Opinión | No te quieres enterar

Por Juan Manuel Vidal, ilustración de El Koko

Está visto que los españoles, como decía Conchita Velasco en los 60´s, no queremos enterarnos, ye ye, de los esfuerzos denodados de las autoridades por allanar el difícil tránsito de algunos presuntos culpables hacia el cadalso por sus muchos méritos delictivos, sobre todo si estos reos son afines a la causa de quien decide o su nombre está vinculado a altísimas instituciones del Estado… en cuyo caso esgrimen el doble y hasta el triple rasero, evidenciando la falsedad de que “la justicia es igual para todos”, ¡qué campechanos!

Por la misma, los habitantes de este país tampoco queremos enterarnos, ye ye, de lo importantes que resultan los ajustes y recortes que han estrechado nuestros derechos hasta estrangularlos y asfixiarnos, con leyes represoras que han supuesto un retroceso de hasta 40 años, para anular todo el camino andado en el periodo de la Transición.

Tampoco queremos enterarnos de la prescindibilidad de una sanidad y educación públicas, en pos de favorecer los intereses privados de grandes grupos de poder que, muy al contrario, resultan mucho más caros y cuya gestión no es tan eficiente como presumen, pero quedan muy bien justificando el presunto desfase público, cuando en verdad se debe a una pésima gestión de los mismos gestores públicos que, a posteriori, conceden el beneficio de la concesión a intereses privados.

Y finalmente está el empecinamiento y tozudez de aquellos españoles que no se quieren enterar de la recuperación económica porque no llega a su casa, básicamente porque muchos la han perdido con los desahucios y los lanzamientos judiciales

La última incorporación a estos desafectos es la rebaja del IVA a ciertos espectáculos sumamente mayoritarios, como todo el mundo sabe, como es el caso de los espectáculos taurinos y de los conciertos en directo. En cambio, mantiene el desproporcionado IVA del 21% a los cines, espectáculo otrora mucho más asequible a los bolsillos populares, pero hoy de todo punto inaccesible por cuánto 9 € es una cifra sangrante para muchos bolsillos. Pero claro, es la forma de castigarnos a los usuarios, pero sobre todo a los del gremio cinematográfico por sus presuntas veleidades políticas a la hora de criticar en libertad ¡qué se habrán creído estos perroflautas, ni que España fuera una democracia nórdica!

Ahora pretenden colarnos el chocolate del loro de la convocatoria de centenares de miles de nuevos empleos, cuando la OCDE ya ha recriminado a España la cantidad ingente de “empleos basura”: dícese de aquellos puestos de trabajo con un horario excesivo, pero sobre todo pésimamente remunerados, dejando muy atrás el sueño de los mileuristas para convertirlos a todos en trabajadores precarios ¡vamos, pobres con empleo!

Me llama la atención cuando algunos fariseos aciertan a decir que “mejor esto que nada, que mejor coger estos empleos basura que pasar hambre”, cuando esto es lo más parecido al hambre y cuando quienes difunden esos mensajes mantienen sus posiciones de privilegio y hablan desde su púlpito, dando lecciones de ética, cuando ya nos gustaría a muchos que compartieran el lodazal, el cieno, el suelo sucio y abandonado del desempleo que padece el 22,7% de los activos, sólo para ver cómo se defendían y si mantenían esa grandilocuencia y altivez.

                                

Y finalmente está el empecinamiento y tozudez de aquellos españoles que no se quieren enterar de la recuperación económica porque no llega a su casa, básicamente porque muchos la han perdido con los desahucios y los lanzamientos judiciales, resultando de todo punto injustos con los sacrificios del gobierno, que tanto mira por sus ciudadanos, aunque con cristales oscuros.

Quizás la pena sea porque los únicos beneficiados hasta el momento de esta aparente recuperación sean los grandes bancos, muchos de ellos rescatados por todos los españoles, y las grandes corporaciones empresariales, beneficiadas por una reforma laboral injusta, cicatera y miserable que, lejos de incentivar la creación de empleo, lo que ha hecho ha sido abaratar el despido para incrementar los beneficios empresariales a falta de incremento de productividad y de ventas. Pero supongo que para 2050-2070 ya nos iremos dando cuenta.

Empezamos con una canción de los 60´s y acabamos con otra de los 90´s, aquella de los Ketama «no estamos locos, sabemos lo que queremos…» por mucho que éste u otros gobiernos quieran hacernos pasar por necios, por tontos, por mentecatos o peor aún, por gilipollas.

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