La dirección de Feijóo está marcada por un doble miedo: miedo a un liderazgo mediático del partido en manos de Ayuso, e inquietud ante un agresivo Vox que marca la agenda
Por Lucio Martínez Pereda
Corteja a la ultraderecha pero manteniendo el disfraz de moderado: eso es ahora el Partido Popular del señor Feijóo. Pero el líder del PP se olvida de algo fundamental: esa inestable y cambiante doble hélice ideológica acabó convirtiendo a Cs en un partido político con respiración asistida.
Después de afirmar públicamente su disposición a pactar con la ultraderecha voxiana, Feijoo anuncia la reincorporación de Borja Samper, el diputado vasco que había dejado la política por el acercamiento del PP a la extrema derecha. A esta doble y contradictoria hélice, hay que añadir que la dirección de Feijóo está marcada por un doble miedo: miedo a un liderazgo mediático del partido en manos de Ayuso, liderazgo que hace aparecer a su líder orgánico como un interino en el cargo, e inquietud ante un agresivo Vox que marca la agenda de los contenidos políticos que desgastan al gobierno.
A la dirección del PP actual hay que sumarle otra debilidad. La relación entre PP y medios periodísticos se ha invertido: tradicionalmente el partido de derechas disponía del poder suficiente para establecer el calendario y dirigir la orientación de los editoriales de la prensa afín. Ahora el signo de esta dependencia se ha invertido y son un grupo de 3 o 4 periódicos -están en mente de todos- los que a través de sus editoriales y artículos diseñan y marcan el camino a seguir al partido.
Aznar -probable factótum de esta contradictoria estrategia- se ha convertido desde hace meses en un personaje silencioso, de intencionado bajo perfil. Pero los que atisban signos políticos detrás de estas apariciones y desapariciones mediáticas piensan que su mano está detrás de este intento por llevar a la práctica su idea -tomada del viejo Fraga- de formar una «mayoría natural de derechas.»
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