Nuevos grupos armados palestinos y el ascenso del fanatismo israelí

Ellos rechazan el proceso de normalización y plantean un desafío a la radicalización del gobierno israelí de extrema derecha. 

Por Moisés Garduño García | Rebelión

En noviembre de 2022, en medio de un ambiente electoral donde la derecha extrema se posicionaba en las encuestas electorales, Israel coordinó una operación militar en Jenin contra un grupo armado emergente auto denominado “guarida de los leones” (arin al-usuud). Se trata de un grupo armado palestino que surgió entre febrero y agosto de 2022, tras el asesinato de destacados líderes de la resistencia palestina en Cisjordania, particularmente Ibrahim al-Nabulsi, un destacado militante que era apodado “El León de Nablus”. Aunque este grupo surgió inicialmente como una forma en la que los jóvenes solían defender Jenin de los ataques de algunos militares y colonos israelíes, con el paso del tiempo se ha desarrollado en una organización cada vez más formal con nuevas técnicas de guerra asimétrica y con base en un espíritu que intenta contagiar a las nuevas generaciones de la importancia de mantener la lucha armada palestina en tiempos actuales.

De acuerdo con reportes de prensa, el sistema colectivo que utiliza este grupo es muy difícil de detectar para el sistema militar y de inteligencia israelí porque, a diferencia de las organizaciones existentes ya reconocidas, se trata de un concepto nuevo en cuanto a su alcance y movilidad. Y debido a que este grupo no opera bajo una bandera específica, la mayoría de sus miembros se auto denominan pertenecientes a la “generación del sacrificio”, es decir, militantes que no se reconocen como cercanos a Hamás, a Al Fatah ni a la Yihad Islámica, a quienes critican fuertemente debido a episodios de colaboración con ciertas estructuras de la ocupación, pero quien es probable mantengan comunicación informal. Ellos rechazan el proceso de normalización y plantean un desafío a la radicalización del gobierno israelí de extrema derecha. Son el paralelo de “la generación de las sonrisas de Jerusalén”, es decir, jóvenes que reían ante las cámaras mientras era detenidos por insultar a las fuerzas israelíes y que se hicieron famosos en redes sociales durante los sucesos de Sheik Jarrah en febrero del año pasado. La resistencia de Jenin y Nablus, es distinta a la de Jerusalén, pero comparte los mismos objetivos de emancipación y dignidad.

La emergencia de este grupo, como producto de la ocupación, ha llevado a los militares israelíes a atacar Jenin varias veces, al grado de que el día 23 de enero de 2023 llevaron a cabo una redada que terminó con la vida de 10 personas. Tras dicho incidente, el 28 de enero siguiente, un ataque en una sinagoga dejó 7 muertos israelíes el cual fue adjudicado a un palestino de 21 años.

Todo lo anterior se expresa en un un contexto de crisis política en todos los sentidos. Es preciso señalar que Benjamin Netanyahu ganó las elecciones de noviembre de 2022 (después de 5 procesos electorales, en cuatro años) acaparando 64 de los 120 escaños de la Knéset gracias a la coalición de fuerzas que logró el Partido Likud con los partidos ultra ortodoxos Sionismo Religioso (del ultranacionalista Bezalel Smotrich), Poder Judío (del racista anti palestino Itamar Ben Gvir), del partido Noam (del homófobo Avi Maoz) y de la ayuda de dos partidos ortodoxos sionistas, Judaísmo Unido de la Torá y Shas. Esta combinación ha dado por resultado el gobierno más violento y extremista que Israel ha tenido a lo largo de su historia, lo cual está dejando incontables consecuencias para palestinos e israelíes dados los acuerdos de coalición que están inaugurando una nueva etapa del conflicto árabe-israelí al tener como plataforma política cuestiones como la expulsión de solicitantes de asilo, “prueba de lealtad” y deportación de palestinos que agredan a policías y militares (por considerarlos desleales al Estado), la prohibición de la bandera palestina en espacios públicos, el control político del sistema judicial, una política de portación de armas para los israelíes, entre otras cuestiones que se exacerban ante el clima de violencia antes expuesto en Jenin.

Citando a algunos periodistas israelíes, lo importante no es saber por qué Netanyahu ha pactado con estos partidos ultra ortodoxos y extremistas, sino por qué estos partidos son tan populares en Israel. Y es que este tipo de partidos ha llegado a ganar la simpatía de parte del electorado israelí con eslóganes como “la ocupación no es temporal”, “la anexión total de Palestina es necesaria, “nuestros enemigos deben ser aniquiliados”,  entre otros similares. De acuerdo con algunas encuestas, el ascenso de la extrema derecha entre la ciudadanía israelí no tenía mucho que ver con la inmigración, el crimen o la economía populista, sino que se relacionaba con sentimientos de supremacía judía y de racismo antiárabe. En 2019, el 65% de los israelíes se asumía como “elector de derecha”. En 2016, el 48% de los israelíes decía que los árabes deberían ser expulsados del territorio.

A esto, es necesario añadir que Ben Gvir fue, en 2007, condenado por incitación al odio y al racismo y por apoyo a grupos armados anti palestinos. En 2021 cambió la residencia de su oficina parlamentaria al barrio de Sheik Jarrah, en Jerusalén, (que dio origen a los episodios de violencia en febrero de 2022). Además, también se conoce por ondear la fotografía de Baruch Goldstein, un israelí-estadounidense que es conocido por asesinar a 29 palestinos en Hebron en 1994. También, se sabe que es discípulo del polémico Rabino Meir Kahane, cuyo libro “They Must Go” (1980) mantiene la tesis de que “la única salida al conflicto no es la coexistencia, sino la expulsión de los palestinos”. Un elemento adicional es que Ben Gvir ha sido catalogado por la Unión Europea de Estudiantes Judíos como “fascista”, una especie de versión supremacista del ciudadano israelí contemporáneo. El 3 de enero de 2023 Ben Gvir visitó el complejo sagrado de la Mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén, lo cual enfureció a los palestinos porque se refirió a dicho sitio en idioma hebreo, como “El Monte del Templo”. Es ampliamente sabido que Al Aqsa es un símbolo de las esperanzas palestinas de asegurar un Estado, por lo que la visita de Ben-Gvir fue percibida como altamente provocadora por instancias internacionales en Estados Unidos, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos.

Ahora, Ben Gvir será Ministro de Seguridad y encargado de la policía fronteriza. Las consecuencias de esto podrían expresarse en coyunturas de más violencia en ambos lados del conflicto, mientras la sociedad palestina e israelí se manifiestan por separado frente a lo que consideran un peligro para su futuro.

Geopolíticamente hablando, Estados Unidos tiene otras áreas de interés actualmente. La cuestión palestina no está en el radar de prioridades para la política de Biden pues el conflicto ruso-ucraniano acapara su atención desde febrero del año pasado. Todo esto, a pesar de que la radicalización política en Israel y Palestina sigue aumentando de temperatura con la llegada de nuevos actores políticos, nuevas generaciones hartas de la humillación y un clima regional desolador después del impacto de la pandemia.

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