Pablo González: 11 meses de secuestro legal

23 horas al día en una celda sin luz natural, la otra hora es un paseo en un patio de 7 m2, prácticamente sin comunicación con el exterior, esposado cada vez que sale de su celda, ya sea para hablar por teléfono (muy pocas veces) o para entrevistarse con el equipo jurídico que lleva su caso en Polonia

Por Iñaki Alrui | LQSomos

Este 28 febrero de 2023 se cumplían once meses de la detención, mejor definirla como secuestro, del periodista Pablo González Yagüe.

Su última aparición pública, fue el 26 de febrero 2022, con su reportaje desde la estación de Przemysl (Polonia), sobre la masiva llegada de refugiados ucranianos y como estaban siendo acogidos, la guerra solo llevaba horas en activo, pero la crisis humanitaria ya empezaba a ser desbordante en los pasos fronterizos entre Polonia y Ucrania. En la presentación de la crónica, desde Madrid, el presentador de la Sexta presenta a Pablo González como SU enviado especial… que lástima que después de la detención de Pablo González, la cadena de Atresmedia, se haya olvidado por completo de SU enviado especial.

Las imágenes de la crisis humanitaria en Ucrania: una estación de tren polaca acoge a miles de refugiados que huyen de la guerra

Su última crónica periodística aparecería en el diario Público a última hora del domingo 27 de febrero 2022, “Un resquicio al diálogo se abre paso en medio de la amenaza nuclear rusa y el avance de la guerra…”
Su último mensaje en redes sociales seria pocos minutos después del inicio del día 28, en el siguiente tuit:

A primeras horas de la mañana del lunes 28 de febrero 2022, seria detenido por el estado polaco. Así lo haría saber públicamente su abogado, Gonzalo Boye a través de una red social:

Desde ese momento se iniciaría el calvario para Pablo, un periodista independiente que ejercía la Libertad de Información desde la primera línea del conflicto recién iniciado.

El resto de esta tan desagradable como surrealista historia la hemos ido contando en estas mismas páginas, clic aquí, en una sección dedicada más que hacer un seguimiento informativo de su situación, algo donde hay poco que rascar, a denunciar su secuestro, tal como hemos querido definirlo, y volvemos a repetir: 23 horas al día en una celda sin luz natural, la otra hora es un paseo en un patio de 7 m2, prácticamente sin comunicación con el exterior, esposado cada vez que sale de su celda, ya sea para hablar por teléfono (muy pocas veces) o para entrevistarse con el equipo jurídico que lleva su caso en Polonia. Clasificado como “preso peligroso” desde el primer día, estas son sus condiciones de vida desde hace once meses. Las condiciones de este encierro han hecho que la cárcel de Radom sea renombrada como el “Guantánamo” de Polonia, prisión en la que queda claro que no le tienen detenido y si secuestrado, pues se violan de forma constantes sus derechos, y para más desaire no hace falta recordar que es un ciudadano de la Unión Europea que tiene decenas de acuerdos comunes en materia de Derechos Humanos y protocolos jurídicos, con Pablo se lo han saltado todo ¡Europa es una vergüenza!

La otra parte ante esta situación es el gobierno español, quien se limita protocolariamente a la visita consular a la cárcel, y del que desconocemos ninguna iniciativa más en favor del cumplimiento de los Derechos Humanos, de la aplicación de los acuerdos europeos, de un mínimo de empatía por un ciudadano de este país contra el que la única acusación que sabemos, sin NINGUNA prueba, es “ser un agente de la GRU (la inteligencia militar rusa)”. Once meses después las ¿contundentes y clarísimas? pruebas que afirmaba tener el estado polaco contra Pablo siguen sin aparecer, ni expuestas ni comunicadas, todo lo que sabemos sigue recogido en una escueta nota de prensa del gobierno polaco, del 4 de marzo del pasado año, un día después de que la Sala II de lo Penal del Tribunal Regional de Rzeszów (Polonia) emitiese un auto de prisión provisional contra Pablo González, y que desde entonces se ha ido prorrogando.

La próxima revisión judicial de su caso será el próximo 23 de febrero, y la verdad no hay ningún motivo para pensar que aparezca la cordura ante esta barbaridad tan desagradable como surrealista, y con más motivo, triste, si tenemos en cuenta la locura guerrera por la que avanza la Unión Europea. En este año de conflicto bélico hemos conocido situaciones y actitudes políticas impensables en febrero de 2022, una deriva irracional que avanza desmedida con un cada día a más, similitudes.

Vamos camino del año de secuestro y sigue llamando la atención el (NO) seguimiento de los medios de comunicación sobre esta violación al Derecho a la Información, o mejor definirlo como silencio mediático. Puede sonar a tópico, pero es muy ocurrente para definir la bajeza periodística que vivimos: si a Pablo González le hubieran detenido en Venezuela, Cuba, China, Corea del Norte o Rusia, no habría día que no fuera noticia en los informativos, columna en periódicos, crónica en radios, de protestas diplomáticas, de visitas de estado… pero a Pablo le han detenido en Polonia, un país que desde el inicio del conflicto bélico ha pasado de ser criticado por sus socios europeos a estar bendecido por la hipócrita política común.

Hay excepciones informativas, como es, en general, el tratamiento informativo que le está dedicando la prensa de Euskal Herria, algunos medios de Catalunya o el diario Público, poco más.

Seguimos y seguiremos: desde los medios como esta Web y otros de la llamada contrainformación o prensa alternativa seguiremos denunciando y defendiendo a nuestro compañero Pablo González, conscientes de ser pequeños cayucos en medio de un Océano lleno de Transatlánticos de la desinformación ¡Navegamos!

¿Dónde están las garantías de DERECHO de un estado europeo?

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