Fascismo y golpe de estado

Por Jesús Ausín

El Cobarde

 – Ya has visto al español, Cecil?

– No aún no se ha pasado. ¿Sabes que es lo que quiere?

– Alquilar el avión.

– ¿para darse una vuelta por Londres?

– No. Creo que quieren que te vayas a Marruecos con él. Y que de allí lleves a otro español donde él te diga. Antes debes de pasar por Lisboa donde te dirán exactamente en qué ciudad de Marruecos debes aterrizar. Va a ser cosa de un par de días.

– ¿A Marruecos? George,… eso,.. eso es,.. eso está en África!

– Si, pero pagan muy bien. Es un viaje extraño pero bien pagado. Hay muchas libras por medio.

 El 11 de Julio, Charles William Henry «Cecil» Bebb despega con su DH 89 rumbo a Burdeos dónde hace escala para repostar antes de salir a Lisboa a recibir los pormenores de tan incógnito viaje. Tras tener que parar a repostar de nuevo en Biarritz porque el combustible no le llegaría hasta la capital portuguesa, el 12 de Julio llega a Portugal dónde le dicen que el destino es Casablanca y que allí recibirá parte del dinero acordado y un nuevo sobre con un destino definitivo. Ahí, en lo que después sería la capital de Marruecos, le dicen que debe dirigirse al aeropuerto de Las Palmas, previa parada para un nuevo repostaje en la provincia española del Sahara, y allí esperar a un desconocido personaje que le dará nuevas instrucciones y recibirá el montante que falta del pago acordado. Cecil estaba ya cansado de tanto misterio y un poco harto de que no le dijeran exactamente dónde debería volar y quién era el misterioso personaje que debía trasladar. Pero quién había negociado en Londres venía directamente del Foreign Office y él ante todo era un soldado.

 El 18 de julio sobre la una y media del mediodía, aparece un extraño personaje, bajo, de cabeza más bien grande, con un bigote tirando a estúpido porque tiene cuatro pelos, voz aflautada y un traje que se nota que es prestado, le da una pequeña maleta con el resto del dinero y le dice que su rumbo es Tetuán. Cecil entonces, lo piensa y le comunica que deberán repostar en Agadir, a lo que el extraño personaje le responde que mejor. Cuando llegan a Agadir, el personaje ya no lleva su estúpido bigote y ha tirado por la puerta del avión su maleta con el traje al mar. Ahora lleva chilaba y turbante y parece un árabe. Una vez repostado, cuando se disponen a salir, le da nuevas órdenes. Dice que deben desviarse a Casablanca a recoger a un amigo. El capitán Bebb le comunica que entonces tendrán que hacer noche allí. El extraño personaje de voz aflautada le responde de nuevo secamente: mejor. Él no las tiene todas consigo. Durante tres meses ha estado dando largas a sus compañeros generales y asegurándoles que no era el momento. Incluso un par de días antes les había dicho que el horno no estaba caliente. Por eso prefiere desviarse hacia Casablanca y hacer noche. En el hotel, podrá conocer el éxito de la operación en la península y decidir si finalmente se suma o no. Incluso lleva en la chilaba una carta dirigida al presidente de la República en la que le indica que está a su servicio y que tiene intención de llegar a Madrid para ponerse a sus órdenes.

Al día siguiente, de mañana, llegan a Tetuán. Antes de aterrizar, el cabezón de la chilaba le dice que de un par de vueltas a vuelo bajo por encima del aeródromo. Sólo cuando reconoce a uno de los militares sublevados le ordena aterrizar.

 


 

Fascismo y Golpe de Estado

Desde hace unos días se habla desde el gobierno y desde el partido de la corrupción de golpe de estado en Cataluña. Pero, ¿Qué es un golpe de Estado?

La RAE define el golpe de estado como la usurpación violenta del gobierno de un país. Otras fuentes lo denominan como la toma del poder político, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, vulnerando las normas de sucesión del poder elegido mediante el sufragio universal.

Por tanto, que los catalanes quieran votar para decidir, ni es una usurpación violenta, ni vulneran  las normas de sucesión del poder elegido porque se trata justamente de poder elegir esa sucesión a través del sufragio y la decisión se ha tomado por mayoría desde el parlamento. La legalidad también emana del Parlamento Catalán según las leyes nacionales.

Vivimos en un país dónde el poder lo ejecutan unos individuos de la peor calaña inmersos en casi novecientos casos de corrupción, muy acostumbrados a pervertir el orden de las cosas y sobre todo el lenguaje y expertos en arrimar el ascua a cualquiera de las múltiples cortinas de humo que ellos colocan con maestría.

Y todo ello con el beneplácito y admiración de una idiocia subvencionada que vive a costa de los subsidios de la democracia y que arenga a la policía contra los catalanes como si de una guerra se tratase en la que ellos son los buenos y los otros los demonios a masacrar

Durante la preparación del golpe del 36, José Sanjurjo, ideario y cabecilla del mismo, una de las primeras consignas que distribuyó entre los militares que preparaban la insurrección fue que no había término medio. Quién no se uniera a la rebelión, sería declarado traidor y fusilado inmediatamente. Así, fue ejecutado el General Batet, Capitán General de la VI división en Burgos que se opuso desde el primer momento al golpe. O al General Núñez de Prado, al que secuestraron en Zaragoza cuando iba a mediar, lo llevaron a Pamplona y allí desapareció. O con el General de la Guardia Civil José Aranguren al que sometieron a un Consejo de Guerra por haber desbaratado la rebelión del General Goded el 17 y 18 y 19 de julio del 36. Y así lo hicieron con los otros 42 Generales de Brigada que fueron fieles al gobierno legalmente establecido y a otros 17 oficiales generales y otros tantos que acabaron en un pelotón de fusilamiento tras los más de mil doscientos Consejos de Guerra llevados a cabo tras la victoria de Franco.

Sanjurjo era un tipo curtido en la guerra de Marruecos que sabía por experiencia lo que pasa cuando le perdonas la vida a un enemigo. En cuanto pueda, se volverá contra ti. Por eso no quería encarcelados ni mártires. Él, perdonado por la Sanjurjada, era la confirmación de esa regla.

Lo de Franco fue otra cosa. Un tipo cuyas calificaciones en la Academia Militar eran mediocres (hoy nos gobierna otro del mismo estilo), cuyos méritos militares en la Guerra del Rif eran artificiales (como los de otros tantos) y que según cuenta Lorenzo Silva en su novela, “recordarán tu nombre” se encontraba más a gusto en las barras de los bares y círculos, explotando una enfermedad inexistente, que peleando junto con sus soldados. El propio Queipo de Llano lo describe como un militar torpe, chapucero, mediocre, ignorante y obsesionado con su lucimiento personal (Pío Moa 6-10-2008).

Sin embargo y precisamente por esa obsesión era un tipo desconfiado y por tanto su política de exterminio de la cultura y la inteligencia tenía como fin su permanencia en el poder y tuvo como daño colateral, una España embrutecida que nos sigue condicionando.

Mi padre, que era ocho años mayor que mi madre. Gracias a la escuela de la república tenía una cultura muy superior a la de mi madre que entre la guerra y el franquismo, apenas pudo asistir a una escuela mínimamente decente. Mi vecina en el pueblo, una octogenaria ama de casa que murió a final de los años ochenta, sabía leer, escribir, de matemáticas y de cultura general con un conocimiento que ya le hubiera gustado a cualquiera de sus hijos y a muchos de nuestros estudiantes actuales. Y sin salir del pueblo en toda su vida. Los mandos militares, hasta 1936, eran de academia. Gentes ilustradas y de vasto conocimiento. La Guardia Civil, más de lo mismo.

Franco acabó con la escuela. Apoyándose en el bloqueo, la reconstrucción y el hambre, los chavales empezaban a trabajar con nueve y diez años. Hasta bien entrada la década de los sesenta no empezó a recuperarse. Llenó la Guardia Civil de analfabetos y miserables. Acabó con cualquiera que pudiera suponer un peligro intelectual para su caudillismo, llenando los juzgados de fascistas católicos y la policía de chivatos y energúmenos sin escrúpulos (Billy el Niño o el Orejas son claros ejemplos). Cualquier estamento o dependencia del estado fue ocupada por acérrimos fascistas, católicos ultraconservadores que no dudaron en ejercer el poder de forma despótica.

De aquellos lodos vienen estos barros. Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania Federal limpió de Nazis sus instituciones. En el 78 la judicatura era franquista, los policías eran franquistas, la guardia civil era franquista y los estamentos del estado eran regidos por franquistas. Suarez, Arias Navarro, Cebrián y el propio Rey Juan Carlos habían formado parte de esas instituciones del Movimiento. Fraga fue Ministro con Franco. Mariano Rajoy y el Insufrible ególatra que nos llevó a la guerra de Irak escribían odas franquistas. En 1983 seguían siendo franquistas. La mayor parte de mis oficiales en la mili eran franquistas a los que no les importaba en público hacer soflamas contra la democracia y en favor del dictador. La mayor parte de los suboficiales, sobre todo subtenientes, brigadas y algunos sargentos eran “chusqueros”. Analfabetos funcionales y personas amargadas, injustas e irritables.

Con aquellos moldes hemos llegado a estos días, en los que, los que nunca han condenado el franquismo, escribían halagos en favor del cobarde de voz aflautada y subvencionan su fundación, han copado todas las instituciones del estado. Los tres poderes del estado son uno sólo. El CGPJ, el Tribunal Supremo, la fiscalía, el Poder Ejecutivo y el Legislativo están copados por personas afines. Tanto el CGPJ como el TS son elegidos por el parlamento en función de los ideales políticos de sus integrantes. El Fiscal General del Estado lo nombra directamente ese personaje reprobado por el Parlamento que ejerce como Ministro de Justicia. Como dice Javier Pérez Royo en su entrevista para elNacional.cat “el Gobierno hace política a través del TC y de la fiscalía”. Como también dice en su entrevista en la Vanguardia “El TC rompió el pacto constitucional al desautorizar el pacto entre parlamentos e ignorar el referéndum. Lo que ha conseguido es trasladar el referéndum de punto de llegada a punto de partida”.

Llevan a cabo medidas que vienen dadas por la legislación vigente pero sin aplicar esa legislación. Intervienen la hacienda catalana y la Jefatura Superior de los Mossos, hechos que están legislados a partir del art. 155 de la Constitución pero sin aplicar dicho artículo. Como dice Joaquim Bosch portavoz de Jueces para la democracia “Jamás he visto como juez que cuando hay una causa judicial abierta, la Fiscalía pueda llevar unas diligencias paralelas”.

Y todo ello con el beneplácito y admiración de una idiocia subvencionada que vive a costa de los subsidios de la democracia y que arenga a la policía contra los catalanes como si de una guerra se tratase en la que ellos son los buenos y los otros los demonios a masacrar. Mientras, el robo, el latrocinio, el cohecho, los tráficos de influencia, la destrucción de los derechos, la demolición de la Sanidad y de la Educación Públicas, la desaparición de las pensiones y la cada vez más emergente pobreza, cabalgan bajo la indiferencia de ese pueblo aborregado al que le interesa más una entidad artificial como son las fronteras y el concepto de nación que sus derechos y su propio bienestar.

Apañados estamos. Yo también me quiero independizar. No aguanto más tanta estupidez, tanto cantamañanas y tanto despotismo desilustrado.

Hacen falta muchas escuelas laicas y públicas y menos polideportivos. ¡Viva la inteligencia y abajo la memez!

Salud, laicidad, república y más escuelas.

 

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