Opinión | La doble moral contra un mundo multicolor

Por Earl Kiji

Partiendo de que una de las máximas de la doctrina ultraconservadora para perseguir la homosexualidad ha sido la errada “en la naturaleza no se dan esos comportamientos”, espero que en pleno siglo XXI, quienes aún persigan la diversidad sexual, no sean tan sumamente hipócritas de no abrir los ojos en un momento de paz interior y se vean obligados a enterrar su cabeza en tierra cual avestruz para avergonzarse de su falta de tolerancia y para ver si alguna raíz enterrada con alguna idea constructiva les germina en el barbecho que ocupa la cámara en la que deberían portar un encéfalo.

Será que su conocimiento de la naturaleza se basa en la extrapolación del comportamiento de los animalillos de Disney. Es por tanto evidente que, aunque nosotros no entendamos su lenguaje, ellos se comuniquen perfectamente entre sí y consagren sus relaciones ante los cielos y se apareen con el único fin de perpetuar la especie. Todo dentro de una especie de consentimiento divino y un pacto místico de no copular por el disfrute de la carne.

Así que no os lo toméis tan mal, hermanos del colectivo LGTB, no es del todo personal. A ninguno nos dejan disfrutar sin fines procreativos y si me apuráis, ni vivir en pareja sin la consagración y el donativo correspondiente (aunque el perdón sale a buen precio).

El perdón, si es que es algo que sirva para algo, está en vivir dando libertad a nuestro sentimientos, y si nos educáramos en fomentar sentimientos constructivos otra sociedad nos contemplaría

Sí que veo como algo a tomarse como bastante personal  que os digan qué es una familia y cuál es la forma de formarla. De que sea difícil institucionalizar una familia “no tradicional”, cuando estamos manteniendo muy por encima de nuestras posibilidades la tradicional Familia Real. Real porque son reyes, esa institución medieval que atesoraba el poder y oprimía al pueblo por designio, también, de los cielos. Si esa familia no es tan real (verdadera) como la de cualquier casa de sus “súbditos” que baje Aquel y lo vea.

“Lo tradicional es lo bueno.” No sé qué hacemos tratando de abolir la tauromaquia cuando deberíamos estar locos porque se vuelva a poner de moda lo de las cabras en los campanarios y hasta los sacrificios humanos.

Supongo que las persecuciones, tan coléricas como ridículas, con las que aún nos encontramos no son más que una bomba de humo de esa doble moral. Adoctrinar en las mentes conservadoras para que en sus familias crezcan vástagos arrepentidos a los que poder reclutar. ¡Qué acabe ya esa salida en falso del armario para volver a encerrarse en una sacristía de falsa libertad con acceso al perdón fácil! El perdón, si es que es algo que sirva para algo, está en vivir dando libertad a nuestro sentimientos, y si nos educáramos en fomentar sentimientos constructivos otra sociedad nos contemplaría.

No creo que cueste ver a qué instituciones o colectivos pido más respeto y tolerancia en estas palabras. Aunque algunos se hacen muy evidentes, no quería escribir ningún nombre propio para elevar la queja a todos aquellos cavernícolas que no muestren aún estos principios. Y para finalizar, m gustaría dejaros con la siguiente reflexión:

Si me hubiera criado con dos padres, sé que también habría tenido dos figuras maternas que me habrían cuidado y me educado, que habrían sabido enseñarme el mundo desde la mirada del amor.

Si me hubiera criado con dos madres, también habría tenido esas figuras de protectores incansables y de personas que rompen su caparazón de sensibilidad con el orgullo que sienten viendo el legado que dejan al mundo.

Recomendación Cultural:

Philadelphia (1993)

Sobre la discriminación laboral y social que recibe un joven (Tom Hanks) tras contraer el SIDA. Recomendable atender al cambio de actitud y desarrollo de tolerancia del abogado que decide llevar su demanda de despido improcedente (Denzel Washington).

 -El azul es un color cálido (2010)

Novela gráfica adaptada para la gran pantalla en “La vida de Adèle” (2013). Sé que es más fácil que hayáis visto la película sin haber ojeado el libro. Merece la pena darle una vuelta. Si no habéis tenido tiempo de enfrentaros a ninguna recomiendo empezar con el libro, como debe ser norma.

 Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! (2013)

Para que quedéis con un sabor de boca más amable y no digáis que pierdo la costumbre de recomendar películas francesas en tándem. “¡Que las tradiciones son muy importantes! ¡Me las respeten, coño! ¡Vayan preparando la cabra!”

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