Oihana Goiriena: “Al estar incomunicado, Pablo no puede desmontar la campaña informativa en su contra”

«Me parece muy grave que todavía no hayan fijado una fecha para la celebración de su juicio. Cuando lo detuvieron, dijeron que tenían pruebas más que suficientes para sustentar la acusación. Sin embargo, sigue en la misma situación desde hace más de un año»

Por Jayro SánchezGlobalter

Oihana Goiriena es la mujer de Pablo González, el periodista español detenido por las autoridades polacas el 7 de febrero de 2022 y posteriormente acusado de ser un espía de los servicios de inteligencia rusos. González es un periodista independiente que colabora para varios medios, especializado en la cobertura de Europa Oriental y los países exsoviéticos. Lleva casi 15 meses detenido en régimen de aislamiento en un módulo de máxima seguridad de una prisión polaca.

Pablo fue detenido en Polonia hace 14 meses. Desde entonces, permanece en prisión preventiva a la espera de juicio. ¿De qué se le acusa?

Según el artículo 130.1 del Código Penal polaco, la acusación que afronta es la de espionaje. Este delito puede ser castigado hasta con 10 años de pena de cárcel, depende de la gravedad que revista el caso.

¿Cuál es su situación actual?

Está en prisión preventiva y a la espera de juicio. No se han presentado cargos concretos contra él, pero ha sido catalogado como preso peligroso, por lo que está encerrado en un módulo de máxima seguridad y en régimen de aislamiento.

La prisión preventiva solo puede prorrogarse durante 3 meses. Tras ese periodo de tiempo, un juez tiene que dictaminar si sigue siendo necesario mantenerla. En el caso de Pablo, ya se han aprobado 4 prórrogas. La siguiente vista de valoración tendrá lugar a finales del mes de mayo.

Foto de Pablo González en Nagorno Karabaj. Cedida por Oihana Goiriena

¿Cómo os ha recomendado actuar su equipo de defensa?

No se nos han proporcionado instrucciones específicas. Lo único que me ha dicho su abogado, y fue al principio, es que hable con los medios. Y que vaya con la verdad por delante, ya que no tengo nada que ocultar.

Los servicios secretos ucranianos le interrogaron poco tiempo antes de su detención en Polonia, y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) también se presentó en vuestra casa para preguntar por él cuando Pablo no estaba. ¿Están relacionados estos hechos?

Yo creo que sí. ¿No parece mucha casualidad? Lo que tendrán que explicar ellos es cuál es el nexo común. El CNI vino en dos furgonetas. Pude contar 8 agentes. Las dos personas con las que hablé me dijeron que algunos de los individuos que se presentaron eran de la Policía Nacional, pero no sé quiénes eran porque todos iban de paisano.

El diario El Mundo publicó hace unos días una noticia en la que afirmaba que, según el medio ruso Agentstvo, Pablo habría recabado datos sobre ciertos miembros exiliados de la oposición rusa durante años. ¿Qué opinas sobre estas últimas informaciones?

No voy a valorar o a intentar explicar unas acusaciones vertidas a modo de filtración. Pocos días después de su arresto, un medio polaco publicó que portaba pasaportes falsos en tono incriminatorio. Sin embargo, el hecho de que llevara varios pasaportes tenía una explicación perfectamente legal y justificable.

Estoy segura de que estas acciones de las que se le acusa son igual de explicables. El problema es que no puede defenderse. Ni siquiera sus abogados tienen acceso a todo el expediente. Con su equipo de defensa trabado por obstáculos legales y con él incomunicado, la promoción de una campaña de intoxicación informativa en su contra es mucho más sencilla.

¿Qué relación tiene Pablo con Rusia en realidad?

Él nació en Moscú. Es nieto de uno de los niños que evacuaron a la Unión Soviética durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Sus padres se divorciaron, y él vino a España con 9 años con su madre, que tiene ascendientes rusos y españoles. Pero su padre sigue viviendo en Moscú y Pablo lo visita con frecuencia. Sus vínculos con este país solo tienen un carácter familiar.

¿El sistema de justicia polaco le está proporcionando las garantías procesales adecuadas?

Desde mi punto de vista, no. Las prórrogas de la prisión preventiva se han realizado gracias a 4 argumentos que no se sostendrían ante un tribunal imparcial. La justicia polaca piensa que, si se le deja en libertad, podría fugarse u obstaculizar la investigación de algún modo. Además, la sospecha de que puede haber cometido un delito y el rango tan elevado de la condena también parecen ser fundamentos de envergadura que explican la sentencia favorable a esta medida cautelar.

Me parece muy grave que todavía no hayan fijado una fecha para la celebración de su juicio. Cuando lo detuvieron, dijeron que tenían pruebas más que suficientes para sustentar la acusación. Sin embargo, sigue en la misma situación desde hace más de un año.

Asimismo, Polonia se ha molestado en pedir explicaciones a España sobre la nacionalidad de Pablo a través de una comisión rogatoria a la Audiencia Nacional solo un año después de su detención. Está claro que no tiene ninguna prisa. No sé si todas estas cuestiones son propias de un procedimiento judicial justo, pero me parecen excesivas.

¿Es normal el hecho de que Pablo haya ingresado en prisión preventiva sin una fecha de juicio exacta?

No tengo una respuesta clara para esa pregunta, pero quizá quepa dentro de la ley. Por lo que me han dicho, podría estar en esta situación hasta 8 años.

El Ejecutivo español todavía no se ha pronunciado sobre su arresto. ¿Qué le pediríais sus familiares y amigos?

Lo mismo que vengo diciendo desde hace ya 14 meses. No le exigimos que defienda a Pablo porque para eso tiene abogados. Pero tampoco tiene que actuar de ayudante de la Fiscalía polaca… Un representante español ha salido en los medios diciendo que hay cargos muy graves en su contra. Pienso que, con esa declaración, pierde todo asomo de neutralidad y ataca su derecho a la presunción de inocencia, uno de los principios básicos del Estado de Derecho.

Tampoco queremos que presione para ponerle en libertad inmediata, ya que la ejecución de esa petición no entra dentro de sus competencias. Por cierto, no ha tenido ningún problema en hacer esto por el periodista estadounidense Evan Gershkovich, que está detenido en Rusia. Se ve que no es capaz de asistir en las mismas condiciones a uno de sus propios ciudadanos…

Lo único que queremos es que se le respeten derechos tan básicos como los referentes al contacto con su familia: esperamos la aprobación de visitas regulares y la organización de llamadas de teléfono. Pablo lleva 14 meses sin hablar con sus hijos. Parece que aquí no pasa nada…

¿Y a sus compañeros de profesión?

Un poco de valentía. Ya sé que estarán asustados, porque esto en el fondo es un aviso dirigido a los periodistas. Están advirtiéndoles: «Cuidado con lo que decís y con las fuentes que recopiláis porque podéis acabar así». Debe de ser que ahora, cuando explota una guerra, cualquier acción está justificada. No sé quién era el que decía que no hay mejor censura que la autocensura.

Ya que mencionas esto, con toda la presión que se está ejerciendo sobre los medios «alternativos» que no comunican el relato «oficial» sobre la guerra en Ucrania: ¿Crees que los gobiernos defienden realmente la libertad de información?

En público sí. No obstante, cuando se apagan los focos mediáticos, esa defensa ya no es tan activa. Si encubren ataques a la libertad de prensa, como en el caso de Pablo, está claro que sus acciones no son coherentes con su discurso.

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