Por Angelo Nero
Celestino Carbia, fundador do Sindicato Agrario de Cordeiro e impulsor do cooperativismo, militante de la Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA) y alcalde de Valga, fue confinado por los fascistas en el campo de concentración de la Illa de San Simón, y fusilado en Monte Porreiro, en mayo de 1937. Su nieto, Manuel Carbia, quiere “continuar la labor que comenzó Darío Rivas en Argentina, que en poco tiempo encauso a cargos de la dictadura, mientras que en España, después de 80 años, aún siguen en las instituciones.”
Bernando Mato, maestro de A Estrada, dirigió el Instituto Cervantes en La Habana, regresó a Galicia y obtuvo plaza en Teo, donde presidió el Consejo Escolar de Primera Enseñanza. Fue asesinado por los falangistas, en septiembre de 1936. Su bisnieta, Iria Morgade, afirmaba: “Estamos aquí porque queremos que mi abuela y mi bisabuela tengan la verdad, algo que no le dio el Estado Español, que abandonó a las víctimas del su genocidio.”
Carlos Abella López, vecino de Ponteceso y sindicalista de la CNT, fue condenado a pena de muerte por los jueces franquistas, y posteriormente su pena fue conmutada por cadena perpetua. Nela Abella, en representación de su familia, ha encontrado en la querella “una oportunidad de desagravio”, que deberían haber realizado ya los gobiernos españoles de la democracia.
José Lijó fue miembro del Comité de Defensa de la República de Ribeira, y en enero de 1937 fue fusilado por las tropas sediciosas en Compostela. Su sobrino Andrés Lijó pretende “hacer ver al mundo lo que pasó”, que se conozca la Verdad, que exista Justicia y Reparación, y “que se depuren responsabilidades”.
Jose Sieira, marinero de Porto do Son, sindicalista afiliado a la CNT, fue ejecutado en el cementerio de Boisaca, en Compostela, en enero de 1937. Su nieta, Dolores Sanlés, afirma que su madre “todavía tiene miedo por ser hija de un rojo”, y recordó que familia quemó cartas y documentos que pudieran comprometerlos, aunque ella rescaró una carta de su abuelo en la que pedía a sus camaradas que “cuidaran a su mujer y a sus hijos, y lucharan por una Ribeira libre.”
Este 22 de abril estas cinco víctimas de la represión franquista se han sumado a la Querella Argentina, haciendo entrega de la documentación en el Consulado Argentino de Vigo, con el asesoramiento de CeAQua (Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra los crímenes del franquismo), con la ayuda de la IGM (Iniciativa Galega Pola Memoria) y de Histagra, y corrió a cargo de la Comisión de Derechos Humanos del grupo de Avogados Novos de Vigo.
Para la abogada Irene Francés la Querella Argentina supone “una importante herramienta jurídica en la lucha contra las políticas del Estado español basadas en la impunidad, el silencio, el olvido y la falta de investigación judicial de estos crímenes”, y las familias que se han sumado a la misma reclaman así “su derecho a la Verdad, a la Justicia, a la Reparación y a las Garantías de No Repetición.” Su compañera Jana Calero, también de Avogados Novos, incidió asimismo en que “nos vemos obligados a presentar estas querellas en Argentina, ante la pasividad del Estado español, que sistemáticamente archiva todas las que aquí se interponen.”
La denuncia de estas cinco familias se suman a las de Alexandre Bóveda, Amancio Caamaño y Ramiro Paz, que hace unos meses también apelaron a la justicia universal para que juzgaran como crímenes de lesa humanidad, lo que los juzgados españoles se niegan a encausar, contando con el apoyo también de la Diputación de Pontevedra, que estuvo representada en la entrega al Consulado Argentino por la diputada de Memoria Histórica, María Ortega. La Diputación pontevedresa viene acompañando, tras un proceso iniciado en 2019, la reclamación de las víctimas de la represión franquista en su búsqueda por una justicia que les ampare. A esta Causa Criminal, que lleva el Juzgado Nacional de lo Criminal y Correccional Federal nº 1 de Buenos Aries, del que es titular la jueza María Servini de Cubria, también se han sumado las familias de una veintena de prisioneros gallegos en los campos de concentración nazis.
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