Opinión | Qué es un cuñado

Por Ibai Otxoa

Últimamente se ha popularizado una acepción de la palabra “cuñado” que a menudo sale a flote en los debates, especialmente sobre política y especialmente en internet. En cierto sentido se puede considerar que este término ha acabado siendo un meme, o bien otros lo acusarán de ser una especie de comodín semejante a la palabra “facha”, que se puede usar siempre que alguien lo desee contra una persona de derechas.

Resulta un tanto difícil definir estas acepciones que van saliendo sobre la marcha. Podríamos dejar a Pérez Reverte el trabajo de incorporarla a la RAE, pero el hecho de ser probablemente la persona a la que más llaman “cuñado” en toda España difícilmente le dará ganas de hacerlo.

Por tanto, veamos si podemos distinguir entre “facha” y “cuñado”. Siendo “facha” prácticamente un sinónimo de “fascista” en su origen, parece que últimamente se puede extender a otras variedades de derecha. Es decir, “facha” parece ser simplemente una persona de derechas, ya sea de la derecha de corte más autoritario, cercana al fascismo o al nazismo, como la de corte más liberal (el capitalismo en todo su esplendor, vaya).

Los cuñados también tienden a considerarse heroicos, solos ante el peligro aún cuando no sea así; es una forma de reforzar la idea de que sus argumentos son realmente suyos y es una persona con carácter

Por el contrario, “cuñado” más bien parece aludir a cierto tipo de personas con un conjunto de características extrañamente bien definidas y que tienden a coincidir. Inspirado en tiernas reuniones familiares, el cuñado es aquel que siempre conoce una tienda en la que venden más barato lo que acabas de comprar, que goza de un amplio refranero que insiste en aplicar al 100% de la población sin excepciones y que, en general, sabe más que los demás.

El cuñado es una persona que tiende a carecer de argumentos propios, sino más bien a repetir como un loro los que oye por la tele, pero asumiéndolos de tal forma que ni siquiera él mismo pueda reconocer que no son suyos. A menudo estas opiniones están basadas en axiomas, verdades incuestionables que pueden basarse bien en un refrán o en un chiste, bien en una experiencia vital que él considera representativa de toda la Humanidad, o a veces simplemente las cosas son así “porque sí y punto”. Los cuñados también tienden a considerarse heroicos, solos ante el peligro aún cuando no sea así; es una forma de reforzar la idea de que sus argumentos son realmente suyos y es una persona con carácter. No será raro, por tanto, ver a un cuñado asegurar que se encuentra en una posición minoritaria cuando no es así en absoluto: les veremos a menudo asegurando que los hombres están más oprimidos que las mujeres, que los blancos están más oprimidos que los negros y que los heterosexuales están más oprimidos que cualquier otra orientación sexual.

Esta información por sí sola puede resultar confusa, por lo que es mejor buscar un ejemplo. Se ha mencionado antes a Pérez Reverte y es cierto que da la talla, pero algunas de sus afirmaciones suenan más fachas que cuñadescas.

Por eso yo considero que el ejemplo más claro y lúcido es Emilio Calatayud, el célebre juez de menores. Efectivamente, no parece ser facha: que sepamos, no apoya hasta la médula a toda variedad de derecha concebible.Tampoco tiene especial interés por exterminar minorías ni nada por el estilo, y sus sentencias suelen tender precisamente a la reincorporación social.

El 22 de agosto de 2016 en El Mundo se publica una entrevista al juez Calatayud que podríamos usar para identificar todas las características básicas de un cuñado. Veamos cómo seleccionando fragmentos de sus declaraciones van apareciendo todas.

Somos tontos: los mejores móviles para los niños. No conozco a ningún padre con un móvil mejor que el de su niño.

Empezando suave, vemos aquí dos axiomas sin explicar muy bien: los niños siempre tienen mejores móviles que los padres. Los padres deberían tener mejores móviles que los niños. Lo primero se podría explicar en función de la brecha generacional en cuanto a tecnología; lo segundo no tiene explicación, sólo “debe ser así”.

Es una barbaridad que en este país se confunda un cachete con maltrato.

Aquí vemos a Calatayud, todavía no en pleno apogeo, empezando a identificarse con una falsa minoría. En este caso, se identifica con los padres oprimidos por no poder pegar a sus hijos.

No necesito un informe PISA para saber que la cosa está fatal.

Se va desarrollando. Él no necesita informes ni datos: sabe las cosas PORQUE SÍ Y PUNTO.

Se empieza desobedeciendo a los padres y golpeando al maestro y se termina yendo a por el presidente del Gobierno.

¿Tiene algún sentido esto? ¿Exactamente a qué viene? Efectivamente: es una hipótesis que se ha sacado del rabo. No sabemos si sería algo bueno o malo, por cierto. Por lo menos yo, vaya.

Es mucho más difícil ser padre porque no tenemos la autoridad. Nos la quitó Zapatero: el derecho de corregir de forma razonada a nuestros hijos se suprimió en 2007.

Esto es un cuñado en todo su esplendor: defendiendo a esa minoría oprimida imaginaria. Inventándose datos con ese sencillo esquema. Todos los experimentos realizados por psicólogos que muestran científicamente cómo el reforzamiento positivo es de hecho más útil que el reforzamiento negativo para enseñar una conducta y para mantenerla están equivocados PORQUE LE SALE DEL RABO.

Un buen cuñado trasciende la ciencia y los hechos siempre que haga falta. Eso es así porque sí y punto, como ya iba dejando caer tímidamente cuando afirmaba que no necesitaba un informe PISA. Ni un informe PISA ni cualquier otro tipo de información objetiva, claro

Esto es lo que yo he entendido hasta el momento, pero no hay por qué preocuparse: sin duda, los cuñados seguirán definiéndose a sí mismos con excelente precisión.

 

 

1 Comment

  1. He oído mejores descripciones de lo que se entiende por «CUÑADO».
    Creo desafortunado el ejemplo escogido: un juez de lo más renovador (sui generis, si se quiere) para apoyar unas opiniones para las que podría haber encontrado cientos con sólo darle una patada a una piedra. Definitivamente, El juez Calatayud no es el mejor ejemplo de cuñadismo.

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