Ovodonación: Las mujeres biónicas

En este artículo pretendo exponer en qué consiste esta técnica, y las consecuencias y riesgos que tiene para las mujeres, a las que se “les vende” la donación de óvulos como algo inocuo y trivial (como en el caso de los hombres y la donación de esperma), cuando no lo es.

Por Laura Isabel Gómez García

Históricamente la valía de las mujeres se ha basado en la capacidad reproductiva, sobre todo, y en la belleza. Hasta hace no mucho, tener una hija fea y/o con incapacidad para procrear era una desgracia para la familia pues era una mujer “incasable”, con todo lo que ello conllevaba, porque ésta pasaba a ser una carga para su familia, una boca más que alimentar pero que no producía nada. La vida de las mujeres, entonces, se reducía a ser madre y esposa, si no podía ser ni lo uno ni lo otro, ¿qué sentido tenía la vida de esas mujeres? Sin acceso a estudios, ni trabajo remunerado y reconocido, ¿qué futuro tenía? Pasaban a ser solteronas y una vergüenza para su familia que se convertían en la comidilla de la comunidad en la que vivían. Por otro lado, si se casaban y no se quedaban embarazadas, siempre-siempre, “la culpa” era de la esposa, ella siempre era la infértil, nadie pensaba que fuera el marido el estéril o que tuviera algún tipo de problema en su sistema reproductor. Estos casos también eran terribles para las mujeres porque podían ser repudiadas por los maridos, con la consecuente vergüenza para la familia que debía recogerla otra vez en el hogar familiar mientras el marido pasaba a la siguiente esposa que procurara la continuación de la estirpe.

Es la capacidad de engendrar y parir de las mujeres la única cosa que los hombres no pueden hacer y es esa capacidad la que siempre han soñado tener. Ahora gracias, o más bien por desgracia, del invento del alquiler de úteros les ha dado la posibilidad de poder ser padres cuando y como quieran sin necesidad de tener una pareja mujer. Parejas heterosexuales y homosexuales, han envidiado siempre a las parejas lesbianas o a las mujeres solteras que podían decidir ser madres sin necesidad de tener una pareja masculina. Pero el sistema capitalista feroz en el que vivimos que mercantiliza y comercia con absolutamente todo, inventó “la gestación subrogada” y así de fácil eliminaban a la mujer dentro de la ecuación para ser padres porque ahora les basta pagar a una mujer empobrecida por gestarles un bebé al que compran.

Para empezar, no existe semejante cosa como la gestación subrogada porque gestar es una función puramente biología que sucede en el útero de una hembra, y al igual que no puedes subrogar un pulmón para respirar, o un riñón para filtrar la sangre y orinar, un útero no puede ser subrogado para gestar. Así que mejor hablemos con propiedad, y digamos que estamos hablando de comprar seres humanos a través del uso del útero de una mujer.

Pero no voy a extenderme más en el tema de los úteros de alquiler porque ya escribí una trilogía bastante amplia al respecto que puede leerse aquí en NuevaRevolucion.es.

Otra de esas formas de mercantilizar las funciones biológicas exclusivas de las mujeres para el uso y disfrute de todo el mundo, es la donación de óvulos. 

Muchas personas en seguida saltaran con ¿y la donación de esperma? En un intento por establecer un símil como si lo uno fuera igual a lo otro, ¡y ni de lejos! No tiene nada que ver la donación de esperma que consiste en eyacular en un bote a través de una masturbación in situ, que la técnica que se utiliza para extraer óvulos de los ovarios de una mujer.

En este artículo pretendo exponer en qué consiste esta técnica, y las consecuencias y riesgos que tiene para las mujeres, a las que se “les vende” la donación de óvulos como algo inocuo y trivial (como en el caso de los hombres y la donación de esperma), cuando no lo es. Una vez más entorno al cuerpo de la mujer se ha creado todo un negocio en el que poco o nada importa la salud de las mujeres y que todo se repara con una contraprestación económica con la que todo se trata de blanquear bajo el buenismo del altruismo y la solidaridad para con los demás. Espero que para todas las mujeres que estén pensado en donar sus óvulos este artículo les sirva de ayuda. 

Ovodonación: No es donación, es mercantilización

La industria de la donación de óvulos mueve más de 600 millones de euros al año en nuestro país, (632 millones en el último año para ser exactas según el último Informe Especial de Centros de Reproducción Asistida https://www.dbk.es/es/detalle-nota/centros-reproduccion-asistida-2020 publicado en 2020 por la consultora DBK), siendo cerca de 300 clínicas privadas las que componen este sector en España.

España ostenta la primera posición del ranking europeo de países exportadores de óvulos lo que la convierte en “el granero europeo” de óvulos, ya que un tercio de los óvulos donados por mujeres españolas son destinados a mujeres de otros países; en concreto, según datos de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) del 2016, el número de ovodonaciones en España ese año alcanzó las 32.223, de las cuales 12.393 (un tercio) fueron a parar a pacientes residentes en el extranjero (el 40% francesas). Esto es debido porque Francia solo permite someterse a una técnica de recepción de ovocitos a mujeres heterosexuales, ello explica que se deriven a España los tratamientos de lesbianas y mujeres solas francesas.

Además, cabe añadir que España se sitúa en el segundo país de destino mundial de turismo reproductivo, (el primero es EE. UU). Según Vincenzo Pavone, director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),  “el secreto del éxito español” reside en cómo está planteado el mercado.

“España tiene un diseño de mercado que funciona perfectamente. Logra mezclar de una manera eficaz el incentivo económico, que ronda los 1.000 euros, con el incentivo social, que es el altruismo. Esto consigue que se movilicen muchas donantes”. (Vicenzo Pavone)

Por el contrario, en otros países europeos escasean las donaciones debido a que no se compensan económicamente (por ejemplo Italia) o solo se les retribuyen gastos como el transporte hasta la clínica (como en Francia). “Esto genera un enorme turismo reproductivo en España”, explica el investigador del CSIC.

El segundo país del continente europeo en tratamientos de recepción de ovocitos es Rusia, según datos de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología de 2014, fueron 5.619, lejos de los 30.576 realizados ese mismo año en España.

Todos estos datos se traducen en que la mitad de los tratamientos con óvulos del continente europeo se realizan en nuestro país. ¿Por qué? La respuesta es tan simple como reveladora: Las españolas somos las blancas más pobres de occidente. ¿Y por qué esta codicia por extraer óvulos de mujeres sanas, jóvenes y fértiles? La respuesta como en la anterior cuestión es también muy simple y reveladora: Porque las mujeres no tenemos un número infinito de óvulos disponibles en nuestros ovarios, sino que nacemos ya con un número limitado de ellos (alrededor de 400) que han de durar toda nuestra vida fértil, es decir estamos hablando de una biomercancia muy limitada con la que comercializar en mercados nacionales e internacionales para ser usada en la reproducción asistida, pero también para la investigación, y/o para algo mucho menos ético como son la gestación subrogada y la clonación “terapéutica”.

Además, la ovodonación es una eugenesia encubierta ¿Por qué? Pues porque somos seleccionadas en base a nuestras características físicas como el color de los ojos/pelo, la raza, altura/peso, edad, etc. y si no damos el perfil somos descartadas, sin más.

La donación de óvulos es otra forma de explotación del cuerpo de las mujeres, en este caso, explotación reproductiva y como en todos los casos donde hay explotación, los efectos sobre la salud y los riesgos que corren las mujeres que se someten a ella son muy importantes. Mujeres que en su mayoría son mujeres jóvenes, muchas de ellas en situación económica precaria, y muchas de ellas universitarias, de ahí que la mayor “cantera” se encuentre en las universidades y centros educativos de grado superior de nuestro país, en los que se lanza el mensaje de “si necesitas dinero para tus estudios, dona tus óvulos”. Algo que es repugnante moralmente y además que debiera ser perseguido legalmente, pues según la ley la donación de óvulos deber ser eso, altruista y la contraprestación económica no puede ser un incentivo para ello. Pero si consideramos que muchas de las mujeres donantes son estudiantes universitarias, la compensación económica no es indiferente. Recordemos que en España el sueldo mínimo son unos 950 euros/mes, y donando óvulos en dos semanas son 1.000 euros.

En este punto es oportuno recordar lo que recoge al respecto la Ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida:

“La donación nunca tendrá carácter lucrativo o comercial. La compensación económica resarcitoria que se pueda fijar sólo podrá compensar estrictamente las molestias físicas y los gastos de desplazamiento y laborales que se puedan derivar de la donación y no podrá suponer incentivo económico para ésta. Cualquier actividad de publicidad o promoción por parte de centros autorizados que incentive la donación de células y tejidos humanos deberá respetar el carácter altruista de aquélla, no pudiendo, en ningún caso, alentar la donación mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos.

 

Dentro de la misma ley encontramos recogidas como faltas graves:

Artículos 5.3 y 11.6 -> La retribución económica de la donación de gametos y preembriones, o compensación económica. 

Artículo 5.3 -> La publicidad o promoción que incentive la donación de células y tejidos humanos por parte de centros autorizados mediante la oferta de compensaciones o beneficios económicos. 

Pero en cambio, respecto a los Artículos 5.3 y 11.6, se vulneran gravemente como hemos visto, porque sabemos que las mujeres que “donan” sus óvulos son compensadas con entre 800 y 1000 euros bajo el pretexto de que es un dinero destinado a compensar gastos por “las molestias ocasionadas”. Esto es algo que no sucede en otros países europeos, como he mencionado anteriormente, precisamente para evitar la explotación reproductiva.

En resumen, haciendo cuentas: mientras que “los beneficios que obtienen las clínicas pueden alcanzar hasta los 10.000 euros por el tratamiento” según declaraciones de Vincenzo Pavone, director del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, y según la Dra. embrióloga, Rocío Núñez Calonge “una clínica invierte, en total, unos 3.000 euros en extraer óvulos de una donante”, la conclusión es: negocio redondo. 

Y en cuanto al Artículo 5.3 sobre la publicidad o promoción encontramos que los anuncios de donación de óvulos están por todos los tablones de anuncios de las universidades, en Internet y en las redes sociales donde es un bombardeo constante para captar donantes. Detrás de todo ello están las empresas privadas, todas ellas clínicas con tanto renombre como IVI, FIV Dona, y Sanitas, entre otras muchas. Todas ellas depredadoras que venden la ovodonación como un acto de ayuda, amor y solidaridad, pero nada más lejos pues tras esto lo que hay es una industria con caja registradora que no para y que juega con la necesidad económica de demasiadas mujeres empobrecidas y precarias, como siempre.

Si esto es así, entonces ¿por qué llamarlo altruismo?, la respuesta es simple. Para vender el discurso perverso de “ayudar a las que no pueden a ser madre”.

Todo lo que tiene que ver con las mujeres y sus cuerpos cuando hablamos de explotación reproductiva van de la mano del discurso de captación que apela a la generosidad, a despertar la empatía por otras mujeres que no pueden ser madre de manera natural, y así ser esa “hada madrina” que hace realidad el sueño de otra mujer, etc. Un chantaje y manipulación emocional a través de una estrategia de marketing de las que el biomercado ha hecho de las mujeres “el cuerpo de obra” favorito pues cuando hablamos de donación de esperma, el discurso de captación es radicalmente el opuesto donde la donación se vende como algo “lúdico”, donde no hay hombres tristes ni frustración masculina por no ser padre, ni hay sueños de otros que ayudar a cumplir, sino solo la motivación de ganar un dinero extra solo por el mero hecho de eyacular en un bote de plástico.

El sistema capitalista y neoliberal en el que vivimos convierte a las mujeres tanto en la mercancía a consumir como en las consumidoras dentro del biomercado. Un sistema perverso en el que el desempleo y la precariedad nos hace que caigamos en la explotación reproductiva (y sexual) por necesidad económica; nos hace que tengamos que posponer la maternidad a una edad muy tardía, (la demanda de terapias de reproducción asistida ha aumentado en los últimos años debido a ello, de hecho, en España un 7 % de los nacimientos son a través de la reproducción asistida); pero por otro lado desde que estamos en edad fértil se nos bombardea con la idea de la maternidad casi por imposición, algo que hace que las mujeres que no consiguen quedarse embarazadas se desesperen y acaben por querer ser madre a cualquier precio y a toda costa aun y cuando ello signifique someterse a un tratamiento de fertilización o explotar el cuerpo de otra mujer; un  engranaje en el que la culpa juega un gran papel: culpa por no poder concebir, culpa por poder hacerlo y no aprovecharlo mientras otras no pueden, culpa por no querer ser madres y desperdiciar nuestros óvulos que acaban en menstruaciones mes tras mes, culpa por sí ser madres y perder nuestros empleos, culpa por ser madre más allá de los 40, culpa, culpa, culpa…

Efectos de la ovodonación para salud de las mujeres

Antes he mencionado “la compensación” que se paga a las donantes por cada donación, entre 800 y 1000 euros. Esto algunas personas lo llamarán “dinero fácil”, pero como ocurre con la prostitución, debemos hacernos la reflexión: ¿realmente es dinero fácil? Vamos a ver en qué consiste la donación de óvulos, el proceso y los efectos/riesgos para la salud de las mujeres, a ver si realmente es “tan fácil”.

La ovodonación, es un procedimiento que dura unas dos semanas, pero puede llegar a durar hasta dos meses. Según la doctora embrióloga Rocío Núñez Calonge, “El proceso es largo, puede durar dos meses contando el tratamiento para estimular la ovulación”. Tiempo en el que las mujeres son hipermedicalizadas a través de inyecciones de hormonas para estimular la producción de óvulos (entre 10 y 20 óvulos por ciclo), una medicación que se les entrega a las donantes y que ellas mismas han de inyectarse durante 12 días; pero hay que destacar que el efecto de éstas es desconocido porque no han sido testadas, usando nuestros cuerpos y úteros como si fueran ratones de laboratorios.

También son sometidas a ecografías en las que se coloca una sonda ecográfica en el interior de la vagina; a análisis de sangre, a controles hormonales, para terminar con una punción vaginal que se realiza en quirófano y que precisa anestesia. Esta punción folicular es una cirugía menor pero que como cualquier intervención implica riesgos y dolor pero que es necesaria para extraer los óvulos. La intervención consiste en realizar, a través de la vagina, una punción en los folículos que se encuentran en los ovarios, mientras la donante permanece anestesiada (dormida) 20 minutos, para posteriormente pasar a la sala de recuperación, donde se queda alrededor de tres horas tras las cuales puede marcharse.

Lo que no te cuentan es lo que puede suceder tras esto

Efectos, peligros y riesgos para la salud integral y reproductiva de las mujeres, entre los cuales podemos enumerar los siguientes:

  • Síndrome de hiperestimulación ovárica
  • Perforaciones intestinales y de vejiga
  • Fallo renal
  • Pólipos intrauterinos
  • Quiste de ovarios
  • Tromboembolismo
  • Distrés respiratorio agudo
  • Hemorragia por la rotura del ovario
  • Adelanto de la menopausia (con los efectos asociados, como envejecimiento prematuro y osteoporosis) e infertilidad

También se han dado casos de cáncer en mujeres muy jóvenes sin antecedentes familiares y sin factores de riesgo, pero que sí compartían un único factor en común: todas ellas habían sido donantes de óvulos.

Lo que queda claro es que las mujeres dentro de esta maquinaria perversa, disfraza de altruismo, ayuda y todo “por amor al arte”, son la parte más vulnerable. Aunque todo esto, como ya hemos visto, es vendido a las mujeres como algo inocuo, sin riesgos y sin efectos adversos para nuestra salud integral y reproductiva, cuando es radicalmente falso. No nos informan convenientemente de los peligros que conlleva esta práctica ni en lo qué consiste realmente, y que tiene un largo listado de efectos y riesgos tanto a corto, a medio, como a largo plazo para nosotras. A esto debemos añadir que no se hacen seguimientos sanitarios de ningún tipo a las mujeres donantes, algo que no sucede en otros tipos de donaciones (órganos, fluidos, tejidos, células, etc.). Tampoco consta ningún informe ni estudio sobre efectos/riesgos de la ovodonación, por lo que hay mujeres jóvenes que, por necesidad económica, recurren a esta forma de obtener dinero en sucesivas ocasiones sin ser conscientes de los peligros para su salud reproductiva e integral.

Creo que, con esto, la pregunta abierta que lancé antes sobre que la ovodonación era una forma de ganar “dinero fácil” queda ampliamente respondida. Dinero fácil es eyacular en un tarrito de plástico y que te den 50 euros con su palmadita en la espalda. La donación de óvulos, NO.

Pero, por si fuera poco, a todo esto, hay que añadir la falta de ética de las empresas que se saltan continuamente la legislación vigente, porque según la ley solo pueden nacer seis niños por donante y, ha de hacerse un seguimiento, por lo que se debe crear un registro nacional donde volcar los datos de cuántas veces una mujer ha donado sus óvulos (aun y cuando la donación se haya realizado en distintas clínicas), y de cuántos bebes han nacido de sus óvulos. Sin embargo, en la práctica esto no se hace, y cuando se hace no se hace correctamente porque entre otras cosas, no es obligatorio. Por eso, el registro sirve para poco y se exceden continuamente el número de ovodonaciones, y es por eso también que hay que forzar que sea por ley el que todos los centros estén obligados a registrar todos los datos de las mujeres donantes.

Cierro el artículo con este enlace https://www.publico.es/sociedad/ovodonacion-compra-venta-ovulos-negocio-costa-salud-precariedad-economica-mujeres.html que lleva a otro artículo  de Núria Coronado Sopeña, que recoge un testimonio muy revelador e ilustrativo de Aida Martín Gómez, una mujer que estuvo a punto de morir desangrada tras someterse a la extracción de sus óvulos y que en el artículo explica ampliamente su experiencia y las consecuencias que tuvo para ella.

También dejo el link al Manifiesto “Stop a la explotación reproductiva de la ovodonaciónde la compañeras de Rapiegas y que es importante que firméis, por favor https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSdjmMv1D0_k_e3c2Kwj7tSKI-6nEQMBSWcwnui2yr8Bj3oRDw/viewform?gxids=7628 

Las mujeres estamos hartas de que se nos use, y abuse. Nuestros cuerpos son mercantilizados para ser comprados-vendidos, y puestos a disposición del mejor postor para su uso y disfrute. SIEMPRE a costa de la precariedad y la pobreza de las mujeres. No somos úteros con patas para gestar seres humanos para terceras personas, no somos graneros de óvulos, no somos vaginas/bocas/anos para ser violadas por puteros y explotadas por mafias y proxenetas, y filmadas por la industria de la pornografía. Las mujeres somos seres humanos con derechos humanos, y con dignidad, ya basta de vendernos y comprarnos por partes. No somos biónicas, somos humanas.

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