Palabras encadenadas

Sabíamos que lo imposible se torna posible cuando de la política de barra de bar, de la queja  infructuosa, se pasa a una acción cargada de razón y de gente.

Por María Luisa Cid.

Este verano me he encontrado con esas frases que te abren el armario de la neurona sedentaria. Son frases por las que pasamos a diario y dejamos atrás.

Con 40 grados a la sombra el tiempo se ralentiza y fijas tu mirada pausada en textos escritos aquí o allí: en un libro, en una pintada, en una voz a tu espalda que alguien pronuncia en otro contexto. Las copio directamente, sin  sonrojo, porque la inteligencia en cápsulas hay que consumirla como estimulante a “nuestra  voz dormida” (Benito Zambrano).

“No sabía que era imposible, fue y  lo hizo” (pintada anónima), así que hace años era imposible pensar ,y menos aún visualizar , a tranquilos y tranquilas pensionistas en las calles, movilizando a la ciudadanía. Sabíamos que lo imposible se torna posible cuando de la política de barra de bar, de la queja  infructuosa, se pasa a una acción cargada de razón y de gente. Hace ya cuatro años de aquella aseveración de que el movimiento se demuestra andando y hoy nuestra voz resuena en el Parlamento, en los titulares de los medios y  en la calle, el mejor altavoz para llegar a un “share” de  total  audiencia.

“El capitalismo funciona a golpe de crisis y las crisis son contrarias a la democracia” (Juan Carlos Monedero de su libro “ La izquierda que asaltó el logaritmo”), así que desde el pensionismo nos hemos propuesto corregir esta manipulación recurrente. Cualquier motivo es bueno  para despedazar y privatizar sectores enteros del estado de bienestar, desde la sanidad a la educación, pasando por las residencias. El COVID, la guerra son excusas mayúsculas para ir mermando lo público y ,sin más, nos tragamos estos pildorazos con sorbos de las ganancias de las empresas que cotizan en bolsa y de las omnívoras compañías energéticas, cerca de 80.000 millones de euros en 2021.

“La fiesta terminó y la casa ya no era nuestra casa” ( Rosa Berbel de su libro “Los planetas Fantasma”) cuando el coste de la vida sufre una subida del 10,2% y los salarios y pensiones  han llegado al insuficiente2,5% de incremento.

Con este planteamiento de sálvese el que pueda ¿Cómo podemos hablar de democracia, cuando la situación actual parece no defender la soberanía del pueblo?, abrirnos a supuestos como ¿quién nos ha preguntado sobre el mantenimiento de la guerra?  o ¿vamos a desviar partidas presupuestarias para que nuestros investigadores se interroguen sobre el futuro del agua?, son preguntas siniestras, entendiendo el término por lo zurdo, que viene por la izquierda, con  sus connotaciones culturalmente negativas. 

Así que “como la ciencia progresa mejor cuando las observaciones nos obligan a alterar nuestras preconcepciones”  (frase de la astrónoma Vera Rubin en el centro de visitantes del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma) y preconcepción es creer que todo está escrito, que la realidad es inamovible, volvemos el 15 de octubre a Madrid para cambiar los puntos de vista y desvelar que frente al hambre insaciable de los oligopolios  está la gota de agua  que con su persistencia orada piedras y permuta paisajes. El 15 de octubre los movimientos ciudadanos, promovidos por las plataformas en defensa de las pensiones  públicas, seremos  gotas incansables que reabriremos el cauce de lo público y la defensa  de salarios y pensiones.

En agradecimiento a cuantas ideas preciosas se encierran en frases  que cada día se cruzan en nuestro camino, una maravillosa de Rosa Berbel.

“Me habéis dejado el suelo lleno de ideas hermosas. No hay forma de limpiarlas”

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