los demás, aunque nunca hayan preguntado a nadie. Acindina y su hermano Cremencio, dos mojigatos solterones que se pasan la vida acechando tras los cuartillos de las ventanas, se vieron con la obligación de poner en conocimiento del señor obispo las andanzas de Don Calócero, y el prelado, una vez llamado a capítulo al párroco, lo ha trasladado a un pueblo de la sierra burgalesa dónde la casa de las señoras que fuman más cercana, está a setenta kilómetros y dónde solo viven ancianos.

 Los vecinos que olvidan el calor a la luz de la mísera farola, reprochan a los hermanos “pichabrava”  su cinismo con el cura. No es que a ellos les guste la actitud del eclesiástico. Ni tampoco justifican su “aprecio” desmedido por el sexo contrario (sobre todo porque es cura y proclama castidad), pero sopesan otras cosas en la balanza. Ellos nunca habrían delatado al sacerdote. Porque para ellos es más importante lo que estaba haciendo con la juventud a la que había unido bajo la actividad de las danzas. Más importante que las meretrices era poder asistir a clase en el Tele-club y sentirse acompañado en las largas y frías tardes del invierno castellano. Y además, gracias al grupo de folclore, el pueblo había empezado a ser conocido en toda la provincia. Ahora el sieso ese que ha mandado el obispo, les cierra la puerta de la iglesia tras tocar a tercera (el que llega tarde no entra a misa),  se para a echarles la bronca a los chavales que están en la terraza del bar a la hora de misa, o se encara con los agricultores si están sembrando en domingo junto a la carretera.

 Y como dice Benigna, tiene narices que el huele bragas (hace unos años sorprendieron a Cremencio tendido en la era oliendo las bragas tendidas al sol que la Manuela acababa de regar sobre los tréboles) y su hermana “la machorra” (porque Acindina se quedó en cinta del señorito al que estaba sirviendo en la capital cuando tenía dieciocho años recién cumplidos. Él la había obligado a quitárselo y jamás volvió a tener contacto carnal), sean los que tengan la caradura de criticar y reprochar la actitud libidinosa de Don Calócero.

*****

ETA reconoce la responsabilidad directa que ha adquirido en ese dolor, y desea manifestar que nada de todo ello debió producirse jamás…”.

“…el sufrimiento imperaba antes de que naciera ETA, y ha continuado después de que ETA haya abandonado la lucha armada”.

“Somos conscientes de que en este largo periodo de lucha armada hemos provocado mucho dolor, incluidos muchos daños que no tienen solución. Queremos mostrar respeto a los muertos, los heridos y las víctimas que han causado las acciones de ETA, en la medida que han resultado damnificados por el conflicto. Lo sentimos de veras”.

De la Declaración de ETA sobre el daño causado.

Perdón

Hacer daño a otra persona nunca está justificado. Matar, violar, torturar, humillar, empobrecer, abusar o herir a un semejante, causan dolor en mayor o menor medida. Evidentemente no produce el mismo dolor que asesinen a tu padre o hermano que ser humillado constantemente por otra persona o que una serie de ladrones te acaben llevando a la ruina económica y a la miseria moral. Tampoco produce el mismo rechazo social que un borracho se suba a su coche y acabe matando a otro, que si un tipo mata a otro accidentalmente al poner una bomba. El valor de la vida de los muertos es la misma pero la percepción social, no. Lo que dice mucho de dejar que los sentimientos sean los que administren la justicia.

Hace unos meses escribí en este mismo medio un artículo sobre la cadena perpetua en el que decía que la venganza no puede ser el motivo de la justicia y que las víctimas jamás pueden ser parte de la imposición de esa justicia porque una condena jamás va a reparar el dolor que ha producido una muerte.

La mayoría de los medios concertados, esos que siguen con el runrún de las falsas noticias de la red, mientras manipulan obviando la parte que no interesa en su estrategia de comunicación sesgada, como en esta frase de Macron que, leída por completo y sin cortes “olvidados” cambia el sentido a lo dicho por este personaje sobre la independencia de Cataluña, se han inclinado por el titular que contenta a esa parte pueril y asocial del pueblo que disfruta aplastando a quiénes considera indignos de vivir junto a ellos y han resaltado que ETA no pide perdón a todas las víctimas y sólo lo hace de forma selectiva.

No seré yo quién defienda el terrorismo, ni desde luego el que justifique ni una sola muerte. Pero si ellos mismos (ETA), en su declaración, son conscientes de que fue un error su estrategia y que, después de 829 asesinatos la situación de sufrimiento general del pueblo [vasco y en general en todo el mundo] sigue siendo la misma, si ellos mismos están pidiendo perdón y sobre todo, no están pidiendo clemencia, seamos positivos y veamos esto como un paso adelante y como el preámbulo de su disolución. La mayoría de los medios concertados, esos que siguen con el runrún de las falsas noticias de  la red, mientras manipulan obviando la parte que no interesa en su estrategia de comunicación sesgada, como en esta frase de Macron que, leída por completo y sin cortes “olvidados” cambia el sentido a lo dicho por este personaje sobre la independencia de Cataluña, se han inclinado por el titular que contenta a esa parte pueril y asocial del pueblo que disfruta aplastando a quienes considera indignos de vivir junto a ellos y han resaltado que ETA no pide perdón a todas las víctimas y solo lo hace de forma selectiva.

Ya vendrán luego los tiempos en los que se pida explicaciones por aquellos casos no resueltos. Lo importante es que reconocen la barbarie, que no se justifican sino que son conscientes del tremendo dolor ocasionado y lo más importante que tienen propósito de enmienda al anunciar la próxima disolución de la banda.

Imagen del comunicado de ETA en el que declaraba en 2011 «un alto el fuego permanente, general y verificable». EFE

Como decía antes, el dolor provocado a las víctimas nunca será reparado con nada, ni siquiera con la venganza, y no puede ser el motor de la justicia porque entonces no acabaríamos nunca. Las víctimas habrán sido recompensadas (y sino, deberían serlo) en la única forma posible por el Estado, y serán acompañadas en ese dolor que llevan dentro, pero nunca deberíamos acompañarlas en su sed de revancha, porque la represalia no es justicia.

Como todo en este trágico mundo en el que vivimos, en esta coyuntura coetánea de desinformación, reversionismo, involución y desenfreno de los instintos más primarios, como el ojo por ojo (pero solo para lo que yo diga), en este aumento del gusto por las ideas fascistas, asistimos a una doble vara de medir y, sobre todo, a un cinismo enfermizo que hace que estas personas revisionistas, revanchistas y de simpleza moral y social, se comporten como alimañas faltas de razón. Mientras, se insiste en el resarcimiento de las víctimas de ETA, a las que solo les sirve la venganza, se afea que los cientos de familiares que tienen a sus seres queridos en las cunetas, víctimas iguales de una violencia sin sentido y también por unas supuestas ideas políticas, soliciten que el Estado se haga cargo de su remedio que no es otro que el de la ayuda económica para encontrar y sacar a sus familiares de las cunetas. Mientras se critica el comunicado en el que la banda terrorista pide perdón y hace propósito de enmienda, se oculta en la mayoría de los casos y en algunos incluso se aplaude, que los herederos directos de ese genocidio franquista, no solo no hayan pedido perdón sino que hacen lo posible para seguir jodiéndoles la vida a los descendientes de aquellos que reclaman justicia. Mientras se critica con toda la razón, la desmedida lucha por la independencia mediante el asesinato selectivo de personas que en muchos casos solo pasaban por allí y en otros estaban haciendo un trabajo, se aplaude y se llama autodefensa al asesinato masivo de palestinos por el gobierno de Israel. Palestinos que habían cometido el enorme delito de manifestarse pacíficamente. Mientras se ensalza el valor de la vida de un policía o un guardia civil muerto por ETA, estos medios cínicos, indecentes y manipuladores justifican el bombardeo de población civil en Siria por parte del Imperio con centenares de muertos y millares de damnificados. Mientras se incita a no olvidar y a no pasar página, porque para sus espurios intereses parece no interesar que este grupo de asesinos anuncie su disolución, se critica a quienes tenemos en mente todas y cada una de las guerras provocadas por occidente, todas y cada una de las intromisiones en estados que generaron violencia, asesinatos y dolor. Mientras inciden una y otra vez en los asesinatos etarras y en su falta de respeto a la vida, callan, ocultan y consienten que España le venda armas a un estado genocida como el Saudí que está masacrando a la población civil en Yemen y que detiene mujeres por conducir o por no acatar las órdenes de su familiar masculino más cercano. Mientras se posicionan a favor y dan toda la publicidad posible a los que se proclaman víctimas por ser familiares de  los asesinados por los terroristas, niegan el derecho de los familiares de los asesinos, que cumplen pena alejados de sus casas, a no sufrir el castigo de tener que jugarse la vida en una carretera cada sábado y domingo para hacer dos mil kilómetros en coche para poder ver a sus hijos, hermanos o maridos.

El dolor provocado a las víctimas nunca será reparado con nada, ni siquiera con la venganza, y no puede ser el motor de la justicia porque entonces no acabaríamos nunca. Las víctimas habrán sido recompensadas (y sino, deberían serlo) en la única forma posible por el Estado, y serán acompañadas en ese dolor que llevan dentro, pero nunca deberíamos acompañarlas en su sed de revancha, porque la represalia no es justicia.

Como digo, no voy a ser yo el que justifique ni una sola muerte de un ser humano. Pero empiezo a estar hasta el gorro de cantamañanas, gacetilleros, infames personajes que se creen periodistas porque estuvieron jugando al mus en la facultad, y jetas que hacen de su ideología el arma con el que someter a todo aquel que no esté de acuerdo con ellos. Estoy hasta el gorro de fascistas que callan, justifica y hasta son consentidores de la muerte violenta de cientos de personas en Siria, Irak, Palestina, Yemen o Libia. Estoy hasta la tonsura del ciudadano de a pie que se cree con el derecho de llamarme proetarra porque creo en la humanidad y no en la venganza y sobre todo en la justicia en igualdad para todos. Estoy harto de que me perdonen la vida cada día y me digan si puedo o no ser español o dictaminen si soy buen o mal ciudadano o que se crean en el derecho de ejercer de portavoces y de aplicar su moral sobre los demás, cuando están consintiendo que millones de sus vecinos, amigos, familiares y conciudadanos estén viviendo míseramente, algunos con resultado de muerte, como consecuencia de unas políticas restrictivas con lo público. Negar el medicamento porque es caro, a una persona que sin él va a morir, es un asesinato. Vender armas a sabiendas que se van a utilizar para masacrar inocentes es ser cómplice de genocidio. Justificar la muerte de personas porque el asesino es amigo (o famoso), es igual de reprochable que matar de un tiro en la nuca.

Ningún uniforme, bandera o afiliación política da valor añadido a la vida.

La violencia no es admisible porque quién la ejerza sea amigo o tenga tus mismos intereses.

El perdón es una de las pocas virtudes que nos diferencia de las alimañas.

La venganza, solo es el consuelo de los fatuos, los asociales y los simples.

Terrorismo es todo aquello que produce terror y violencia desmesurada. Y no solo lo que unos jetas que solo creen en el dinero y en su impunidad, hayan redactado en un papel para usarlo contra sus enemigos políticos y contra los que protestan.

Salud, república y más escuelas.

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