Por José Antonio Martín Acosta
Decadencia entre somníferos
Pesadumbre posmoderna hurtando las ventanas
Con dentaduras muertas
Seres fusilables ocupan la acera
Garrotazo
Mano abierta
Tanta mierda junta cansa
El ámbito de todo lo florecido antes de tiempo
La carcoma pudriéndote los pies
El silencio grosero de cada día
Eyaculando en tu cara
Como una mala película cualquiera
A veces pienso que este mundo es una mierda
Que los gilipollas abundan tanto
Que sería necesaria una pandemia
Y luego me acuerdo
Entre díscolo y asustado
Que en medio de una nos encontramos
Escupiendo cada día cientos de cadáveres
A las aceras atestadas
No mueren los que debieran
Mueren los que lucharon
Los que juraron no prestar jamás obediencia alguna
Los que tienen callos en las rodillas
De tanto soportar la miseria y la dignidad al mismo tiempo
Mueren los que condujeron el taxi
Los que llevaban el autobús como si fuera un florero
Los que aparcaban en las esquinas
Fumando a todo trapo
Mientras se ganaban una multa
Mueren los que hablaban en las asambleas
Gritando testículos de viento
Llenando de voz sus herramientas
Mueren los que firmaban letras como si escribieran con ellas
La novela de sus vidas
Mueren los altivos que decían por mis cojones que no
Mueren los que cargaban tirachinas
Con bolas de acero
Los que se cagaban en Dios y en su puta madre
Si era necesario
Un rugido como un relincho
Un puñetazo en la mesa
Mil octavillas volando
Mueren por doquier
Abandonados como perros
Como sortilegios helados
Como aves extrañas de otra grandeza y otro océano
Ya no conoceremos más
A esos luchadores
Tan cabrones como ellos
Aquellos hijos de puta tan ardientes
Tan asqueados
Tan inalcanzables
Esa generación que corría
Cada vez que se alzaba la mano al sol
Que recibirá hostias como panes
Que sabía quién era a pesar de todo
Mueren en silencio ahora
Cuando la gallardía les abandona
Cuando la miseria se agarra a su garganta
Mueren sin decir adiós
Sin decir esta tierra es mía y aquí me planto
Sin cagarse en Dios o en todos los Santos
Mueren sin haber escrito en su vida un puto currículum
Sin haber mentido nunca a nadie
Con esa mirada desafiante
Ese tronco erguido
Esa barba naciente
Mueren los hijos de puta
Se nos mueren a millares
Eran tan obstinados y tan luchadores
Que nos dejaron un legado
Que no estamos respetando
Eran machistas
Asquerosos
Repugnantes
Pero es que eran de los nuestros
Nuestros cabrones mayores
Nuestros amados hijos de puta.
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