No paramos de rogar

Por Nerea Fernández Cordero

En las pasadas elecciones generales, la participación electoral fue de un 75,7%; una de las más altas de la historia de nuestra democracia. Gracias a los nuevos horarios para la ampliación del voto por correo, mucha gente que reside fuera de la localidad donde están censadas pudieron ejercer su derecho al voto. Esto es lo que debería ser obligatorio: facilitar todas las herramientas que tenga el Estado para que todo el mundo pueda ejercer el derecho tan básico como depositar nuestro voto en urna o poder mandarlo a nuestros colegios electorales. Una democracia que impidiese o pusiese trabas a la hora de elegir su nuevo Gobierno sería un escándalo dentro del territorio nacional. Entonces,¿qué pasa con esos más de 2 millones de personas con nacionalidad española que residen en el exterior? ¿Funcionan las reglas del juego igual para quienes vivimos afuera? No.

La participación en cuanto a voto exterior en estas elecciones ha sido de un 6,16%, cuando solo pudieron rogar el voto un 8,4%.¿Rogar? ¿Se ruega un derecho? Sí. Quienes queremos votar desde el exterior tenemos que ir a nuestra embajada más cercana, registrarnos como residentes temporales o permanentes, y después rogar el voto. Este ruego debe ser aceptado por la Junta Electoral de cada provincia, después te tienen que enviar las papeletas a tu residencia actual y una vez tengas las papeletas en mano, tienes que enviarlas a tu colegio electoral (si eres residente temporal), enviarlas a la embajada donde te hayas registrado, o ir personalmente a depositar tu voto; en estos casos solo si eres residente permanente. Estos votos y esta urna, se envian después a la Junta Electoral. Muchos envíos por correo, demasiados, desde el exterior, para ejercer un derecho democrático. Para más inri, como se ha denunciado, en inumerables veces los votos se pierden. Sí, incluso votos que se han depositado personalmente en urnas en las embajadas y que no llegan a las Juntas Electorales. A pesar de que Correos en España funciona bastante eficazmente y que, al tratarse de papeletas para el voto se activan los protocolos necesarios, en otros países no suele ser el caso, o el sistema de correos es directamente bastante ineficiente. Las papeletas nunca llegan, o llegan tarde o se quedan estancadas en las oficinas de correos de diferentes países esperando a que vaya alguien a buscarlas sin dejar notificación alguna en los buzones.

En estas elecciones autonómicas volverá a pasar lo mismo, y seguramente vendrán acompañadas de una bajada de la participación. El proceso del voto rogado es agotador; tener que volver a rogar para unas elecciones separadas de un mes escaso no es lo propicio, porque este es otro tema: hemos tenido que volver a rogar el voto para las elecciones europeas, autonómicas y municipales. No bastaba con rogar el voto solo una vez, sino que hemos tenido que volver a hacerlo. Y tendremos que volver a pasar el proceso para poder volver a votar. Por si fuera poco, muchas personas se han quedado sin poder rogar en estas elecciones porque las fechas se han solapado: las elecciones generales fueron el 28 de abril y el límite del ruego de voto para las autonómicas fue el 27 de abril.

Partidos políticos como PP, Ciudadanos y PSOE llegaron a lanzar casi en el último día de campaña de las generales vídeos en los que llamaban al voto en el exterior. “Ve a tu embajada y vota”, decía Pablo Casado en su clip de campaña. Lo que parece ser es que nadie le dijo a Casado cómo funciona el voto rogado. Ciudadanos lanzó un vídeo el 3 de mayo para llamar al voto exterior para estas elecciones autonómicas, cuando el plazo para rogar el voto se cerró el 27 de abril. La propaganda del PSOE llegó a los buzones en el exterior antes que las propias papeletas. Sin embargo, la coalición de Unidas Podemos sí que ha incluido en su programa electoral y en sus discursos la lacra de derechos que tenemos la emigración, como rogar el voto o la falta de un retorno digno que incluya a todas las que nos marchamos.

Los países donde más se ha rogado el voto han sido Francia, Alemania y Reino Unido, países con gran movimiento migratorio procedente de España en los últimos años.

Tan solo un breve apunte para la reflexión: el voto rogado se implementó en 2011 con una participación de en torno el 6%, pero en las últimas elecciones sin voto rogado, en 2008, la participación fue de un 32%. Ciertos artículos sugieren que los porcentajes tan bajos de voto es porque no nos queremos involucrar en las elecciones pero estos números nos dicen los contrario: sí nos implicamos pero no nos dejan votar, nos impiden votar con garantías y no nos ponen las facilidades que se deberían proporcionar desde las instituciones. Además, según los datos, los países donde más se ha rogado el voto han sido Francia, Alemania y Reino Unido, países con gran movimiento migratorio procedente de España en los últimos años. Esto demuestra que la emigración que se está marchando sigue conectada con España, y a pesar de la yincana, se implican en la participación electoral. Aunque estemos fuera de nuestro país no nos hemos desentendido y no queremos seguir siendo ciudadanas de segunda. Y para estas próximas elecciones aún muchas papeletas todavía no han salido de España.

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