Peras en el olmo

Por Jesús Ausín

Tarde oscura. El frío del otoño comienza a introducirse entre los poros del abrigo haciendo difícil estar parado en la calle. El Cierzo, compañero inseparable de la llanura castellana, silba entre los huecos de las paredes descascarilladas y entre la masilla reseca de los cristales. Chicos y Chicas adolescentes, con sus dieciocho años recién cumplidos, pasan la tarde charlando sentados alrededor de una estufa de serrín que les humea la ropa y que no calienta ni a dios. De fondo, el ruido de un programa de variedades en blanco y negro  que sale del único televisor del pueblo que el Ayuntamiento, auspiciado por el Ministerio de Información y Turismo, y con gran esfuerzo económico, ha colocado en la vieja casa del maestro, y antigua escuela, creando un espacio común con el nombre de Teleclub para todos los vecinos, pero que solo usan chavales y adolescentes.

Es habitual que los sábados por la tarde-noche cuando hace buen tiempo y los más críos prefieren jugar en la calle que meterse entre cuatro paredes a ver la televisión, los mozos y mozas del pueblo aprovechen el espacio público para realizar guateques. La puerta cerrada con llave impide las miradas indiscretas de los vecinos de la plaza que, como no tienen hijos en esas edades, se conforman con santiguarse cada vez que ven como se cierran los cuartillos de las ventanas a cal y canto y oyen la música “ye-ye” desde la calle. A veces, cuando los adolescentes entran al Teleclub, les llaman desvergonzados y amenazan con llamar al alcalde y al cura para que impidan lo que ellos llaman depravación y que no son más que bailes inocentes y juegos amorosos de mozalbetes que, a esa edad, tienen sus hormonas en ebullición.

Hoy, como hace frío no pueden hacer guateque. Los críos han llegado antes que ellos y de echarlos a la calle, acabarían acudiendo al alcalde. Aunque solo sea por fastidiar a los mayores, que también se convierte en uno de los mejores entretenimientos de los fines de semana.

Así que sentados todos en corro, alrededor de una estufa en la que el serrín quema tan lentamente que el calor se disipa en el primer centímetro cuadrado alrededor de la estufa, hablan de sus cosas. Audemio ha traído una revista francesa que se ha encontrado en el arcén de la carretera. Lleva una imagen de una pantalla de cine en la que se observa una escena en la que Marlon Brandon está desnudo. Sobre él a horcajadas una señorita mucho más joven también desnuda enseña sus senos. Los chavales están convulsionados por la imagen. No han visto más allá. Sin embargo, Benilde, una de las chicas del pueblo que está a punto de acabar el bachiller y que quiere estudiar filología francesa, le ha quitado la revista de las manos a Audemio y se ha puesto a traducir en voz alta el artículo. La escena trata de una película que se acaba de estrenar en Francia, les dice. Se titula El último Tango en París y ha tenido varios premios de la crítica y reconocimientos en diversos festivales de cine.

¿A que no nos vamos un fin de semana a verla a Hendaya, propone Cirilo? Las chicas no dicen nada. Permanecen calladas. A los chicos, la posibilidad de ver a una señora desnuda en el cine les altera las hormonas y proponen planes descabellados como quitarle la furgoneta al Chispi, el taxista del pueblo. Tras una larga sarta de estupideces ilusas, acaban llegando a la conclusión de que para ir a Hendaya a ver el cine, deberían pasar noche fuera y ninguno de los padres aceptaría que doce jóvenes, chicos y chicas se fueran juntos de excursión y durmieran fuera de casa sin la supervisión de un adulto sensato.

La conversación deriva hacia el lado político. Se preguntan por qué en España no pueden verse ese tipo de películas. Por la censura dice Audemio. Y maldicen su suerte por no poder ser ciudadanos franceses.

Dos minutos más tarde, sin embargo están orgullosos del Generalísimo y acaban asintiendo que gracias a él tienen Teleclub.  ¿Dónde iban a hacer los guateques si no existiera? Porque en Francia mucha libertad, mucha gaita pero ni tienen Teleclub ni tampoco la paz que se vive en España, dice Cirilo. Todos están de acuerdo con esa afirmación.

Los pobres infelices no saben que ni siquiera el Teleclub es un invento español.

 


Peras en el olmo

Me llama poderosamente la atención que muchos de los que se creyeron eso de que el voto útil era votar al PSOE estén ahora añorando el gobierno de coalición de Portugal. Si querían un gobierno que gobierne para la gente normal, esa que se levanta todos los días a las seis de la mañana para ir a trabajar por 900 euros al mes, la que lleva más de cinco años en el paro y no encuentra trabajo porque nadie quiere dar trabajo a quien pasa de los cincuenta, la que, habiendo estudiado dos carreras y varios másteres, tiene que recorrer la ciudad en bicicleta con una bolsa más grande que su cuerpo atada a la espalda o trabaja de becario por cuatrocientos euros al mes haciendo el mismo trabajo que sus compañeros o sirviendo hamburguesas en un Burger King, los abuelos que diariamente se levantan de madrugada para recibir a sus nietos que sus hijos les entregan dormidos y envueltos en mantas porque no pueden pagar una guardería, el carpintero que te pone las puertas, el fontanero al que llamas y siempre está ocupado, el albañil que ve como, después de la crisis, cobra un 30 % menos de salario que entonces y que ahora tiene que trabajar también los sábados, el transportista que recorre miles de kilómetros en su camión sin poder hacer los descansos necesarios porque la carga y descarga cuenta como si hubiera estado durmiendo, el taxista que ve como los conductores de Uber le hacen la competencia desleal, el conductor de un VTC que se ha metido en ese mundo porque no hay otra cosa en la que trabajar, el cartero, el funcionario, el inmigrante que está a cincuenta grados cuidando los tomates en el invernadero, el pastor que está en el campo cuidando de sus ovejas o de las de otro, el agricultor que ve como el cambio climático le está trastornando su mundo,… si querían un gobierno que fuese como el de Portugal, dar el voto a quién desde 1982 ha estado gobernando para los bancos, los empresarios, trabajándose las puertas giratorias, haciendo fortuna con amigos poco adecuados implicados en negocios oscuros y en la venta de armamento a dictaduras como la de los sátrapas saudís, es poco coherente, pero sobre todo inexplicable por lo perjudicial para sus intereses.

Leía el otro día en ese periódico infumable, escandaloso y manipulador en el que se ha convertido el máximo exponente del Grupo Prisa el siguiente texto:

La derrota de Napoleón Bonaparte permitió a muchas familias nobles volver y reclamar sus tierras y tronos. Así pasó este domingo en Grecia. Después de un período de dominación izquierdista y de reproche vehemente por ser culpable de la corrupción que generó la crisis, la élite griega vuelve al poder con confianza. El ganador seguro, presidente de Nueva Democracia, Kyriakos Mitsotakis, no es cualquier arribista como lo era en su ascenso Alexis Tsipras. […] Las Bolsas respiran con alivio e ilusión: es la vuelta a la “normalidad”. La restauración griega marca el fin en la larga saga de la euro-crisis.

[…]El fenómeno Syriza ha demostrado lo poco útil que ha sido el concepto de populismo para equiparar movimientos de derecha e izquierda radical en la Europa contemporánea”.

Este texto lleno de sesgos ideológicos del hijoputismo especulador, resume perfectamente la estupidez del votante que manipulado o no por los medios de incomunicación, manipulación y adoctrinamiento, tiene la misma memoria que un pez y el mismo coeficiente intelectual que una gallina. En Grecia, la estupidez humana ha olvidado quiénes fueron los causantes de que sus salarios y sus pensiones se redujeran a menos de la mitad en los últimos diez años. Que no fue la crisis, como dice el periódico global, la causante de tal aberración, sino unos señores con nombres y apellidos que falsearon cuentas y expropiaron la vida de millones de griegos. Hoy, la mayor parte de ellos son dirigentes de la Unión Europea. Hoy, el pueblo griego le quita la confianza a quién retó a la unión y acabó cediendo para que la ruina no fuera total y es el artífice de la persistencia económica y la recuperación de los ratios estadísticos que le dan a Grecia la condición de estabilidad que exige el hijoputismo liberal. Sin embargo, muchos de los que les dieron la confianza en 2015 han dejado de votarles precisamente por no haber llevado a cabo el órdago al hijoputismo hasta el final. Otros han sucumbido de nuevo a los cantos de sirena de los manipuladores, de los estafadores, de los que quebraron Grecia, olvidando por completo su pasado.

Portugal no es España. Portugal, esa nación a la que hemos despreciado siempre como malos vecinos, nos ha dado siempre sopas con honda. Ellos fueron capaces, ayudados por el ejército, de derrocar a su dictador. Nosotros esperamos a que se muriera en la cama y nos dejara el futuro atado y anclado al pasado. Vivimos con ilusión y esperanza el espejismo de la apertura de un régimen  que ha acabado volviendo atrás cuarenta años después. Lo peor de todo es que el principal sostén de este régimen posfranquista, que nos quieren hacer creer que es una democracia plena, es el partido que por tradición y nombre es republicano, pero que lleva comportándose como un partido franquista más desde que en 1974 el topo de Franco se hizo con el poder.

En Portugal el Partido Socialista no tiene compromiso con el régimen de Salazar, que sucumbió definitivamente en 1974 con la Revolución de los Claveles. Aquí el PSOE está comprometido al sostenimiento de la monarquía, heredera por hijuela del dictador. Su empeño por no abrir las ventanas y ocultar datos que pudieran poner en claro las presuntas corruptelas de anterior monarca o el coste real de la institución, deja claro que están con el pasado y no con la apertura que necesita un estado democrático. Es evidente que también está tocado por las cloacas del estado. Está metido de lleno en las puertas giratorias y en los privilegios de las eléctricas. Es corresponsable de haber endeudado al pueblo español para salvar a los bancos. Es culpable de haber consentido y apoyado la estrategia del palo y la tralla en lugar del de la negociación en Cataluña. Es responsable de haber liquidado el tejido industrial de España y de preparar el país para ser los camareros de Europa. El causante de haber introducido las ETTs que fueron el principio del fin del trabajo estable y reglado. Autor directo de tres reformas laborales que rebajaron los derechos y fueron el comienzo de la inestabilidad del mercado laboral. Responsable de haber iniciado el camino de la privatización de las pensiones con el Pacto de Toledo y dos reformas de pensiones. Culpable de liquidar el patrimonio social del Estado legislando y malvendiendo las empresas públicas para ponerlas en manos privadas. Reo por incentivar la escuela privada concertada con la excusa de que no había colegios públicos suficientes para todos. Corresponsable, con su abstención, para que se aprobara en Europa la directiva que va a dinamitar definitivamente el criterio público del sistema europeo de pensiones. Culpable de tener un discurso social antes de cualquier elección y de actuar como un partido derechista más.

Portugal no es España. Portugal, esa nación a la que hemos despreciado siempre como malos vecinos, nos ha dado siempre sopas con honda. Ellos fueron capaces, ayudados por el ejército, de derrocar a su dictador. Nosotros esperamos a que se muriera en la cama y nos dejara el futuro atado y anclado al pasado.

Con estos ingredientes el votante puede seguir considerando que el voto útil está en el plato del PSOE mientras suspira por el platazo de estrella Michelín que se comen en la parte inteligente de la Península Ibérica, y añora los logros de la coalición de izquierdas en Portugal.

Uno puede añorar la leche de vaca. Pero si se compra un buey, por mucho que envidie la vaca del vecino, jamás va a conseguir sacar leche de vaca de la ubre de un toro sin testículos.

Salud, feminismo, república y más escuelas (públicas y laicas).

2 Comments

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.