Decía la directora de una nueva película sobre Superwoman que su personaje no mostraba ni un pelo en las axilas, a pesar de ser feminista, ya que representa un personaje mitológico y éstos no necesitan mostrar esos rasgos humanoides. Curiosamente, la nueva moda entre muchísimos jóvenes consiste en estar imitando de forma continua la apariencia de estos superhéroes. La industria de prendas deportivas y artilugios varios para la competición se están forrando. Antes, para salir a hacer deporte te ponías cualquier prenda ligera y ¡hala…!. Hoy resulta raro ver algunos de los millones de aficionados al ciclismo, p.ej., que salen a dar un paseo, sin ir ataviados con los culottes, maillots, cascos, gafas, medidores de constantes vitales en su muñeca, zapatillas incrustadas especiales, etc. A mí, que he usado la bicicleta de carrera (que compré en Francia con mi primer trabajo allí, sin papeles, hace 40 años) para ir al trabajo… me resulta surrealista ver tanta seda para vestir a quienes pretenden parecer más “profesionales” por lucir tanto derroche de marca, inútil (al fin y al cabo) puesto que verse inmersos en una competición continua, aun siendo la tónica de los tiempos, me hace pensar que muchos se han quedado mirando el dedo cuando alguien señalaba la luna…
La vigorexia, la obsesión por obtener un cuerpo musculoso, está dando paso a lo que podría denominarse “Competivitis”, empecinamiento por encuadrar el ejercicio físico no en un ambiente festivo y de disfrute, de festival del deporte, sino en unos parámetros de competición continua
Cuando voy a nadar a piscinas, algo parecido. No lo toman como mantenimiento, para encontrarse mejor…. Es pura competición, están siempre liados con conversaciones de cuánto y hasta dónde están batiendo sus propios récords, como si fuera esta su única finalidad. La vigorexia, la obsesión por obtener un cuerpo musculoso, está dando paso a lo que podría denominarse “Competivitis”, empecinamiento por encuadrar el ejercicio físico no en un ambiente festivo y de disfrute, de festival del deporte, sino en unos parámetros de competición continua, contra los propios límites y los demás. Surge en un sistema socioeconómico donde hace décadas los valores de la solidaridad y el reconocimiento a los mayores, fue sustituido por la competitividad y la valoración exhaustiva de la productividad. De ahí surgió la hipervaloración de la competición frente al otro, en lugar de la fiesta y el gozo compartido. La misma moda que dejó de considerar a los mayores libros abiertos y poseedores de sabiduría acumulada durante décadas, para verlos como meros estorbos improductivos que habría que depositar, cuanto antes, en los contenedores…. las residencias, quería decir.
La aparente perfección que debe mostrar un superhéroe en el cine, es la que esta salvaje sociedad de consumo ha trasladado a los deportistas, que ya no entrenan para estar fuertes en otras tareas y desafíos sociales… sino como un fin en sí mismo. Una forma más de alienación, de dividir al pueblo los poderosos, que multiplican sus ganancias gracias a esta moda de masivo envoltorio en las marcas, máscaras de muchos Forrest Gump corriendo sin sentido.
Llevado a la educación, por fin vuelve a atisbarse -en algunos centros- inicios de una reforma pedagógica necesaria, que derrumba tabiques en las (j)aulas, destruye libros de texto donde imperaba el abuso memorístico y promueve la investigación por grupos de los diferentes contenidos troncales que sigue indicando el ministerio. De nuevo, como antaño las técnicas Freinet, vuelve a valorarse la iniciativa de los jóvenes como protagonistas del hecho educativo, los motiva y hace que desaparezca el absentismo escolar. Ya era hora. A muchos nos apartaron sutilmente hace años en aquel empeño. Ahora, con las nuevas tecnologías es más fácil adaptarse al acceso directo a las fuentes y el logro de los objetivos. A ver si cunde el ejemplo en la mayoría y comenzamos a dejar los últimos puestos del informe PISA sobre nivel de la enseñanza a nivel internacional.
“La verdadera educación no te enseñará a competir, sino a cooperar” Osho. |
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