Opinión | Pedro Sánchez, ni nuevo ni de izquierdas

Por Luis Aneiros

El domingo, 21 de mayo de 2017, los militantes del PSOE votaron en secreto para decidir quién sería su nuevo secretario general, y el ganador fue Pedro Sánchez…

Y en esta escueta nota se esconde una de las mayores tormentas políticas que se han dado en España en el período post-franquista. Pocas veces (o ninguna, no se…) un partido político destapó la caja de las miserias tan abiertamente, y permitió que todos pudiéramos oler todo lo de podrido que había dentro. Y tengo la completa seguridad de que la única diferencia entre el PSOE y los demás partidos es que los socialistas han permitido que saliera ese olor afuera, no por calidad democrática, sino con la intención de provocar miedo entre los militantes. Un miedo que les hiciera decantarse por una candidata en particular.

La maquinaria que reparte sillones en consejos de dirección fabricó, a golpe de presión y/o amenazas, unas perspectivas electorales falsas para la candidata andaluza, con la esperanza de que los militantes emitieran su voto influidos por esos vaticinios

Pero el voto era secreto, como no podría ser de otra forma. Y en ese secreto ha radicado la clave para que el resultado fuera el que fue. Porque el miedo sólo funciona si tienes delante a quién lo provoca. Y a los militantes socialistas les provocaban miedo quienes los obligaron a presentar sus avales a favor de Susana Díaz. La maquinaria que reparte sillones en consejos de dirección fabricó, a golpe de presión y/o amenazas, unas perspectivas electorales falsas para la candidata andaluza, con la esperanza de que los militantes emitieran su voto influidos por esos vaticinios. Pero, sin los ojos de los barones regionales sobre sus hombros, los militantes dijeron en secreto que ese no era el PSOE que querían. Que las puñaladas traperas con nocturnidad, los apoyos al gobierno disfrazados de abstención, el olvido de compromisos necesarios como la derogación de algunas leyes, o el desprecio hacia el que fue su secretario general cuando presentó su candidatura a estas primarias, no forman parte de lo que tiene que ser un PSOE unido y eficaz. Y que, en contra de lo que se les quería hacer creer, el problema no era otro sino ellos mismos, los de la gestora traicionera y las fotos con González y Zapatero y las genuflexiones ante Rajoy. Y los votos recibidos por Díaz fueron muy inferiores a los avales forzados por sus mentores.

Decidieron así elegir a un “nuevo” secretario general. Es gracioso porque es falso. Pedro Sánchez no es el nuevo secretario general del PSOE, sino que, en realidad, ha revalidado su puesto, porque no había ningún otro secretario general en el momento de las primarias. Los militantes lo reeligen porque las alternativas eran la cabecilla de un motín y un clásico del transfuguismo interno, no por su desastrosa gestión de los retos que supusieron las dos últimas citas electorales. Como oí decir a alguien, lo único bueno de Pedro Sánchez es que no es Susana Díaz.

Y el resultado final es el de un ganador “inesperadamente esperado”. Todos teníamos claro que Susana Díaz no contaba con el apoyo de la militancia fuera de las fronteras andaluzas excepto ella misma, los barones de su partido, el Partido Popular, la prensa de la derecha, el grupo PRISA (la otra prensa de la otra derecha), La Sexta, Albert Rivera, y quién le afina el piano a Felipe González, porque en ello le va el sueldo. No puedes pasar tu ropa por el barro y esperar que, al sacarla, salga impoluta. Y Susana Díaz embarró a su partido de tal manera, que pasará mucho tiempo antes de que valga para volver a ponérselo en público.

La tan temida (por los medios) deriva a la izquierda de Pedro Sánchez es ficticia, tan sólo un invento que a todos convenía: a los susanistas para provocar miedo por la estabilidad del país, y a los sanchistas para convencer de su voluntad de provocar un necesario cambio de gobierno

Y llegamos así a lo más desilusionante de todo: el futuro del hasta hoy Partido Socialista Obrero Español. Pedro Sánchez sale reforzado de estas primarias, con un apoyo abrumador de sus militantes, pero sin poder confiar en quienes no tuvieron reparo alguno en declararlo un cadáver político cuando renunció a su acta de diputado. Ahora comienzan las deserciones (Antonio Hernando fue tan rápido en huir como en clavarle el puñal en aquel triste octubre de 2016), y en breve se esperan las purgas, tan poco edificantes en términos democráticos y de voluntad de unión, pero tan necesarias si lo que quieres es llevar adelante un proyecto previamente tumbado por quienes todavía ocupan los mismos cargos de entonces. Pero todo esto no traerá un nuevo PSOE, ni una regeneración de sus ideales. La tan temida (por los medios) deriva a la izquierda de Pedro Sánchez es ficticia, tan sólo un invento que a todos convenía: a los susanistas para provocar miedo por la estabilidad del país, y a los sanchistas para convencer de su voluntad de provocar un necesario cambio de gobierno. Pero, citando a otro entrañable desconocido, “Pedro Sánchez entonando La Internacional es tan creíble como El Drogas y Rosendo cantando ‘Despacito’“. Y, hablando de purgas… ¿qué hacer con una Susana Díaz que ha prometido venganza públicamente, al decir que ponía su proyecto al servicio del PSOE (no de Pedro Sánchez), dando a entender que volverá a hacer lo que hizo si se presenta la ocasión por el bien del partido, mientras sigue siendo la receptora del mayor número de votos socialistas en todo el país? ¿Qué otro nombre se puede poner sobre la mesa para ganar unas elecciones andaluzas en menos de dos años? Todos esperan que la destituya, y precisamente eso es lo que lo hace tan difícil: ¿cómo hacerlo sin que suene a vendetta, después de haber hablado en su discurso de unidad y de contar con ambos contrincantes para reflotar el partido?

Acercamiento a Podemos o a Ciudadanos… Moción de censura en el Congreso y en la Comunidad de Madrid… Definirse definitiva y claramente sobre Cataluña… Tumbar todas y cada una de las medidas del gobierno del PP que nos llevaron a la actual situación de pobreza económica y democrática… No lo tiene fácil Pedro Sánchez desde su falso socialismo de despacho y sonrisa Profidén. Y no lo tenemos fácil los españoles si el final de esta historia es el mismo que el del socialismo griego o el francés.

5 Comments

  1. Pedro Sánchez, está atado de pies y manos, este secretario del PSOE necesita para cumplir con lo que comentó de palabra, CASA LABRA, que una buena parte de afiliados con suficiente poder dentro del partido, se propongan obedecer a todo el conjunto de afiliados y actuar con coraje para poner el partido políticamente antes de SURESNES.

  2. Es lo de siempre… esta mañana Adriana Lastra entrevistada por Fernando Berlín y ahora Margarita Robles por Ferreras las dos sanchistas repitiendo el mantra de que Pedro no es presidente porque Pablo Iglesias votó q no y le dio el gobierno a Rajoy… una falacia … todo el mundo sabe lo que dijo Sánchez en su entrevista con Evole…por lo tanto volvemos al punto de partida… a día de hoy no hay intención de echar a Rajoy por parte del PSOE …

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