Palestina e Israel, la situación en la guerra actual

Fragmento del debate prólogo de las VI Jornadas de Geopolítica Universidad Nacional de Luján, celebrado el 6 de noviembre de 2023

Por Claudio Katz

Nos hemos convocado para hablar de uno de los temas que más nos conmueven a todos en la actualidad. Se trata de la tragedia que está sufriendo del pueblo palestino en Gaza y yo creo que estamos presenciando uno de los mayores crímenes de guerra de la historia contemporánea con bombardeos de Israel a ciudades, a refugiados, a hospitales; con el uso de armas desconocidas que derriten la piel, que impiden el  tratamiento de los heridos, con el uso generalizado del terrorífico fósforo blanco. Cada quince minutos un niño de Gaza es asesinado, muchos de ellos escriben sus nombres en las manos para que sus familiares puedan identificarlos y los camiones de ayuda humanitaria llegan a medias por el bloqueo mientras la población es impunemente bombardeada a la intemperie, sin acceso al agua ni atención sanitaria.

Estamos viendo una masacre anunciada. Antes de empezar las operaciones, Israel dice ‘voy a bombardear’ en un típico castigo colectivo a la población civil que hacen las potencias ocupantes. Es lo que sufrió Alemania en Dresde al final de la guerra; es lo que sufrió Japón en Hiroshima. Son las represalias colectivas contra inocentes, muy propias de las potencias coloniales y los medios de comunicación sigue con la doble vara de Occidente: la vida de un niño israelí tiene un valor incalculable y la vida de un niño palestino es prescindible.

En el reino de las falsas noticias, a las cuales no terminamos de acostumbrarnos, pasadas muy pocas semanas de la operación  de Hamás se está empezando a saber la verdad, de a poquito. La mitad de las víctimas de Israel eran combatientes, soldados, no hubo violaciones, no hubo decapitaciones y se sabe que hubo mucho fuego amigo. El propio ejército de Israel disparó contra los propios israelíes pero la desinformación es total y es coherente con el asesinato de decenas de periodistas palestinos en el propio lugar y con el propio salvajismo de fuerzas israelíes, ocupantes, que en el pasado hicieron masacres como la de Gaza en Sabra, en Shatila, en Jenin.

Recordemos que la actual invasión a Gaza es la cuarta o quinta desde el 2006 y obedece a una nakba permanente, una expulsión que sufre el pueblo palestino de forma sistemática por parte de ocupantes que usurpan sus tierras con el objetivo de vaciar a Palestina de sus habitantes originarios para reemplazarlos por inmigrantes de origen judío. En la actualidad tenemos 5.5 millones de palestinos refugiados y cada vez que un inmigrante de origen judío llega a Israel, obtiene automáticamente la ciudadanía del país. Basta con observar el mapa de Israel: 1948, 1973, 2001, 2021 y vemos cómo se va expandiendo territorialmente.

Es un proyecto colonialista en tres sectores.  El primer sector es Cisjordania donde ya hay 650 mil colonos armados que se apropian del agua, de las mejores tierras, que construyen muros para separar a las familias palestinas con el objetivo estratégico de la anexión, buscando que la población originaria termine como los indios de las reservas de Estados Unidos en algún estado fronterizo. Ahí viene el segundo sector del proyecto colonialista que son los árabes israelíes ubicados en las fronteras y se trata de una minoría marginada de ciudadanos formales sin derechos y desarmados frente a una población totalmente armada. Por último, el tercer sector que es Gaza donde hay una limpieza étnica, un genocidio incremental como el holocausto y las razones son, esencialmente, demográficas: los ciudadanos de Gaza no tienen a dónde ir, no hay formas de expulsarlos, ya no hay a dónde sacarlos y como quedaron ahí encerrados entonces Israel los bombardea sistemáticamente.

Israel anuncia la masacre, la población no tiene donde ir y sufre las consecuencias con su propia vida pero la novedad de esta tragedia, que ya lleva muchos años, fue el operativo militar exitoso de Hamás que superó con creces el último operativo adverso que sufrió Israel que fue la Guerra de Yom Kipur. El operativo de Hamás demolió la imagen de Israel como potencia invulnerable, golpeó su capacidad de disuasión. Fue una hazaña militar sorprendente donde aproximadamente 1500 combatientes palestinos cruzaron la frontera y neutralizaron con drones una barrera informática que había costado 1000 millones de dólares. Humillaron a un ejército que se creía invulnerable e invencible. Lograron, por primera vez en la historia, una paridad inicial de víctimas de los dos bandos pero sobre todo consiguieron el objetivo principal del operativo de Hamás que era la captura de rehenes para negociar la libertad de los presos palestinos con Israel.

Por todo esto, el operativo de Hamás fue tan celebrado en todo el mundo árabe y especialmente en la nueva generación de luchadores de Cisjordania que están reemplazando a la vieja y sometida OLP de la Autoridad Nacional Palestina. Esta vez, David le ganó a Goliat, como el Vietcong le solía ganar a los marines en Vietnam. Hamás atacó porque no tiene otra opción, simplemente es eso y percibió que si Israel avanzaba en el operativo de los acuerdos de Abraham y llegaba a un acuerdo con Arabia Saudita, iba a consagrar en forma definitiva la ocupación sionista. El objetivo político de la acción Hamás fue frustrar ese acuerdo con Arabia.

Los medios de comunicación y el establishment, frente a la sorpresa del operativo de Hamás trataron de ocultar su éxito. Después de una intensa lucha, Hamás mejoró su preparación y logró estructuras de drones baratos, perfeccionó los túneles y recurrió al ingenio para atacar puestos militares con parapentes impulsados con ventiladores. Recurrió al típico ingenio de los que resisten con recursos insignificantes. Hamás descargó sobre Israel una dosis de la propia medicina de violencia que Israel ejerce sistemáticamente sobre los palestinos desde hace muchas décadas y, probablemente, los combatientes de Hamás dijeron: ‘ya que no nos dejan vivir, ya que no podemos vivir, por lo menos vamos a elegir la forma de morir en un operativo heroico en defensa de nuestras tierras’.

Creo que, pasado el operativo empieza a ocurrir lo que estaba anunciado: Israel intensifica sus bombardeos, empezó la invasión, cortó en dos a Gaza. Espera neutralizar a Hamás como lo hizo con la OLP en Cisjordania o como logró alivianar las protestas de los árabes israelíes pero habrá que ver si lo logran porque es una organización que ha demostrado una gran capacidad de resistencia y habrá que ver si Israel logra superar los fracasos anteriores y logra recrear una nakba hacia Egipto. Es decir, empujar a los de Gaza hacia Egipto que es muy difícil porque ya está la experiencia y saben que terminan peor, en una situación inmanejable con un millón de refugiados. Israel está dispuesto a todo, entre otras cosas sacrificar a sus propios 200 rehenes. Es impiadoso, con sus bombardeos ya llevó al asesinato de 50 rehenes propios. Habrá que ver si evita el fracaso que tuvo en la lucha contra Hezbolá en el Líbano en 2006.

En medio de las operaciones, hay planes alternativos en discusión. Uno de ellos es el acuerdo con la Autoridad Nacional Palestina y es la que promueven Biden, los liberales de Israel y algunos gobiernos árabes. El otro plan alternativo es liquidar a Hamás y suplantarlo por un gobierno de países árabes con la Autoridad Nacional Palestina para que Gaza termine aplastada, sometida, encadenada. El problema de este plan es que Netanyahu no lo acepta, por eso fue Biden a intentar convencerlo. En esta falta de acuerdo radica el carácter explosivo de la crisis actual.

Pasadas varias décadas, Israel cambió y se derechizó al extremo con la nueva base social de colonos que ha forjado dentro de Israel una estructura de tipo fascista de colonos que están habituados a los pogroms. Van, masacran palestinos como si fuera una distracción y buscan consagrar un Estado religioso judío muy semejante a las teocracias islámicas asentado  en la deshumanización estructural que impone con el servicio militar prolongado en Israel que adoctrina a la población y elimina los vestigios de humanidad, fraternidad, empatía y consideración en la estructura de la psicología social vigente.

Esta estructura se asienta en un producto bruto de economía militar informatizada muy próspera y bases económicas sólidas. Logró el concurso del sostén del sector nacionalista de judíos orientales en desmedro de la tradición laica del sionismo liberal. Todo lo que veíamos antes de esta crisis con Netanyahu se basa en su intento de digitar el poder judicial y de forjar un régimen autoritario apoyado en esa nueva base ultraderechista en la cual se ha conformado el sustento de los colonos de Israel.

Ese cambio interno israelí conduce a enfrentamientos internos que en el pasado dieron una primera señal con el asesinato de Rabin y que podrían terminar en golpe de estado semejantes a los que enfrentó  de Gaulle cuando le otorgó la independencia a Argelia y los colonos argelinos se sublevaron  generando una crisis inédita en Francia. Este escenario se está creando en Israel e impide cualquier otra alternativa a la acción militar unilateral violenta de Israel.

Sin embargo, parecería que la crisis de Gaza se está convirtiendo en un acontecimiento geopolítico mundial clave porque está obstruyendo la contraofensiva del imperialismo estadounidense de Biden centrada en Ucrania y en el Mar de China. Lo que está ocurriendo en Gaza afecta a los acuerdos de Abraham y, sobre todo, la negociación de Arabia Saudita con Israel que conducía al restablecimiento de las relaciones diplomáticas. Para Estados Unidos esto es terrible porque si no avanza ese acuerdo y Arabia Saudita se inclina hacia los BRICS+ y continúa haciendo  acuerdos con China, la perspectiva de una desdolarización  en la economía mundial empieza a convertirse en un acontecimiento posible. Por eso, Biden está intentando que la crisis de Gaza no escale en Medio Oriente.

Sin embargo, la crisis de Gaza ya amenaza el ciego alineamiento de Egipto con Estados Unidos, ya impide la continuada destrucción de Siria al modelo de la devastación de Irak y, sobre todo, recrea el plan de Trump y Netanyahu de atacar a Irán. Israel es idolatrado por toda la derecha mundial y, por lo tanto, la crisis de Gaza ya no es una crisis local ni regional sino que continúa y tiende a convertirse en el gran acontecimiento que puede provocar un viraje en la geopolítica mundial.

Avancemos hacia los temas polémicos. Hay muchas caracterizaciones y diagnósticos pero hay que abordar frontalmente lo que se discute como problemas. Creo que el operativo de Hamás fue legítimo, fue un intento de derribar las murallas de la prisión que ha construido Israel. Hamás ejerció el derecho a la resistencia armada venciendo a la resignación y capitulación de la Autoridad Nacional Palestina y esto me lleva a un punto clave: en mi opinión Israel es un estado terrorista, es el responsable de los principales crímenes que realizan el estado y sus colonos sobre la población palestina.

No creo que Hamás sea una organización terrorista porque no ataca deliberadamente a la población civil, no realiza actos de terrorismo individual con bombas suicidas. Hamás se sostiene en el apoyo masivo y activo de su población; fue votado en las elecciones, a diferencia de la Autoridad Nacional Palestina que hace diez años que no hace elecciones porque sabe que pierden. El operativo de Hamás no fue sólo de Hamás sino que además debemos contar al Frente Popular para la Liberación de Palestina, al Frente Democrático para la Liberación de Palestina y todas las organizaciones que están actuando en un frente unitario, común, de todos los representantes de lucha del pueblo palestino. Así, es absurdo y no tiene sentido comparar a Hamás con Bin Laden o con acciones de terrorismo individual.

Podríamos decir algo sobre la toma de rehenes pero esto no es un acto terrorista sino que es el método usual en la guerra para arrancar a los prisioneros propios capturados por el bando opuesto. Por eso Hamás, apenas hizo la captura de rehenes, le propuso a Israel inmediatamente cambiar rehenes por prisioneros palestinos. A tal punto es algo común que, hasta la fecha, se han realizado 38 cambios entre las fuerzas en pugna.

También creo que es errónea la tesis de los dos demonios que equipara a Hamás con Netanyahu olvidando las diferencias. Uno es el opresor, el otro es el oprimido. Uno es la cabeza de un estado colonialista y el otro es el representante de un pueblo expropiado. En este sentido, no es cierto que los dos tienen derecho a defenderse porque uno es el atacante que no tiene derecho a defenderse y sí lo tiene el atacado. El atacante es Israel y el atacado es el pueblo de Gaza. Así que no hay derecho a defenderse para los dos bandos. Creo que hay una falsa equivalencia entre victimario y víctima; entre el carcelero y el encarcelado. Además, es erróneo que Netanyahu y Hamás rehúyen por igual una solución política. Israel anexa territorios y Hamás acepta la solución de los dos estados que Israel pulverizó después de los acuerdos de Oslo.

Se cuestiona mucho a Hamás por los ataques a civiles pero no hay proporción numérica entre el ataque de Hamás a los civiles y el de Israel a los civiles. Solamente por estos días, 9000 muertos palestinos, de los cuales 3000 eran niños. No hay proporción, insisto, pero además hay un problema más subyacente: la diferencia entre civil y militar en Israel es muy borrosa porque es un estado colonial estructurado en torno a colonos que la mitad del tiempo son civiles y la otra mitad son militares. Es casi imposible subdividir quién de los colonos es civil y quién es militar, por eso hay que tener cuidado con esta divisoria y ser cauto.

Se ha señalado también que Hamás es una organización religiosa fundamentalista y esto es cierto. Ese perfil desemboca frecuentemente en regímenes políticos teocráticos muy opresivos. Lo sabemos con el caso de Irán y no hay que silenciarlo, hay que decir la verdad. El perfil político estratégico de Hamás no es para nada progresista sino que está conectado con lo que ya vimos cuando este tipo de organización llega al gobierno y comienza con restricciones a los derechos democráticos, de las mujeres, religiosas. Lo vimos en el Líbanos, en Egipto, en Turquía, en Afganistán. Dicho esto, hay que destacar que ese perfil no altera la legitimidad de la resistencia de Hamás que es la resistencia de un pueblo desesperado por una opresión que no le brinda ningún otro camino que no sea el sacrificio de la lucha.

Hay un ejemplo muy  citado últimamente que, en mi opinión, está poco conceptualizado. Se trata del ejemplo del gueto de Varsovia: cuando los nazis habían rodeado la ciudad de Varsovia y quedaban los últimos judíos resistiendo se produjo el levantamiento de los judíos que sabían que iban a morir. Entonces, ese acto de lucha frente a los nazis se conmemora como la resistencia del gueto de Varsovia. Esos judíos que resistieron eran sionistas, comunistas, religiosos, socialistas, nacionalistas y sin partido. ¿Qué quedó de eso? Quedó la resistencia, la acción heroica frente a un ejército que los masacraba. Así hay que ver a Hamás y no destacar su perfil estratégico sino  su organización que está a tono con la resistencia contra un opresor.

En otro plano más estratégico, hay autores que cuestionan la acción de Hamás por otras razones. Dicen: ‘los entendemos, reconocemos y admiramos pero la acción de ustedes es inútil porque Israel es invencible en el plano militar por eso el camino no es la lucha armada’. Proponen movilizaciones, piquetes, manifestaciones y es curioso porque los que dicen esto lo hacen sólo para los casos de Medio Oriente pero no para Ucrania donde sí aceptan el uso de armas. La no lucha se sostiene sólo para Medio Oriente. Estos autores se equivocan en dos cosas; la primera es que no es cierto que Israel es invencible y se ha demostrado en 2006 en el Líbano y, además, muchos pueblos no tienen esa opción de reflexionar sobre si su lucha es vencible o invencible.

Las grandes gestas de la Historia exigieron sacrificios que no se sabían cómo terminarían y , en este sentido, hay un reportaje al líder de Hamás que dice: ‘nuestros ejemplos son la resistencia soviética frente al nazismo, los tres millones de vietnamitas que lucharon contra Estados Unidos, los argelinos que se sacrificaron contra Francia’. Si hacemos un recuento de la Historia, ¿cuántas luchas se ganaron y cuántas se perdieron? La mayoría se perdieron pero los que fueron a luchar trataban de ganar y en la lucha social, política, nacional por la liberación es lo que importa: la lucha y no el cálculo de si se va o no a ganar. Lo que está en juego es la legitimidad, la validez, la correspondencia. Por lo tanto, no creo que Hamás y el pueblo palestino tenga esa opción, no pueden eludir la lucha armada solamente porque cuando vana a una manifestación le disparan a matar.

Hay autores que dicen: ‘si se sigue ese camino de la lucha armada, no habrá nunca alianza del pueblo palestino con los trabajadores de Israel y hay que crear esa alianza de pueblo con pueblo para derrotar a Israel.  Sin embargo, acá hay mucha ilusión e ingenuidad porque Israel no es un país común sino que es un estado colonial donde las alianzas con sus sectores oprimidos siempre son complejas. Recordemos lo que pasó en Argelia: eran 10 millones de argelinos y 1.5 millón de colonos  franceses; no había alianza con los pobres de los colonos franceses, fue imposible. Lo que demuestra la realidad palestina es que sin una derrota militar de Israel, sin una combinación de lucha política y derrota militar, es muy difícil que se pueda doblegar a un enemigo de esa envergadura.

Concluyo con esto: veremos lo que sucede, lo que está pasando en Gaza está conmoviendo al mundo entero. Pocos acontecimientos de la política mundial generan una conmoción y la generan porque hay algo que no podemos tolerar: que asesinen niños y nosotros seguimos tomando nuestro cafecito; no podemos tolerar y por eso en muchos lugares del mundo hay manifestaciones, luchas, protestas. En Europa sin tan importantes que los gobiernos han decidido que hay que ilegalizar las protestas por los palestinos y decirle sí a las que son a favor de Israel.

En Estados Unidos está ocurriendo algo interesante para nosotros: los judíos que allí residen, salen a la calle con carteles que dicen; ‘no en nuestro nombre’, ‘nosotros no somos culpables de eso’. Así como el manifiesto, que yo tantas veces firmé porque mi familia murió en el holocausto, decimos: ‘no en nuestro nombre’. Yo no puede hacerme responsable de lo que le hagan a los palestinos o lo que le hicieron a mi familia, ambas imperdonables.

Entonces, hay mucha gente de origen judío en el mundo que adopta esta posición así c0mo muchos intelectuales que levantan su voz, muchos académicos están participando en el llamado de la Universidad de Birzeit para comenzar un boicot académico total contra Israel, demandando en lo inmediato el alto de fuego, que se permita la entrada de la ayuda humanitaria y que haya protección de las Naciones Unidas para la población palestina así como el refuerzo de una campaña por la desinversión y sanciones contra Israel avanzando no sólo en la liberación de los 200 rehenes sino también en el cambio de presos palestinos. Es completamente unilateral pedir la liberación de rehenes y no reclamar la liberación de esos presos.

Veremos nuevamente que se va a reanimar el debate sobre la solución estructural del problema. Es vieja la discusión de dos estados o un estado y volverá a aparecer. Ya sabemos que lo de los dos estados no funcionó después de Oslo pero quizás podría funcionar si se logra en una larga lucha el derecho de los refugiados a retornar y la vuelta de Israel a las fronteras de 1967. Pero si los dos estados no funcionan, a todos nos gustaría que funcione un solo estado bajo la vieja consigna de la OLP_ un solo estado democrático y laico para toda la población de la región. Esta última es la idea más atractiva y sabemos que su factibilidad es una incógnita y muy dudosa.

Hasta tanto no ocurra eso, un estado o dos por el momento no se avizora por lo que el pueblo palestino tiene derecho a continuar, reforzar resistencia y nosotros tenemos la obligación de sostener la resistencia del pueblo palestino. Este punto es especialmente clave en América Latina porque la tensión callejera es grande: hay marchas a favor de Israel y por Palestina en todos los países. La primera singularidad de América Latina, de la cual los medios no quieren hablar mucho pero nosotros sí, es sobre el primer país latinoamericano que tomó la decisión que corresponde tomar: Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Israel y envió ayuda humanitaria diciendo ‘basta’.

Un paso más de lo que está haciendo Petro en Colombia que invitó al Embajador de Israel y congeló las relaciones porque sabe en carne propia de qué se trata, conoce perfectamente la historia de los oficiales israelíes que durante décadas estuvieron con los paramilitares colombianos organizando el asesinato sistemático de los campesinos en Colombia. Boric es ejemplo contrario, la nada como siempre, siendo los militares israelíes los que les enseñaron a los gendarmes chilenos a disparar a los ojos como acá, en Jujuy. Por último, Lula y López Obrador han dicho algo interesante, a otra escala: ‘nosotros somos los mediadores’ que es indispensable, también.

Argentina, por muchas razones, es el principal país latinoamericano involucrado en este conflicto. No por casualidad  hay 20 rehenes argentinos y tenemos que tenerlo en cuenta no sólo porque aquí hay una gran colectividad judía y una de origen árabe sino que hay que agregar al tipo de relación diplomática estratégica  que Argentina fue tejiendo con Israel y que llevó a un nivel de involucramiento de la política israelí y de Medio Oriente, impensada en la Argentina. En este marco, tenemos en cuenta  el atentado a la AMIA y a la Embajada así como un nivel de presencia del servicio secreto de Israel inédito y un nivel de gravitación de su Embajada en el Pro, en Juntos por el Cambio, en el Parlamento argentino, con una relación carnal de Bullrich con Israel y una relación económica altamente desarrollada del gobernador tucumano del Partido Justicialista con el gobierno del estado colonial. Por último y no menos importante, ¿a dónde fue Alberto Fernández como primer viaje cuando fue elegido? A Israel.

Todo esto corta transversalmente a la dirigencia política argentina, tanto a la derecha como al justicialismo. ¿Dónde están las banderas del justicialismo? ¿Cómo pueden aceptar esto? La derecha argentina está haciendo algo atroz, ya los conocemos. Un hombre del Pro le quiere aplicar a los dirigentes de Izquierda la figura, que está en la legislación argentina, de terrorismo y ojo con eso porque así se empieza. Por decir lo que yo estoy diciendo acá pueden adjudicarme figura de terrorismo. El día que hagan eso se acabaron los 40 años de derechos conquistados y el Pro lo quiere hacer pero mi pregunta es sobre el peronismo. Hemos presenciado algo vergonzoso, pienso que Milei y Massa no son iguales y que el enemigo principal es Milei por lo que hay que hacer todo lo que esté en nuestras manos para que no sea presidente. Sin embargo, me revuelve el alma lo que vi: Massa en la Embajada, en la DAIA, aceptando los crímenes de Israel igual que Milei. En el tema de Israel son iguales.

Tenemos que alzar la voz frente a esto porque si lo dejamos hacer, después van a hacer cosas mucho peores con todos nosotros. Entonces, está en juego mucho; en Gaza se juega el futo de Medio Oriente, se juega la geopolítica mundial, se juega lo que va a ocurrir en Argentina. Por eso, ya hubo varias marchas importantes en las que muchas figuras se suman y tenemos una batalla desigual a desarrollar: ellos tienen los medios de comunicación, los de siempre y los que se supone que también son nuestros. Los que se supone que son nuestros no lo son en su totalidad. Con lo poco que tenemos, con lo poco que nos podemos hacer escuchar, la lucha del pueblo de Gaza es nuestra lucha y en eso tenemos que comprometernos los que estamos acá para lograr que su resistencia triunfe y para impedir otra terrible masacre de la población palestina.

Claudio Katz es activista, economista y catedrático argentino. Entre sus libros se encuentran: Economía latinoamericana: de la década perdida a la nueva crisis (1992); Comunismo, socialismo y transición:metas y fundamentos (2004); El porvenir del socialismo (2004); El rediseño de América Latina. ALCA, MERCOSUR y ALBA (2006); Las disyuntivas de la izquierda en América Latina (2008); La economía marxista, hoy. Seis debates teóricos (2009); Bajo el Imperio del Capital (2011); Neoliberalismo, Neodesarrollismo, Socialismo (2016); La teoría de la dependencia (2018); La crisis del sistema imperial (2023); Las encrucijadas de América Latina. Derecha, progresismo e izquierda en el siglo XXI (2023)

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