Pepe Sedano: “El Gobernador Civil de Almería consiguió, casi a punta de pistola, que el azúcar de la Azucarera de Adra saliera para el ejército republicano”

Por Angelo Nero

Nuestro compañero Pepe Sedano, prolífico escritor e investigador de nuestra memoria colectiva, gracias al cual, durante todo este año, hemos seguido la suerte de los republicanos españoles deportados a los campos nazis, ha publicado un nuevo libro, que hace el número diez en su bibliografía, “Adra, 1938. La azucarera y un telegrama”. Mientras nos dibujaba un inquietante escenario, el de los campos nazis, en el que, sobretodo el cine norteamericano, ha incidido en el genocidio del pueblo judío, pero ocultando -tal vez interesadamente- a los republicanos españoles que combatieron al fascismo, antes de que este se impusiera en Europa, nuestro querido profesor ha ultimado su último, hasta la fecha, trabajo que ahora vemos publicado. Este se suma a obras como “Bajo la sombra de cuatro banderas”, “Sin misericordia con José Serrano”, “José Barón, muerto por Francia”, o “El infierno y sus puertas”.

El origen de este nueva historia desenterrada por nuestro “detective de la memoria” , parece muy alejada de los campos nazis en los que Pepe ha centrado sus investigaciones, sin embargo parece que este libro también ha tenido su génesis en una de tus pesquisas sobre un paisano tuyo confinado en Dachau, ¿Cómo fue ese hilo de la memoria que te llevó desde el campo de concentración alemán de Dachau hasta la azucarera de Adra?.

Casualidades de la vida. Ésta fue una más. Yo había solicitado información al Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), en Salamanca, sobre un paisano mío que estuvo prisionero en el campo de concentración nazi de Dachau, próximo a Munich, y que sobrevivió, que fue protagonista de mi libro “Deportado a Dachau… y sobrevivió”, en el que se narra la historia de Lorenzo González Salmerón. Al tiempo recibí una carta de dicho Centro donde se me daba una referencia para entrar, a través de internet, en el archivo de esa Institución, en el que aparecía digitalizado un documento en el que se nombraba a mi paisano. Mi sorpresa fue que sobre ese documento, arriba, tanto a derecha como a la izquierda aparecían unas pequeñas flechas para avanzar o retroceder. Resulta que tenía delante de mí toda la información relativa a la Causa General de Almería. Más de 2.000 documentos que visioné, desde luego. Ahí fue donde me encontré con una serie de cartas que se entrecruzan –durante 62 días-, entre el Gobernador Civil de la provincia de Almería, el Presidente del Banco de España, el Delegado del Banco de España en Almería y el Ministro de la Gobernación, porque había llegado un telegrama ordenando se situaran en cuenta de la Azucarera de Adra la cantidad de un millón de pesetas, en 1938, por azúcar fabricada para el “glorioso ejército de la República”, y ese dinero no llegaba a la cuenta de la Azucarera por lo que ésta solicitó del Gobernador Civil de Almería la intermediación para que fuese más rápido el abono de dicha cantidad. Pero… el Director Delegado del Banco de España en Almería no estaba, y su sustituto alegaba que no estaba autorizado a situar esa cantidad en la cuenta de la Azucarera.

En “Almería bajo las bombas” el compañero Fran Martín y Eusebio Rodríguez Padilla, recogen uno de los bombardeos más salvajes de la aviación franquista, el de Adra, en febrero de 1937, cuando en esta población se refugiaban muchos niños y mujeres que habían escapado de Málaga, en la Desbandá. ¿Que impacto tuvo este bombardeo sobre esta pequeña población?

Los bombardeos sobre Almería y provincia fueron abundantes como ha quedado demostrado en el libro de Eusebio Rodríguez Padilla y Fran Martín Milán de igual título. Almería capital sí fue constantemente bombardeada, no tanto otros pueblos de la provincia. En el caso de Adra, como en Berja, fue –si no estoy equivocado-, solamente un bombardeo y casualmente fue el mismo día y los mismos aviones quienes bombardearon ambas poblaciones, que no produjeron víctimas aunque sí daños considerables en las dos localidades. En Adra, no impactó ninguna bomba sobre edificios importantes aunque sí es cierto que dañó el puente que cruza el río Adra, en la barriada abderitana de Puente del Río. La Azucarera no fue dañada y siguió produciendo azúcar.

Para una pequeña localidad almeriense como Adra, la creación, a principios del siglo XX, de una un industria azucarera, debió ser importante motor económico en la comarca, ¿de que manera afectó tanto a los labradores de la Vega de Adra como a los grandes propietarios de las tierras?.

Ni qué decir tiene que cuando en una localidad se erige una industria, ésta es beneficiosa para los habitantes de la misma. En el caso de Adra, como sabemos, se levantó un Ingenio (una fábrica), uno más de tantos como había a lo largo de la costa entre Almería y Almuñécar, ya en la provincia de Granada, porque el clima favorecía el cultivo de la caña de azúcar, materia prima imprescindible para los fines de la industria que se había creado en dicha localidad. El Ingenio abderitano venía a dar trabajo a un gran número de personas que, por aquellas fechas, se encontraban sin trabajo, los famosos braceros o jornaleros que trabajaban por un salario diario hasta entonces y no sabían si al día siguiente podrían decir lo mismo. De esta manera, esa industria azucarera necesitaba de determinadas personas que hicieran funcionar este Ingenio. Pero no solamente fue provechoso para una serie de personas, además de los industriales que levantaron este complejo industrial que pusieron su dinero para que les diese rentabilidad. Los grandes propietarios vieron un horizonte productivo porque si ponían sus tierras a producir caña de azúcar, ésta sería adquirida por la Azucarera para producir, en grandes cantidades, azúcar, tan necesaria en la vida de cualquiera a pesar de no ser un producto de primera necesidad. Pero esa mayor producción también necesitaría de más mano de obra que la cuidara, que la cortase –llegado el momento-, que la transportase hasta la fábrica… En fin, que todas ganaban y… sí, afectó a todo el mundo en Adra, para bien, desde luego.

En el intercambio epistolar entre las autoridades republicanas y la administración de la azucarera, se ponen de manifiesto algunas tensiones, hasta el punto que el Gobernador Civil de Almería tiene que tomar cartas -nunca mejor dicho- en el asunto, e incluso el asunto llegó hasta el director del Banco de España, ¿tanta importancia tenía el suministro de azúcar para el ejército republicano como para se invocaran estas altas instancias?.

En realidad se trataba de un producto más que estaría contemplado en el rancho de cualquier soldado que estuviera dirimiendo el futuro del país en una guerra que nadie quiso pero que fue irremediablemente una realidad. En el caso del ejército de la República qué duda cabe que para el desayuno de la tropa nunca venía mal un poco de azúcar en ese café que seguro tomaban para entrar en calor en esas mañanas frías; también en alguna de las pastas que acompañarían a ese café, leche o café con leche con el que desayunaran. La importancia que tomó este tema fue porque intervino el Gobernador Civil de la provincia de Almería. Recuérdese la importancia que siempre –hasta la democracia-, han tenido los Gobernadores Civiles de todas y cada una de las provincias que componen este país. En tiempos de guerra, como es el caso que nos ocupa, más si cabe porque éstos eran los ojos y oídos del Gobierno –en esta ocasión, de la República-; lo que un Gobernador Civil hiciera, siempre iba a estar bien, siempre tendría el parabién de los superiores. Tenían mucho poder. Y, en esos momentos, iba a dar comienzo la batalla del Ebro. Se necesitaba ese azúcar para la tropa. Y el Gobernador Civil consiguió, casi a punta de pistola (no llegó a eso), que se situara el dinero en la cuenta de la Azucarera de Adra, y el azúcar saliera para su destino: el ejército republicano.

En tu exhaustivo trabajo de investigación y documentación para este trabajo, así como para el resto de tus obras, van apareciendo más historias de las que se pueden recoger en un libro, ¿Al sumergirte en la historia de la azucarera de Adra, te ha quedado material del que tirar para iniciar un nuevo trabajo?.

Jajajaja… Se pueden imaginar que en un archivo sobre la Causa General de la Provincia de Almería con algo más de 2.000 documentos siempre hay documentación importante para hacer algo. Sí, abrí en su momento algunos expedientes con copias de los documentos que me interesaron sobre diversas circunstancias de personas de varios pueblos de la provincia, especialmente sobre varios pueblos de la comarca de La Alpujarra (que está situada entre las provincias de Granada y Almería), y dentro de ellos –de ambas provincias-, de algunos de sus habitantes que fueron encausados en –valga la redundancia-, la Causa General, en este caso de Almería. Por ahora no pienso abrir esos expedientes que en su día abrí pero tampoco quiere decir que los ignore. En principio están ahí por si hay que abrirlos algún día… que no descarto.

El complejo azucarero de Adra funcionó hasta 1973, pero no fue hasta principios de este siglo que la corporación municipal creo una escuela taller para restaurar los edificios, ¿que te parece esta actuación para recuperar nuestro patrimonio industrial, y los usos posteriores que se le han dado?

La recuperación de la Azucarera de Adra ha sido una de las actuaciones más importantes que ha realizado la Junta de Andalucía en la provincia de Almería, sin minusvalorar a otras. La recuperación de este patrimonio industrial y su puesta en valor ha supuesto crear nuevos puestos de trabajo en la localidad abderitana. La rehabilitación del edificio ya supuso una gran aportación de mano laboral para adecentar ese inmueble que prácticamente estaba abandonado y, una vez adecentado y amueblado, su puesta en valor ha supuesto una importante inyección de ideas y proyectos para ejecutar, tanto en el propio núcleo de población central como en todas las barriadas que componen este término municipal. La idea municipal de crear una Escuela Taller que pusiera en valor este Ingenio, abandonado desde 1973 fue una idea brillante de la que hoy en día pueden disfrutar sus vecinos.

Ahora toca dar a conocer “Adra, 1938. La azucarera y un telegrama”, y nos consta que son muchos los lugares donde Pepe Sedano es recibido con interés, pero sabemos que ya tiene ultimadas nuevas publicaciones, para seguir sumando a su ya extensa obra. Cuéntanos, Pepe, ¿cuales son esos trabajos que están esperando a ser publicados?

Bueno, ideas hay muchas, documentación sobre las mismas, también. Hay que tener en cuenta que uno ya va teniendo una edad en la que hay que tomarse la vida de otra manera. Mis cuarenta y cincuenta ya pasaron. Hasta se me están agotando los sesenta. Eso no quiere decir que tenga que “cortarme la coleta”. En principio hay dos libros terminados que verán la luz el próximo año. Hay un tercero que estaba en fase de acopio de documentación y ésta ya ha llegado a su fin. Ahora hay que ponerse a ordenar toda esa documentación y empezar a redactar. Hay un libro sobre un tema que hasta a mí mismo me sorprende que haya podido escribir: sobre la Inquisición en La Alpujarra. Otro que seguramente verá la luz en marzo o abril sobre la deportación de españoles a los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Otro trataría, únicamente, sobre mis paisanos de Berja en los diferentes campos de concentración franceses y nazis por donde fueron pasando, donde unos quedaron allí y otros pudieron sobrevivir para contarlo. Y una futura colaboración con mi amigo Fran Martín sobre la División Azul en el frente de Leningrado… casi nada…

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