Paternalismo

Por Jesús Ausín | Viñeta de El Koko

¿Qué había sucedido? Un instante antes, se encontraba caminando por las afueras de Madrid, dirigiéndose a los Jardines del Buen Retiro, y ahora… ¿dónde se encontraba ahora? Esto era sin duda obra del diablo. Había cerrado los ojos unos segundos intentando empaparse del entorno y, donde un rato antes había huertos, ahora había edificios de diversos colores. Algunos de ellos parecían estar hechos del mismo material que los binóculos que portaba para leer. Pero, ¡eso es imposible!, -se dijo como intentando autoconvencerse. ¿Y que eran esos armatostes que iban a gran velocidad en los que no había caballos? Y, ¿que tipo de roca era esta que cubría todo el trazado de la calle, negruzca, lisa y sin aparentes costuras?, ¿cómo habrían podido labrarla?

Decidió estirarse de su poblado bigote que cubría gran parte de su cara. Quizá estuviese soñando. Pero no. Tiró con fuerza y le dolió. No puedo estar dormido, se dijo. Entonces dio media vuelta y quiso retroceder por dónde había venido. Intentando deshacer el camino y volver al Madrid que conocía. Imposible. El puente sobre el riachuelo que acababa de cruzar entre las huertas y que llevaba hacia el jardín real del Buen Retiro, había desaparecido. Y ya no había huertas. Solo calles. Calles con grandes y extraños edificios, repletas de gente, de esos artefactos que se movían con rapidez, y de ruido. Mucho ruido.

Está claro que mi Constitución no llegará a buen puerto y que la República, será un sueño malogrado.

Emilio estaba desesperado. ¿Dónde estaba? Pasó junto a una caseta, parecida a las que se usaban para guardar aperos de labranza en las huertas. Solo que esta estaba abierta por un lateral. Dentro una señora. Fuera, decenas de lo que parecían periódicos pero con imágenes muy realistas y en color y con un papel mucho más fuerte y brillante, cubrían el exterior de la caseta. También había periódicos, aunque distintos a los que él conocía. Ahora también tenían esos fidedignos retratos y ya no constaban de varias columnas sino de un gran titular, destacado con letras grandes. Al menos estaba en castellano y podía leer lo que decía aunque no lograra entenderlo. Leyó. El Correo de Burgos. “3 años y medio de cárcel para el rapero Valtonyc por injurias a la Corona”. Debajo y a la derecha, una gran imagen con dos hombres. Uno de ellos, con una especie de solideo que le cubre toda la cabeza. Ambos con ropajes raros, aunque el del casquete podría ser un cura y lo que le cubre el cuerpo, una sotana. Se acerca un poco más, incorpora los binóculos a los ojos y observa que en la fecha del diario pone “viernes, 12 de enero de 2018”. ¿2018? ¿Es posible?

La señora que estaba dentro de la caseta sale y le dice:

– ¿Usted no es de aquí, no?

Emilio no sabe que contestar, porque sí es de aquí. Aunque sus ropas no son como las de los demás caballeros que circulan por la calle. Además, al parecer, ha viajado 145 años al cruzar el puente de los huertos.

– Digamos que no, le contesta Emilio.

-¿Es usted de Burgos?

– No, no.

– Como le he visto que leía ese periódico…

– ¿En qué año estamos?, le pregunta Emilio.

– ¡Pues en cuál vamos a estar, hombre de dios! En dos mil dieciocho.

– Ya. Ya. ¿Y quién es el presidente de la república?

– ¡Oiga! Aquí no quiero jaleos, ¡eh!

– Verá usted señora. Yo no busco jaleo. Solo información.

– España es una monarquía señor. Y reina Felipe VI.

– ¿Es un Saboya?

– No señor. Es un Borbón. ¿Pero, de dónde diantres sale Usted?

– Y usted puede trabajar. ¿Y su marido qué dice?

-¿Pero qué se ha creído usted? ¡Qué Franco ya murió hace años!

– ¿Franco? Perdóneme usted, es que estoy un poco despistado. Y dígame, buena mujer, si no es mucha molestia, ¿Podría explicarme qué es esto que pone aquí de que el Gobierno subirá el porcentaje de ayuda a la Iglesia Católica? ¿Es que el Papa sigue metiendo sus narices en la política de los estados?

– ¡Oiga, ya le he dicho que no quiero líos! ¿Es usted un comunista? ¿O peor, no será usted del Gobierno y me quiere tirar de la lengua para meterme en la cárcel?

– ¿En la cárcel? ¿Por hablar mal de los curas?

– Váyase de aquí, por favor. Si va a comprar el periódico, páguemelo y váyase. Si no, arreando.

Emilio Castelar, continua calle arriba buscando el camino de vuelta. Su cabeza entra en ebullición. Por una parte, las mujeres parecen ser iguales a los hombres y por otra, en esta España a la que ha viajado se mete en la cárcel a la gente por hablar mal de Gobierno, del rey o de la Iglesia. España vuelve a ser una monarquía y con un Borbón al frente. Parece que no hemos aprendido nada del tirano Fernando VII y de la corrupción imperante con su hija Isabel, se dice.

Está claro que mi Constitución no llegará a buen puerto y que la República, será un sueño malogrado, afirma para si mismo. Y si la iglesia sigue mangoneando en la política, y los nobles salen en la prensa, España será distinta con esas máquinas atroces y esos extraños edificios, pero nada parece haber cambiado.

En esto iba pensando cuando se cae por el hueco de una alcantarilla. Cuando despierta, solo se oye el trino de los gorriones.

*****

Paternalismo

Padres del Constitucionalismo, en España hay muchos. Sí, la mayoría están muertos. Pero si hubiera una forma de resucitar a Castelar, que redactó una Constitución basada en un Estado federal, que abolía los títulos de nobleza y establecía, no solo el libre ejercicio de culto, sino que ninguna administración del Estado podía subvencionar directa o indirectamente a la Iglesia Católica (o a cualquier otra) ¿Qué creen que opinaría sobre esta España en la que la Iglesia recibe más de 11 000 000 millones de euros anuales por parte del Estado? ¿Y de que la hija de un dictador herede un título nobiliario creado para su madre por el rey? Y si se pudiera preguntar a Roberto Novoa Santos, médico y diputado en las Cortes constituyentes del 31, sobre el derecho del voto de la mujer o incluso a la activista Victoria Kent, ¿Qué creen ustedes que dirían? Y si hiciéramos lo mismo con Manuel Azaña sobre el matrimonio gay, ¿creen ustedes que sería favorable?

Todo esto viene a cuento de esa estrategia del partido pseudosocialista de sacar a la palestra la opinión de los tres constitucionalistas que quedan vivos de la santa e inamovible Constitución del 78. Dos de ellos, Herrero de Miñón y Pérez Llorca en la aureola del Partido Popular y el tercero, Miguel Roca, abogado de la hermana del rey en el caso Noos y durante años vinculado al partido del 3 %. Los tres, monárquicos, clasistas, católicos, apostólicos… lo que en otros tiempos se entendía como hombres de bien.

Además, ¿no nos han estado machacando durante cuarenta años con la idea de que los padres de la constitución somos todos nosotros? O es que ya no vale esa interpretación, como parece que tampoco vale que el redactor del artículo 472 del Código Penal, diga que para que haya rebelión se tiene que ejercer necesariamente la violencia.

Los tres, se han declarado abiertamente contrarios a modificar la Constitución y convertir a España en un estado federal. Los tres han alegado como justificación que esta Constitución es fruto de un consenso y que fue refrendada por más del 80 % de los españoles (el 88,54 %).

Estos señores olvidan, intencionadamente por qué está en juego el sistema en el que ellos viven como dios, que la Constitución fue votada por 17.873.271, el 67,11 %. En las elecciones del 2016, los votantes fueron 24.279.259. el 66,48 %. Es decir hoy hay casi diez millones más de electores que entonces. Eso sin contar que todos aquellos españoles menores de 58 años no pudimos votarla.

Es evidente que la sociedad evoluciona y que por tanto las leyes deben evolucionar también. Y Herrero de Miñón, al que considero un tipo listo, dijo que si hay que cambiar la constitución porque lleva cuarenta años, también deberíamos cambiar el Código Penal que lleva más años. Ya se que, los últimos acontecimientos ocurridos en este país, como el encarcelamiento de personas por delitos políticos, de opinión o contra la religión, a él que es una persona mayor (y todos sabemos que los mayores pierden la vergüenza y dicen lo que piensan) le parecerá que estamos en la misma coyuntura que cuando Franco metía en la cárcel a Marcelino Camacho o llevaban a los manifestantes a la DGS en la Puerta del Sol y les ponían finos, pero resulta que en el código penal se ha despenalizado, el aborto, el adulterio, la homosexualidad. Ya no es delito ser un vago o no tener oficio y las personas a las que les gustan otras personas se pueden casar independientemente del sexo de su pareja. Razón más que suficiente, según su argumentación, para apoyar la idea de que reformar la Constitución es necesario (y urgente).

Ninguna sociedad ha llegado a la justicia social sin luchar y aquí llevamos varios siglos de retraso.

Pero, yo que soy mal pensado y perro viejo, me temo que todo esto no es sino un globo sonda para empezar a instalar en el deficiente intelecto del españolito medio que se pasa diez horas viendo la TV, ese que le importa una mierda si se privatiza la sanidad o la educación mientras su equipo de futbol gane, aunque sea con trampas, la idea de que la Constitución ha de reformarse pero no en el sentido que reclamábamos en el 15M, sino todo lo contrario.

España está volviendo al franquismo (en realidad llevamos casi cuatro siglos introducidos en él), y no sólo en la opresión al disidente o en la inmiscusión de la iglesia católica en las instituciones del estado. Vuelve a escucharse de nuevo la peregrina idea de que las Autonomías son un despilfarro y que lo único que hacen es duplicar servicios, personal y gasto. Porque ese españolito que pone la bandera en el balcón y grita a por ellos, desconoce que la Sanidad o la educación se presta desde su Gobierno autonómico y que el Ministerio de Sanidad o de Educación apenas tiene competencias sobre ello. Otra cosa es que gracias a su voto insensato, irreflexivo y cargado de dogma, unos nuevos reyezuelos de taifas hayan copado las instituciones y despilfarren sin control, igual que ocurre desde el gobierno central.

Es más, al contrario de lo que están proclamando todos aquellos liberales que se quejan del fuero Navarro o del Concierto Vasco, pero que están y han estado a favor de emplear los impuestos de todos los españoles en salvar los desmanes de los también liberales políticos metidos a banqueros, y también del empobrecimiento de la población (no sólo económico, sino social y en derechos) y del acoso y derribo de los servicios públicos, lo mejor que le podía pasar a este país es que el sistema de concierto vasco o navarro se extendiera al resto de autonomías. El que despilfarre, allá el y sus ciudadanos. Los impuestos recaudados en cada región para cada autonomía, con el corrector de solidaridad que corresponda. Y si subvencionas a tus ciudadanos para que vivan sin trabajar, para así ganarte su voto, tu sabrás de dónde vas a sacar los cuartos para ello y qué tipo de impuestos tienes que poner. Si despilfarras en obras faraónicas innecesarias, en enésimos amigos elevados a altos cargos, en salarios estratosféricos para tus diputados, mientras el pueblo se muere de hambre, tu sabrás de dónde sacas los cuartos y a quién le tienes que gravar. Si eres un pésimo gestor y desvías los fondos para construir colegios, a tu partido y construyes barracones, tu sabrás de dónde sacas los cuartos y cómo justificas las subidas de impuestos. La autogestión pondría a cada uno en su sitio.

¿No nos han estado machacando durante cuarenta años con la idea de que los padres de la constitución somos todos nosotros? O es que ya no vale esa interpretación, como parece que tampoco vale que el redactor del artículo 472 del Código Penal, diga que para que haya rebelión se tiene que ejercer necesariamente la violencia.

No podemos volver de nuevo a que el fascismo campe a sus anchas y a pensar que quién nos ha dejado en la indigencia económica, moral y democrática, son la solución. No podemos dejar que aquellos que quieren que trabajes por lo que te quieran pagar, sin condiciones ni derechos, que los quieren que te pagues el médico como en USA y si no tienes, que te mueras, aquellos que no quieren que llegues a jubilarte, los que creen que es mejor comprar armas que alimentos, los que quieren acallar a los disidentes, los que se creen mejores que tú y se las dan de buenos gestores pero allí dónde rascas sólo hay corrupción y pobreza, sigan manejando nuestras vidas. Y da igual si son azules, naranjas o arreboles porque no es el envoltorio lo importante sino su forma de actuar y sus medidas propuestas.

Necesitamos un nuevo modelo de financiación territorial basado en la autogestión y en el principio de solidaridad. Necesitamos una nueva ley electoral y que la provincia deje de ser circunscripción electoral. Necesitamos una representación territorial real y no cuatro cantamañanas que igual se presentan por Burgos, que por Cádiz, según le convenga al partido. Necesitamos una reforma del poder judicial que además siga las recomendaciones planteadas par la UE. Necesitamos que los partidos dejen de meter mano en el nombramiento de jueces y fiscales. Necesitamos pan, justicia social, igualdad y feminismo.

Y es evidente que ni los supuestos padres constitucionales, ni los de las puertas giratorias, ni los que han hecho de la política su negocio y forma de vida, nos lo van a dar por las buenas. Ninguna sociedad ha llegado a la justicia social sin luchar. Y aquí llevamos varios siglos de retraso.

Todos necesitamos independencia.

Salud, república y más escuelas.

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