Por Carmen Sereno
Que nadie se engañe. La clave para triunfar ya no reside en el talento, sino en la capacidad para generar conversación social. O lo que es lo mismo, aquello que ya en su día anticiparía Oscar Wilde de “Que hablen de uno, aunque sea mal, pero que hablen”, convirtiéndose así en todo un visionario de la era del trendingtopismo y lo viral.
Esto lo saben bien en el Departamento de Marketing de Atresmedia, -igual que saben que a estas alturas de la película, la tele se iba a comer un mojón si no fuera por las redes sociales-, así que unos señores -que no señoras- muy circunspectos en la materia de dar qué hablar en los cibermentideros pusieron a trabajar toda su maquinaria pesada. ¿Y cuál fue el producto resultante? Pues nada más y nada menos que Cristina Pedroche, o lo que es lo mismo, un auténtico filón publicitario para la cadena en cuestión, y de paso, para la muchacha, que a lo tonto a lo tonto, ve subir su caché como la espuma cada vez que alguien le mete el hashtag a su nombre.
Porque, vamos a ver, que lo de esta chica está más que estudiado está tan claro como que el agua hierve a 100 grados. Estudiado y dirigido. ¿O alguien se cree que la Pedroche sale a dar las campanadas medio en cueros, con un horroroso vestido que parece hecho de retales de algún mantel de ganchillo de beata, porque a ella le da la gana? Precisamente ella, que se casó en tejanos. ¡Venga hombre! Lo que ocurre es que estos mismos señores que diseñaron a una chica monísima y tontérrima, de origen obrero vallecano, y con la suficiente habilidad para que los chistes de los que uno sólo se reiría bajo los efectos del morapio suenen graciosos en prime time, se dieron cuenta de lo que se iban a poder beneficiar de que la moza enseñara un poco de pechuga. Y así, un año después de que la Pedroche pusiera media España patas arriba enseñando su tanguilla de Victoria’s secret, las redes y los bares han vuelto a temblar. Objetivo cumplido, debieron de pensar los inventores del mito. Suerte han tenido de que en este país, para bien o para mal, dos tetas siguen tirando más que dos carretas.
Pues si, y ella ni siquiera es así, hace su trabajo, luce porque puede, pero le daria igual, seguro, solo hay que ver el marido que se ha echado, pero lo triste es que no creo que hayan diseñado a Pedroche es profeso, es que lo hacen con todas, solo que con Cristina el proceso ha sido el soñado por cualquier directivo. Es triste ver el desequilibrio de atractivo físico entre ellos y ellas en cualquier medio, y que conste que yo no digo que por ser guapa no vaya a tener mérito, solo que a la hora de elegir chica del tiempo, mendizabal de turno o el abanico de chicas zapeando, además del curriculum, se valora su físico, y de ellos lo dudo. Y además, lo que es peor, como ellas lo saben, ya hacen por lucir mejor. Saben que sin un buen físico nunca presentarán nada aunque estén más que se sobra preparadas.