La imagen pública de la monarquía en un sistema democrático es su función más importante. Cuando esa imagen se degrada con comportamientos que faltan a básicos principios de ética política, la sociedad ha de manifestar su rechazo retirando las concesiones honoríficas inmerecidas.
Por Lucio Martínez Pereda
Juan Carlos I huye de la hacienda española y traslada su domicilio fiscal a los Emiratos Árabes ¿ Merece que el gobierno le mantenga el reconocimiento de rey emérito?
Resulta escandaloso que el gobierno no revoque el título de emérito a quien traslada su residencia fiscal para escapar del control de Hacienda. En emiratos no hay IRPF ni se pagan impuestos por ganancias personales
El gobierno tendrá que explicar cómo es posible que el ex jefe del estado español sea mantenido con dinero que le pagan todos los ciudadanos, que no se sepa a cuánto asciende esa cantidad , que escape de la fiscalización de la hacienda española pagando impuestos en otro país, y todo ello sin que se le retire la condición “ honorífica” de emérito.
La imagen pública de la monarquía en un sistema democrático es su función más importante. Cuando esa imagen se degrada con comportamientos que faltan a básicos principios de ética política, la sociedad ha de manifestar su rechazo retirando las concesiones honoríficas inmerecidas.
El escándalo que produce en la opinión pública el comportamiento del ex jefe del estado español se dimensiona con este titular de @elnacionalcat_e : “Juan Carlos I huye de Hacienda”
El desprestigio que la decisión del padre supone para su hijo Felipe VI y el futuro de la monarquía en España es señalado así por El diario digital @Las_Republicas: “La Casa Real española no para de cometer poco ejemplarizantes acciones día sí, día también”
Para finalizar: es factible suponer que habida cuenta de los pocos años de vida que le quedan a Juan Carlos, el único beneficiado de esta operación será el monarca actual que recibirá una gran herencia económica por la que probablemente -tras aplicarle la ingeniería financiera adecuada- no tendrá que pagar ningún impuesto a la hacienda pública española.
Resulta difícil suponer que esta decisión tomada por el padre se haya producido sin contar con la aprobación del hijo.
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